Guardados

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Por:
  • javier_solorzano_zinser

Apesar de las circunstancias seguimos con signos contradictorios. Si bien hay mucha información, a buena parte de ella cuesta trabajo creerle. Se supondría que en un momento como éste se requiere de una pausa, pero por lo que se ve no es así; seguimos en el toma y daca.

En las conferencias para informar sobre el coronavirus se han dicho cosas que inevitablemente ponen a pensar. Hace unas semanas se hablaba de que no son convenientes actos en que hubiera más de mil personas, pero ayer se mencionó que más bien son cinco mil, quizá en función, o justificación, del evento del Presidente con la Guardia Nacional.

La falta de sistematicidad ha provocado que en muchos casos ciudadanos y gobiernos estatales estén actuando en función de lo que ven, suponen, viven y les dicen sus propios especialistas, más que con base en las indicaciones oficiales.

Es prioritario que se establezca una cohesión nacional, que reconociendo las diferencias, al final permita que todos estemos en el mismo camino.

Las estrategias también se confunden por las decisiones y acciones del Presidente. Decir que se va a apegar a lo que le piden para evitar darle elementos a sus adversarios, le quita valor a lo que se debe hacer, porque siendo que todo lo que dice y hace es seguido en muchos casos de manera casi fervorosa por millones de personas, las indicaciones oficiales terminan por verse como algo menor.

En función de quien es y el seguimiento que se le hace al Presidente, sus reacciones y acciones lo que pueden provocar es que se pasen a segundo plano las indicaciones de su equipo, y por ende el beneficio colectivo. Más allá de las creencias de cada persona, cuesta trabajo entender aquello que llama su “escudo protector”.

Por como se están dando las cosas y por la información que han reportado las autoridades, pareciera que este fin de semana tendremos el banderazo de salida para inevitablemente guardarnos. No se sabe por cuánto tiempo, las experiencias en otros países hablan de tres meses, pero todo termina dependiendo de cómo se enfrente el virus y cómo se presente su expansión.

Algunos de los problemas que podríamos tener tienen que ver con la capacidad de reacción del sistema de Salud. Uno de los grandes riesgos está en la posibilidad de que muchas personas hayan contraído la enfermedad y no lo sepan, y que resulte que cuando lo sepan sea tarde, lo que pueda llevar, entre otras cosas, a que nuestro sistema de Salud eventualmente se colapse.

Si bien no ayuda entrar en los terrenos de agoreros del desastre, es importante que desde donde estemos entendamos la situación inédita, de alto riesgo y que traerá consecuencias que nos van a colocar en muchos ámbitos de nuestras vidas en un antes y después.

¿Cómo va a ser todo esto? Es un enigma. Lo que sí queda claro es que muchas cosas están en nuestras manos, y es por ello que por momentos se agudiza la crítica al Presidente, ya que como cabeza del país es el primero que debe tener prudencia y cautela, como parte de su estrategia.

Un querido doctor nos contaba hace pocos días un pasaje interesante. Una persona caminando por un camino de terracería se encontró cara a cara con la peste. Le preguntó que adónde iba y le contestó que al pueblo para matar a 10 mil personas. Días después se volvieron encontrar y la persona le dijo: Me dijiste que ibas a matar a 10 mil y mataste a 100 mil. Es cierto, le dijo la peste, lo que pasa es que 90 mil se murieron de miedo.

No es momento de paralizarse, de alguna u otra forma todos vamos sabiendo qué hacer, a lo que se debe sumar estar atentos e informados, que no obsesionados, a la información y no dejar de guardarnos y ser solidarios.

RESQUICIOS.

Estos días, en que inevitablemente estaremos guardados, podrían sernos de gran ayuda. Habrá que tener paciencia entre nosotros y buscar que sean días edificantes. Pueden ser momentos para hacer lo que hemos querido hacer y no hemos hecho; se viene una gran pausa en nuestras vidas.