Ayuntamientos: Los cimientos podridos

Ayuntamientos: Los cimientos podridos
Por:
  • larazon

Salvador Camarena

Para saber qué tan sana está, a la República se le puede tomar el pulso en sus ayuntamientos. Durante la semana pasada pudimos confirmar que el ritmo al que “laten” varios —e importantes— municipios, es alarmante.

Vamos a Guadalajara. Así se presenta la regidora tapatía Elisa Ayón Hernández, importante priista en aquella localidad: “No soy la Virgen de Guadalupe, si fuera la Virgen de Guadalupe Dios me tenía en un pinche nicho en una iglesia y sería Santa Elisa ¡y persígnense, cabrones! No soy Santa Elisa, soy una mujer que me ha costado mucho trabajar por el bien de la sociedad”.

La priista fue grabada, y luego balconeada, al pedir la renuncia de personal de la dirección de cementerios de la capital de Jalisco. Así reclama lo “suyo”: “El desmadre del Ayuntamiento de Guadalajara es el panteón en general, porque es un pinche desmadre; el alcalde no se mete porque soy yo, porque soy yo… la que manda en panteones”.

Vamos a Ensenada. Alguna vez le escuché decir al enólogo Hugo D’Acosta que en el Valle de Guadalupe él y otros empresarios lograron construir el vergel que produce vinos de calidad mundial porque allá, en Baja California, no tenían encima “el peso de las pirámides”. Porque como no había nada, se sentían liberados de la “grandeza” del pasado mexicano, así que se pusieron a chambear en construir algo para el presente. Lo que D’Acosta no sabía es que “la pirámide” de nuestra cultura de la corrupción amenazaría con aplastarlos.

La semana pasada, en una turbia sesión del cabildo de aquel municipio de la esquina noroeste del país, se aprobó que el ayuntamiento pueda cambiar el uso de suelo del valle de agrícola a habitacional. El lugar que produce el 90% del vino mexicano está en peligro de muerte. Convocados de último minuto, los regidores llegaron la noche del jueves a dar su albazo. Cuestionados sobre la súbita sesión, los regidores incluso mintieron: dijeron que iban a un festejo navideño. Así se las gastan.

Sumemos a lo anterior a Matamoros, donde lo único que le quedó como opción a la presidenta municipal fue pedir a sus gobernados no salir a la calle ante la posibilidad de más violencia luego de un fin de semana con enfrentamientos que dejaron una docena de muertos. Agreguemos el más reciente escándalo de la inefable administración del alcalde Héctor Robles Peiro en Zapopan donde en una “revisión de rutina” un joven fue asesinado por un policía. No fue un accidente, fue uno más de los hechos que son lógicos cuando desde las máximas autoridades municipales emana un ambiente en el que son toleradas las violaciones a los derechos humanos.

Y está, por supuesto, el caso del michoacano Ygnacio López Mendoza, edil de Santa Ana Maya, torturado y asesinado luego de que había denunciado con una huelga de hambre frente al Senado presiones del crimen organizado.

El Pacto por México quiso construir una casa, diría Eduardo Guerrero, empezando por el techo. Los cimientos están podridos. No es que la semana pasada fuera excepcional. Lo excepcional es la amnesia deliberada: que optemos de nuevo por creer que un presidente fuerte nos dará una República robusta. No es así, ya lo sabíamos, pero decidimos olvidarlo.

salvador.camarena@razon.mx

Twitter: @salcamarena