Diez días que estremecieron al mundo

Diez días que estremecieron al mundo
Por:
  • Ramon-Sosamontes

Años antes México insurgente, dos míticos libros sobre dos revoluciones, la rusa y la mexicana. Escritas por un periodista, John Reed, que estudió en Harvard, quién lo diría.

El primero dio a Francisco Villa figura de líder de la Revolución y no de bandolero, el segundo hace un relato del inicio del poder bolchevique, con Vladimir I. Lenin como líder junto con León Trotsky, con quien trabajó en el Buró de Propaganda Revolucionaria.

“TODO EL PODER PARA LOS SOVIETS”. “El 7 de noviembre (antes octubre 25 en el calendario juliano vigente en esa Rusia) me levanté muy tarde. Cuando salía a Nevski, en la fortaleza de Pedro y Pablo retumbó el cañonazo de las doce. El día era húmedo y frío. Frente a las puertas cerradas del Banco del Estado había armados con fusiles y con la bayoneta calada. ¿Quiénes son ustedes? —pregunté—, ¿del gobierno?

¡Ya no hay gobierno! —respondió sonriente un soldado—. Gracias a Dios.

Esto fue todo lo que logré sonsacarle”.

8 de noviembre: Lenin “era un hombre bajito y fornido, de gran calva y cabeza abombada sobre robusto cuello. Ojos pequeños, nariz grande, boca ancha y noble, mentón saliente, afeitado, pero ya asomaba la barbita tan conocida en el pasado y en el futuro. Traje bastante usado, pantalones un poco largos para su talla. Nada que recordase a un ídolo de las multitudes, sencillo, amado y respetado como tal vez lo hayan sido muy pocos dirigentes en la historia. Líder que gozaba de suma popularidad —y líder merced exclusivamente a su intelecto— ajeno a toda afectación, no se dejaba llevar por la corriente. Firme, inflexible, sin apasionamientos efectistas, pero con una poderosa capacidad para explicar las ideas más complicadas con las palabras más sencillas y hacer un profundo análisis de la situación concreta en la que se conjugaban la sagaz flexibilidad y la mayor audacia intelectual. (…)

“Subió Lenin. Estaba de pie agarrado a los bordes de la tribuna, recorriendo con los ojos entornados a la masa de delegados y esperaba, sin respirar, ante la creciente ovación, que duró varios minutos. Cuando ésta cesó, dijo breve y simplemente: HA LLEGADO LA HORA DE EMPRENDER LA CONSTRUCCIÓN DEL ORDEN SOCIALISTA”. El programa en ese momento era “PAZ, Tierra y PAN”. Tan simple y necesario en ese momento.

Ahora a un siglo: el capitalismo bárbaro existe. Se sufrió a José Stalin y Mao Tse Tung, la revolución cultural; el Khmers Rojo en Camboya, dictaduras a nombre del socialismo, un presidente lunático en Corea del Norte.

Vladimir Putin es el presidente fuerte de aquella Rusia y miles de hombres y mujeres que dieron su vida en el siglo XX para conquistar la felicidad y terminar con la explotación del hombre por el hombre quedaron en un muro.

John Reed, editorial Progreso de Moscú. Primera edición. Citas, capítulo IV, página 98, “Con la caída del gobierno provisional”. Segunda cita, página 143 del libro ya referido.