Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) coincidieron en que el Gobierno de la Ciudad de México y las alcaldías deben prepararse para futuras lluvias atípicas, aun si éstas se vuelven frecuentes en la capital; además, deben tomar medidas para evitar futuras inundaciones y socavones.
La investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, Christian Domínguez Sarmiento, consideró que los fuertes chubascos continuarán en los próximos años, por lo que llamó a atender la problemática de los encharcamientos e inundaciones.
“Las lluvias extremas sí pueden seguir presentándose en los siguientes años. Será normal, pero lo que no es normal son las inundaciones y demás afectaciones, porque dependen de lo que nosotros podemos controlar o las medidas que podemos realizar”, explicó a La Razón.

Riñen en Congreso de CDMX al discutir la reforma de transparencia
- El Dato: René Chávez afirmó que si bien se sabe cómo se forman los socavones, es difícil saber cuándo y dónde se podrá originar esta afectación en el suelo de la ciudad.
Al respecto, el investigador del Instituto de Geofísica, René Chávez Segura, alertó que el agua debajo del pavimento permite la formación de agujeros.
Esta situación pone en riesgo no sólo a los automovilistas y motociclistas, también a transeúntes, así como a inmuebles que puedan estar cerca de un socavón, tal como el formado este fin de semana en la Avenida de las Torres, en la colonia José López Portillo, en Iztapalapa, el cual tiene un diámetro aproximado de tres metros.
“Ha llovido a cántaros y la ciudad está construida en lo que fuera un lago. Eso es sabido. El problema es que se generan inundaciones. Debajo del pavimento esta agua va diluyendo los materiales arcillosos del suelo y provoca socavones”, apunta en entrevista René Chávez Segura.
- 26 millones de litros de agua pluvial busca el Gobierno captar al acuífero
- 337 millones de metros cúbicos de precipitación se registraron en junio
El pasado lunes, durante la presentación de los 100 puntos de Acupuntura Hídrica, programa para aprovechar el líquido pluvial, la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, advirtió que las lluvias “atípicas” de junio son ahora la nueva “cotidianidad” de la ciudad.
La nueva normalidad climática en la capital, anunciada por la mandataria local, genera alarmas para el resto de la temporada de lluvias, la cual empezó el 15 de mayo y terminará el 15 de octubre. Esto, porque, de acuerdo con la secretaria de Gestión Integral de Riesgo y Protección Civil, Myriam Urzúa Venegas, lo registrado durante junio es el inicio de este periodo.
“Apenas estamos empezando. Las mayores lluvias se dan generalmente en agosto y septiembre. Tenemos que ver cómo se van a comportar los siguientes meses”, comentó la funcionaria en entrevista con Javier Solórzano, en el programa de YouTube, Al Mediodía con Solórzano.
Con 337 millones de metros cúbicos de precipitación, el pasado mes se convirtió en el junio más lluvioso en la capital en los últimos 57 años, desde 1968. Brugada Molina subrayó que “(durante junio) hemos recibido 337 millones de metros cúbicos de agua, casi el doble del promedio histórico”.
Para dimensionar la cantidad de lluvia, la presa de Valle de Bravo, en el Estado de México, albergó durante junio, en promedio, 244 millones de metros cúbicos. Por otro lado, durante 2024 cayó un total de 765 millones de metros cúbicos de agua de pluvial.
Es decir, el líquido que dejaron las lluvias en la Ciudad de México durante ese mes fue casi la mitad del agua que cayó durante todo 2024 y superior al volumen que hubo en el mismo mes en la presa de Valle de Bravo.
Domínguez Sarmiento, especialista en pronósticos meteorológicos, advirtió que en las próximas dos semanas se espera que persistan los chubascos intensos.
“Después podría ocurrir la canícula, que es una disminución gradual en las lluvias, pero a finales de agosto podría seguir lloviendo y presentarse días con lluvia extrema”, explicó.
La investigadora de la UNAM recomendó al Gobierno capitalino y a las alcaldías eficientar la gestión de la basura y el drenaje, implementar tecnologías para la captación de lluvia y, sobre todo, mejorar los pronósticos meteorológicos a tal grado de saber los puntos específicos que podrían ser afectados para así prever inundaciones.
“En materia de protección civil están muy bien las alertas. Pero hace falta hacer los pronósticos mucho más precisos. Saber qué regiones dentro de una alcaldía serán más afectadas”, apuntó la científica. Para ello, agregó, se requiere de mayor inversión.
Chávez Segura enfatizó además que para evitar los socavones, como los registrados recientemente, el Gobierno capitalino y las alcaldías deben invertir más recursos en la investigación de estos fenómenos.
“Lo que siempre he insistido a las alcaldías es que tengan un equipo de especialistas que cada día monitoree diferentes zonas para obtener un mapa detallado. La Secretaría de Protección Civil ha empezado a hacer mediciones, pero es un reto enorme”, explicó.
De acuerdo con el artículo científico “Mapeo de la susceptibilidad a socavones en la Ciudad de México utilizando el método del peso de la evidencia”, publicado en febrero de 2025, cada año se producen 200 socavones en la capital y al menos nueve alcaldías presentan un riesgo muy alto por este fenómeno.
Los investigadores del Instituto de Geofísica y Geología de la UNAM autores del estudio, analizaron 500 socavones formados entre 2017 y 2020 y mapearon las zonas más vulnerables.
La investigación muestra que 14 por ciento del área de la Ciudad de México presenta un riesgo muy alto, equivalente a la superficie de la alcaldía más grande, Milpa Alta.
Las demarcaciones más vulnerables a socavones, de acuerdo con el artículo, son Cuauhtémoc y Benito Juárez, pues toda su superficie es de riesgo muy alto. Al menos toda la región oeste de Venustiano Carranza e Iztacalco también está en esta categoría, así como las zonas oeste y noreste de Iztapalapa.
Otras alcaldías con riesgo muy alto de socavones son Coyoacán y Miguel Hidalgo, en sus zonas este y las colonias del sureste en las demarcaciones Azcapotzalco y Gustavo A. Madero.


