De fechas y predicciones

De fechas y predicciones
Por:
  • claudia_guillen

Han pasado quince años de la llegada del mítico año 2000 y con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que todas las expectativas que se generaban, en el imaginario colectivo desde muchos siglos atrás, no se cumplieron.

Por supuesto, que me refiero a este velo de misterio con el que se le ha dotado al fin de un milenio y al inicio del otro. Dado que uno de los pensamientos que ocupan las mentes de la mayoría de los individuos es la pregunta de cuándo será el fin de los tiempos. Es decir, se ha tomado esta fecha como un referente exacto del “fin del mundo”. Tanta es la preocupación que ha generado esta idea que ha sido parte central de relatos cinematográficos, literarios y pictóricos. Incluso gracias a ello se ha llegado más allá y se piensan en otros mundos extraterrestres, como una posibilidad para evadir esa realidad, que a muchos nos atemoriza. Así lo muestra el género de la ciencia ficción que ha destapado diversos cuestionamientos sobre el qué hacemos en este planeta llamado Tierra.

Podemos encontrar ejemplos que ilustran lo antes dicho en ejercicios literarios que hoy por hoy se presentan como clásicos. Pensemos en La guerra de los mundos, que fue escrita y publicada por el narrador y filósofo británico Herbert George Wells en las postrimerías del siglo XIX. En ella, el autor, relata la invasión marciana a la tierra. Se trata, pues, de la primera obra literaria que toma esta invasión alienígena como tema central del relato. Y si bien ha sido reelaborada, a lo largo del tiempo, a través de filmes, revistas y hasta videojuegos, sin duda, su mayor impacto se da cuarenta años después de su publicación en una adaptación radiofónica que lleva a cabo el 30 de octubre de 1938, Orson

Welles (1915-1985).

Muchos sabemos del gran gigante histriónico que era Welles —quien no lo conozca puede acercarse a él a través de una de sus películas más icónicas: El ciudadano Kane (1941)—, pues resulta que este monstruo de la cinematografía mundial dio voz en la radio, en forma de noticiario, a la adaptación que se había realizado de La guerra de dos mundos. En ella se hablaba de naves marcianas que acabarían con las fuerzas norteamericanas valiéndose de aparatos altamente tecnológicos que liquidarían cualquier indicio de vida humana en la faz de la tierra. La cuestión fue que quien no oyó desde el principio esta emisión radiofónica no se enteró de que se trataba de un ejercicio de ficción. En consecuencia, quien comenzó a escuchar “tarde” esta adaptación se sintió atrapado en el mundo de Wells, como un personaje más, y testigo de primera mano de lo que será el fin del mundo pues habría gases que dejarían atrás cualquier resto de vida en el planeta.

La mayor pesadilla se estaba volviendo una realidad tangible para los radioescuchas que asumieron que se trataba de una noticia real la cual provocó un total caos y pánico en las calles de Nueva York y Nueva Jersey. Ni la prensa ni la policía se daban abasto para apoyar a los oyentes que estaban en una “histeria colectiva”. Orson pidió perdón al día siguiente por ese “falso noticiario” y de ahí despuntó su carrera como uno de los grandes de la cultura fílmica.

No creo exagerar si digo que este episodio fue apocalíptico para quienes se detuvieron a escuchar los cincuenta y tantos minutos que duró el relato. Y esta palabra que relacionamos con el “fin de todo” es la que nombra el último libro de la Biblia, Apocalipsis, en donde se aluden diversos temas, que en general, nos remiten ese desastre y a esa pérdida. Sin embargo, en este mismo relato se refiere, también, al número doce que simboliza las doce tribus de Israel y los doce Apóstoles. Doce: como el número de meses que marcan la temporalidad de un año en el calendario occidental.

Nuestro país fue escenario de grandes culturas precolombinas. Una de ellas, la cultura maya, que destacó por sus profundos conocimientos en temas astrológicos y matemáticos. Esta civilización se caracterizó por crear un sistema de calendarios en donde se registraban los movimientos del sol, la luna y las cosechas, entre muchos otros datos que eran fundamentales para el día a día de quienes integraban esta civilización. En esta cosmogonía los mayas predijeron que “el fin del mundo” llegaría el 21 de diciembre de 2012, predicción que por fortuna fallaron nuestros antepasados.

Otro de los referentes indispensables, con relación a diversos eventos que se han dado a lo largo de la historia, es Nostradamus. A quien como sabemos se le toma como el gran profeta y quien en 1555 publica Las centurias. Si bien en este libro no hace referencia a la fecha exacta del “fin del mundo”, sí habla sobre la profecía de que un asteroide impactará a la Tierra.

Se acaba el 2015 y el mundo no ha sido atacado ni por marcianos ni por zombis ni por asteroides. Por el contrario, el cambio de centuria se ha hecho de forma más palpable, por lo menos para quien esto escribe, con los nuevos descubrimientos tecnológicos, y junto con ellas se descubren nuevas formas de enunciar al mundo, quizá de una mejor manera. Por qué no pensarlo; desearlo y hacerlo. Por ello dejo atrás la ficción y la catástrofe para que en esta realidad que enviarles mis mejores deseos en este año que está por comenzar.

Nos vemos el otro sábado, si ustedes gustan.

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