Despreciar al consumidor

David López Cárdenas

A más de un año de promulgada la reforma constitucional en telecomunicaciones, este miércoles la Cámara de Diputados cerró el ciclo legislativo con el que se concreta la aplicación de los ajustes normativos en esta materia, a través de la legislación secundaria.

Esta reforma, aprobada casi por unanimidad en abril de 2013 por el Senado, fue aplaudida incluso por los partidos de izquierda, que en voz de Jesús Zambrano la catalogaban como el primer paso a la justicia social.

Pero algo cambió y es que la inminente constitución del Morena como partido político causó escozor en la cúpula perredista, que optó por cambiar el discurso y tratar de aparejar su postura opositora a la del intransigente López Obrador, buscando con ello mantener su base electoral estable.

Todo indica que la llegada de Morena al plano democrático fue percibida como una amenaza para el PRD y sus filiales, ya que esto los obliga a compartir el mismo mercado electoral y la mejor forma de permanecer en el ánimo de su público cautivo es homologando sus posturas a las radicales de AMLO.

De ello da testimonio el voto en contra por parte de PRD y del bloque izquierdista en la aprobación de las leyes reglamentarias de una reforma que significa beneficios directos e inmediatos para una población acostumbrada a servicios de telecomunicación deficientes.

La eliminación de la larga distancia, la portabilidad de números telefónicos, la alternativa de cancelar un contrato cuando el prestador de servicios incumple con las cláusulas pactadas, la posibilidad de acceder a Internet en 250 mil espacios públicos, una mayor oferta cualitativa en contenidos televisivos y los beneficios a usuarios de telefonía de prepago, son algunas de las múltiples bondades que la reforma en telecomunicaciones ofrece a los mexicanos.

Pero esto poco le importó a la dirigencia del PRD, que prefirió evidenciar a sus legisladores y marcarles la línea a seguir en la votación de las leyes secundarias, aun cuando algunos de ellos habían externado su voluntad de votar a favor con tal de retener un determinado número de votos que les permita conservar el registro partidista.

En una era en la que nos encontramos en la cuarta generación de derechos humanos que comprenden el acceso a la información, votar en contra de la modernización de nuestro marco jurídico para garantizar el libre flujo de datos es un cálculo riesgoso del PRD y le puede representar un alto costo político.

De ese tamaño es el miedo que genera en el PRD la irrupción de un nuevo partido político, que prefiere dar la espalda a la población en lugar de procurar su bienestar.

 PUNTO FINAL

El INE otorgó registro a tres nuevos partidos políticos. Con la llegada de Morena, Partido Humanista y Partido Encuentro Social, serán 10 institutos políticos los que participarán en la contienda electoral del próximo año.

Ante las bajas tasas de participación que se presentan en las elecciones intermedias y la imposibilidad de los nuevos partidos para crear alianzas con otras fuerzas políticas, las nuevas organizaciones tendrán un reto mayúsculo para mantener su registro.

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