En colonias del norte de la Gustavo A. Madero, como la Ampliación Gabriel Hernández, Cuautepec de Madero o Castillo Grande, lo que predomina es “la ley de la selva”, al tratarse de una zona limítrofe con el Estado de México y cuyas características demográficas y arquitectónicas dificultan la entrada de vigilancia y que la policía esté ausente, consideró Guillermo Garduño Valero, experto en seguridad de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En entrevista con La Razón, el especialista enumeró los aspectos que dificultan la seguridad de los habitantes en esta zona de la Ciudad de México, que tiene semejanza con las favelas de Río de Janeiro.
Garduño Valero ubicó fenómenos como crímenes, impunidad, chantajes policiacos, ventas ilegales de terreno y la imposibilidad de penetración para que haya vigilancia, entre otros.
Destacó que se trata de un lugar de difícil acceso que se caracteriza por asentamientos poblacionales irregulares.
“Un aspecto es cómo se fue poblando, tanto por fraccionamientos ilegales como por invasiones; muchos de estos sitios, sobre todo la parte de las faldas del cerro, se poblaron sin mayor miramiento”, indicó.
Otro elemento a considerar, dijo, es la ubicación geográfica, ya que esta zona está en los límites con el Estado de México y no siempre existe coordinación entre los cuerpos policíacos de ambas entidades cuando los delincuentes van de una a otra.
“Toda la zona limítrofe entre la Ciudad de México y el Estado de México es zona donde la delincuencia puede moverse a placer”.
Por otra parte, explicó que el alto crecimiento demográfico es otro elemento que “solapa” la delincuencia.
“Por ejemplo, en una familia se casa uno de los hijos y se le hace un cuarto junto. Como se les acabó el terreno de la parte baja comienzan hacia arriba; edificios básicamente sin ninguna base y que tienen una composición de carácter familiar. Esto también solapa en mucho toda la delincuencia, porque es prácticamente imposible que entre la policía o alguien”.
Otro de los problemas que caracterizan a esta zona es la falta de ordenamiento territorial, que viene de años atrás, explicó Arturo Tapia Crespo, geólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“No hay un orden urbano, las casas están asentadas donde se vendió un terreno que, en muchos de los casos, fueron abusos, o terrenos que estaban en desorden respecto a todo tipo de reglamento de construcción, así es que muchas de esas viviendas se encuentran en zonas de alto riesgo porque hay inestabilidad”, comentó.
En entrevista con este medio, el especialista explicó que debido a la cercanía de estas colonias con la Sierra de Guadalupe, la población que habita allí corre peligro por la inestabilidad de los taludes.
- El dato: Las colonias ubicadas en el norte de la alcaldía Gustavo A. Madero tienen su origen en asentamientos irregulares sobre las faldas de los cerros del lugar.

