Ahí vienen los zopilotes

Ahí vienen los zopilotes
Por:
  • Ramon-Sosamontes

Las Vegas. Y los dueños de la guerra en EU siguen vendiendo armas como si fueran hot dogs. Y ni así cambian, menos Trump. Diecinueve rifles en el hotel Mandalay Bay piso 32 y dos con mira telescópica. No dicen las notas periodísticas que cada año mueren 33 mil 880 por disparos, 93 por día. Que hay 310 millones de armas entre los ciudadanos.

Ay, España, a 42 años de muerto Franco, quiere desunirse y Rajoy sólo poniéndole más leña.

México: Lo primero que debemos hacer es espantar a los zopilotes que aparecen ante la tragedia, sean del color que sean. Correr a los buitres que gozan de antemano con los recursos que deben aplicarse en la reconstrucción.

Ya sabemos que siempre habrá sismos, vivios en una zona de temblores, la CDMX se asentó en una gran laguna y los “urbanistas” a través de los siglos desde la conquista fueron secando artificialmente.

Veamos los desastres en Tláhuac y San Gregorio, Xochimilco, construyendo sobre las chinampas, secando los canales que les dieron de comer muchos años. En otros lugares edificaron sobre lo que fueron ríos y pantanos y en algún momento renacerán arrollando a la gente que vive ahí.

Así estamos en Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Edomex, Tabasco, Nuevo León y Puebla, con todo y el Popo, y así todo el país con zonas de riesgo. Ningún presupuesto puede enfrentar esas calamidades naturales. Sismos y huracanes.

A Miguel de la Madrid le tocó a medio sexenio, a Enrique Peña Nieto a meses de terminar y en medio de la lucha por el poder algunos zopilotes revolotean.

Tenemos que acostumbrarnos a vivir con esa inestabilidad en nuestras vidas seamos pobres, ricos, poderosos, empresarios u obreros, gobernantes, hombres que se sintieron poderosos y en ese momento hombres débiles y frágiles. Pero, eso sí, listos a servir en la solidaridad, aunque sea por unos días. Y siempre derrumbes que dan más dolor, como el del colegio Rébsamen de la CDMX. Después hasta zopilotes aparecen.

Hay que evitar que se lucre con la tragedia, aguas con los coyotes de varios colores. NO lucrar con el dolor de los que perdieron su casa y que algunos perdieron a sus familias.

Algunos ya saboreaban las “mieles” de la reconstrucción y se cambió de táctica, ahora serán los propios pobladores quienes participen en la autoconstrucción, con asistencia técnica, acceso a créditos baratos que se darán para los habitantes de clase media.

La autoconstrucción en zonas oaxaqueñas y de Chiapas, y en comunidades guerrerenses, para que se hagan de acuerdo con nuestras costumbres y tradiciones culturales.

No se trata de construir a través de desarrolladoras o constructoras, eso fracasó en Guerrero, sino de reconstruir casa por casa de la población afectada.