El PAN era una fiesta

El PAN era una fiesta
Por:
  • larazon

Gil Gamés

Gil lo leyó en su periódico Reforma. Jorge Luis Preciado, coordinador del grupo parlamentario del Partido Acción Nacional, transformó las oficinas de la Junta de Coordinación Política, dentro del Senado de la República, en el salón de festejos de su esposa. Fiestón para la dama, puros para los caballeros, trago a discreción, el Mariachi Loco quiere bailar, o como se diga. Ya sabe que yo la quiero mi reina y pongo a la República a sus pies. Esos son políticos y no pedazos, isiñor. Faltaron, eso sí, algunos caballos, uno que otro toro de lidia, pero no se puede todo. Según le informan a Gamés, payasos y jumentos sí hubo. La nota de Claudia Guerrero dice que Jorge Luis Preciado cantó “El Rey”. Caracho, ya no se puede hacer una fiestecita particular en el Senado porque llueven las críticas malintencionadas.

Resulta que los panistas son fiesteros. El coordinador de los diputados panistas, Luis Alberto Villarreal, se mudó hace unos meses a un departamento de 250 metros en el piso 5 de la calle Euler, en Polanco. Su periódico Reforma informa (orma-orma) en una nota de Verónica Ayala: desde que llegó, el diputado se ha vuelto un dolor de cabeza para los vecinos. El diputado es fiestero, le gusta el karaoke y la pachanga. Los vecinos juran y perjuran que sus fiestas duran hasta la mañana siguiente. Villarreal vive con la guapísima Merilyn Gómez, diputada del Movimiento Ciudadano y activista defensora de los animales.

Antes de seguir hay que detenerse (así se dice): Gil confiesa que también le gusta el karaoke y que tiene muy puestas dos o tres baladas románticas. Le gusta la cantada, como dicen los políticos. ¿No le creen a Gamés? Pero no nos desviemos: la fiesta de inauguración del departamento del diputado, un open-house a lo bestia, duró cuatro días, del 9 al 12 de noviembre. Reviéntese con Gamés esta canción, diputado: Ayyy, cuánto me gusta el gusto, y toda la parranda y todo se me va en beber, qué haré para enamorar a esa pérfida mujer. ¿Le gustó diputado? Ya en serio, por qué no hace una fiesta que dure 15 días e invita al Niño Verde, que por cierto lleva ya un rato largo sin aparecer en la prensa, seguro se muerde los nudillos de la ansiedad.

Hace unos días, Luis Alberto y Merilyn organizaron en su piso una fiesta de éxitos de los ochentas en español. Van a perdonar a Gil, pero su autoridad en baladas lo vuelve un juez impertérrito (gran palabra): la juventud busca divertirse sanamente. Mju. Nadie sabe a qué horas trabajan para devengar los salarios que cobran, pero no vamos a detenernos en naderías. Ahora mal: si se trata de cantar unas rolitas de Mijares y Emmanuel, de José José y Juanga, de las Pandora y las Flans, el Congreso puede esperar: ¿cuáles reformas?, ¿leyes secundarias?, ¿de qué hablan?, en la noche cantamos las viejas baladas que nos curtieron el corazón hasta volverlo un odre.

La diputada Merilyn no se apellida Monroe, pero no le hace falta, es guapa como ella sola; diputada, ¿a qué hora va por el pan? Ella afirma en la página de Internet donde aparece su perfil esta maravilla: “los diputados tienen mala fama por los lujos excesivos, los escándalos. Hay que borrar esa idea”. En sus ratos libres hace “servicio social con perros y gatos”. Perroscigatos. Le gustan los libros, en especial Muchas vidas, muchos maestros de Brian Weiss, “trata de un tema muy profundo, la reencarnación y esas cosas”. ¿Saben qué?: mejor sigan cantando a Mijares. ¿El PAN era una fiesta?

La máxima de Jules Renard espetó dentro del ático: “Estupidez humana. Humana sobra, realmente los únicos estúpidos son los hombres”.

Gil s’en va

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Twitter: @GilGamesX