Democracia de excusas

Democracia de excusas
Por:
  • larazon

Luciano Pascoe

La democracia mexicana pasa por una etapa de gran dificultad. Prueba de ello es que actores de todos lados se comportan infantilmente en temas que debiesen enfrentar con seriedad. Así es la partidocracia.

Para disfrazar la incompetencia propia o el temor a la derrota, unos y otros cruzan descalificaciones y acusaciones, cuando lo que se requiere es talante democrático para asumir los errores propios y salir a la calle a dar la cara en la conquista del electorado, o siquiera convencer del mero acto de votar.

Quizá los que mayor sorpresa generaron fueron los catorce organismos electorales locales que salieron a decir que no tenían dinero suficiente para organizar sus elecciones estatales, como si esto eximiera de responsabilidad a quienes deben ser autoridades, y a los gobernadores de ser parte de la democracia.

La integración de los consejos electorales ha sido motivo de debate persistente. A pesar de haber logrado construir amplios consensos en los nombramientos, los partidos acusan reparto por cuotas.

Por su parte, los contendientes preparan la ruta ya no para la elección sino para el conflicto postelectoral. Su mira está en el 8 de junio, cuando ante las derrotas aquí y allá necesiten de los argumentos que hoy siembran para gritar fraude e inequidad.

El Movimiento de Regeneración Nacional está en su primera elección como partido, pero sus líderes son viejos practicantes del conflicto. Quienes un día mandaron al diablo a las instituciones y hoy le extienden la mano para hacer uso de las prerrogativas públicas, buscan constantemente atacar la competencia.

Sus argumentos se construyen en la paranoia incesante que señala una mafia etérea, que les ha robado la presidencia con la complicidad de aliados y opositores, a quienes en un momento denuestan y otros abanderan como candidatos o viceversa.

En el DF, por ejemplo, hay una batalla abierta por despensas almacenadas que, asegura Morena, usará el PRD con fines electorales; el PRD dice que Morena también acopia despensas y lo único claro es que ambos partidos conocen de operación política y reparto de dádivas en tiempos electorales.

Mientras Andrés Manuel está en campaña rumbo al 2018 y aparece en todos los spots de su partido, el PRD sigue enfrentado consigo mismo y no atina a definir su rumbo ante la desbandada de militantes que optan por el mismo Morena, Movimiento Ciudadano u otro partido. Si avanzan las investigaciones por la Línea 12 del Metro en los próximos dos meses, Marcelo Ebrard y Movimiento Ciudadano clamarán que es una jugada electorera en su contra.

El PAN aprovecha cualquier oportunidad para vacunarse de las derrotas, y denuncia que puede ser perversa la organización de un partido el día de la elección por el abstencionismo y desinterés en la jornada electoral, que el futbol podría generar, así que sería mejor reprogramarlo.

Esta percepción la comparte Morena ,que añadió que hay sospecha porque el uniforme de la selección nacional es verde, lo que puede influir en la decisión de algunos electores y beneficiar al Partido Verde. La condescendencia de estos políticos muestra que no respetan a los ciudadanos a quienes piden su voto.

En el Verde están a la ofensiva en medio de disputas por sanciones que las autoridades le han impuesto y advierten que están al borde de la bancarrota. El PRI, en cambio, se sabe adelante en las encuestas y no tiene incentivos para atacar al INE y, claro, ¿para qué inconformarse de una contienda en la que vas ganando?

También hay actores que rechazan la democracia como la vía para decidir y buscan impedir las elecciones. La CETEG y la CNTE advierten que boicotearán activamente el proceso para imponer su voluntad, mantener sus privilegios y acrecentar su capacidad de presión.

Tanto la partidocracia como las autoridades electorales tienen entre sus obligaciones promover la cultura democrática y la formación ciudadana, pero se vienen 60 días de campañas cuyo resultado será una victoria del abstencionismo. La gente no quiere participar, está harta.

Aunque no sorprenderá que la participación no se acerque al 40%. Una vez más mostrará la disociación entre los partidos a la sociedad y no faltarán las voces que señalarán que el congreso electo no representa a más de la mitad de los mexicanos.

Ni los partidos políticos ni las autoridades electorales hacen ejercicios de autocrítica, todos se lavan las manos. No se hacen responsables y endosan la factura al resto, mientras el desencanto con la democracia crece para dejar que otros decidan.

luciano.pascoe@gmail.com

Twitter: @lucianopascoe