La mera existencia del Subaru BRZ se contrapone a las macrotendencias que vive la industria automotriz moderna. En un mundo donde la viabilidad de los vehículos la dictan los estados financieros, y en donde sólo hay recursos para desarrollar híbridos, eléctricos y SUV, que este pequeño coupé a la vieja escuela sobreviva es todo un triunfo.
El mantenerse fiel a principios como los motores bóxer o los sistemas de tracción integral, si bien le han permitido a Subaru crear una identidad única, también propició que se llenara de problemas financieros hace años, pero afortunadamente un titán de la industria apareció como caído del cielo para formar una alianza estratégica que permitiría a Subaru seguir haciendo las cosas a su manera, me refiero nada menos que a Toyota.
La colaboración entre ambas es profunda, pero la más conocida es sin duda la que permitió crear el pequeño deportivo que hoy nos ocupa, el BRZ, que evidentemente tiene su contraparte dentro de Toyota, el GT86.
¿Nueva generación? El motor sigue siendo de aspiración natural, pero ahora crece el desplazamiento hasta 2.4 litros. En realidad se trata del mismo bloque empleado por el WRX, pero sin el turbo, con lo cual, esta planta de poder es capaz de subir hasta las 7 mil. La potencia se ubica en 228 hp y el torque 184 lb-pie.
Eso sí, el optar por la variante de dos pedales nos da acceso al paquete de tecnologías de seguridad denominadas EyeSight, que integra asistencias a la conducción como frenado automático de emergencia, alerta de tráfico cruzado y alerta de abandono de carril, entre otros.
Interior. La calidad de materiales y ensamble dio un salto importante, se mantiene esa aura como de auto deportivo clásico, pero con paneles y detalles de mejor factura. La atmósfera en el interior es bastante agradable.
La pantalla central táctil es de 8”, hay compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto, la interfaz es fácil de utilizar, hay climatizador automático de dos zonas, volante multifunción, encendido mediante llave inteligente y un sistema de audio muy decoroso.
Manejo. Tras el volante, el Subaru BRZ es una delicia, de esos autos que logran transmitir sensaciones gratificantes con cada giro, cambio de marcha y aceleración.
En el BRZ, el 0 a 100 km/h o la velocidad punta jamás fueron prioridad, éste es un auto que te divierte a velocidades legales.
Brilla más en una carretera sinuosa que en una autopista, la suspensión tiene un ajuste perfecto entre comodidad y deportividad.
