Abuso de poder

Abuso de poder
Por:
  • larazon

Raymundo

 PRIMER TIEMPO: Se fundió el faro legítimo. Bajito y amable, de fácil trato, Genaro Góngora fue un ministro en la Suprema Corte de Justicia que se ganó respeto por la forma como asumía la lucha por la justicia desde la trinchera liberal, en un tiempo donde el país respiraba conservadurismo. Agradecido por la forma como enriqueció el debate cuando el presidente Vicente Fox quiso meterlo a la cárcel por desacato, el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, dijo que si llegaba a la Presidencia, sería el “faro” legal que lo guiaría. En un país tan polarizado como el de la primera década del siglo, la posición de Góngora lo blindó de asuntos polémicos, como la defensa que hizo de la magistrada Rosalba Becerril —con quien tuvo un hijo— cuando una acusación de manipular la ley, le costó su silla en el Consejo de la Judicatura. Esta semana, de la nada prácticamente, una acusación de la madre de dos hijos suyos que lo responsabiliza de haberla enviado injustamente a la cárcel por la disputa sobre la pensión alimenticia, le estalló en la cara. Góngora ya se disculpó, pero el caso tomó un nuevo giro al enfocarse sobre el magistrado que lo ayudó en el litigio contra la madre, Juan González-Alcántara Carrancá, presidente del Tribunal de Justicia del Distrito Federal durante la administración de López Obrador. El escándalo transpira un abuso de poder, pero tiene otras aristas. Góngora, hoy retirado, va de salida de la polémica desplazado por González-Alcántara, quien es el más fuerte candidato de la izquierda para entrar próximamente al Consejo de la Judicatura. Leticia Bonifaz, consejera jurídica de Marcelo Ebrard en el gobierno del Distrito Federal y bien vista también por López Obrador, es la otra candidata de la izquierda. Es caprichosa la forma como se alinean las estrellas contra González-Alcántara mediante el golpeteo a Góngora, cuyo pasado sirve, deliberada o inopinadamente, para modificar el futuro en el Poder Judicial. Fascinante episodio donde, una vez más, periodismo y política volvieron a juntarse en su cueva de sombras.

 SEGUNDO TIEMPO: La caída del virrey del Edén. En Tabasco, las ramas de todos los árboles políticos se conectan, como en el caso del gobernador Arturo Núñez, y su antecesor inmediato Andrés Granier. De familias muy cercanas, pasaron al choque. Núñez acusa al gobierno de Granier de un desvío por 20 mil millones de pesos, y además de sus propias instancias judiciales, la PGR está colaborando con este caso donde el presidente Enrique Peña Nieto podría presumir que un ex gobernador, priista, pagó por sus corruptelas. Para que esto suceda, claro, tienen que probarse las cosas, pero por la forma como se está moviendo a la opinión pública en contra de Granier, su familia y sus allegados, mediante filtraciones de la PGR sobre riquezas inexplicables, se ven dos juicios en contra de Granier, el público, que casi perdió, y el judicial, que no se sabe aún qué destino tendrá. Al ex gobernador le echan en cara los priistas la derrota del candidato a la gubernatura, Jesús Alí de la Torre, aunque en realidad, Granier quería a su delfín, Luis Felipe Graham. No dejaron que se saliera con la suya los capataces de la campaña presidencial de Peña Nieto, que decidían candidaturas. La mano la llevaba Benito Neme, hijo de un ex gobernador tabasqueño, coordinador jurídico de la campaña y actualmente director de Caminos y Puentes, con el respaldo de quien palomeaba todo, Miguel Ángel Osorio Chong, actual secretario de Gobernación. Sometieron a Granier y le impusieron a Alí de la Torre como candidato. Granier aceptó, aunque existen indicios que fue de dientes para afuera. Empresarios en Cancún vinculados a su controvertido hijo Fabián, metido en negocios multimillonarios, aportaron dinero para la campaña presidencial pero, de acuerdo con indiscreciones que no podrán probarse porque los dineros eran cash, no sirvieron a Peña Nieto, sino a candidatos perredistas en Tabasco, donde el priista perdió casi dos a uno frente a Andrés Manuel López Obrador. Hay un tufo de traición que huelen los priistas en Granier, cuyo pleito no es sólo con su compadre Núñez, que en él ha visto consolidar su futuro, sino en casa, donde por las dudas y por si acaso, tendrá que pagar las cuentas que debe.

 TERCER TIEMPO: No sólo de amor sobrevive un político. Pocos gobernadores del PAN tuvieron tantos problemas con el gobierno panista de Felipe Calderón que el de Luis Armando Reynoso Femat en Aguascalientes. Priista de nacimiento, se convirtió al panismo en el que nunca terminó de encajar. Dos veces lo expulsaron del partido, y sobrevivió la primera. La segunda no, en agosto de 2010, tras haber apoyado al candidato del PRI a la gubernatura, Carlos Lozano a ganar. Durante mucho tiempo, las imputaciones a Reynoso Femat de corrupción en su gobierno, no alcanzaron a ser escuchadas por Lozano. Pero los vientos cambiaron ante el ejemplo tabasqueño con Andrés Granier, leído oportunamente por Lozano, cuyos acuerdos electorales con Reynoso Femat —que jugó contra el PAN— borró antes que lo borraran a él por inacción contra su antecesor. Así fue. Esta semana, la procuraduría estatal amplió el caso en contra de Ventura Vilchis Huerta, director del Instituto de Salud con Reynoso Femat, por la desaparición de un tomógrafo que costó 13.8 millones de pesos, y acusó a Reynoso Femat de presunto peculado, bajo la sospecha de haber utilizado esos recursos en sobornos a diputados federales para que le ayudaran con sus presupuestos en San Lázaro. No será lo único por lo que lo puedan colgar. Hay un proceso en contra de sus ex secretarios de Finanzas y Desarrollo Económico por irregularidades en la cuenta pública que ascienden a mil 500 millones de pesos, y no lo ayudan las extravagancias de su hijo, Luis Armando, que se dedicó a subir a YouTube los videos de sus fiestas y excesos en los que incurría cuando su padre era el mandamás hidrocálido. Es decir, hay elementos sólidos y objetivos en su contra, y factores subjetivos y frívolos, pero moralmente demoledores, como las aventuras de su hijo. Reynoso Femat dice que no tiene problema. Pero eso dicen todos cuando sienten el fuego en los pies y no saben cómo apagarlo.

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