INHALA Y EXHALA

INHALA Y EXHALA
Por:
  • larazon

Carmen Amescua

Cuando tenía quince años fumar era glamoroso, era el pasaporte seguro al grupito de las niñas bien: bien bitches, bien mal portadas, bien liberadas y bastante rebeldes. Pero mi entrada al clan lo tuve que conseguir de otra manera. Por más intentos no logré convertirme en fumadora empedernida. Esa parte del glamour me la dieron los tacones, el tabaco nunca.

Pero ahora es diferente, fumar se ha convertido en las últimas décadas en el mismísimo diablo. Peor aún después de que Eric Lawson, el hombre Marlboro, e icono de esa empresa nos lo confirmara muriendo en enero por un problema pulmonar (EPOC) a los 72 años. Causado básicamente por el humo del cigarro. Hoy la moda es ser sano, hacer un ironman, correr como gamo, comer orgánico, retorcerte como un pretzel en la clase de yoga y sobre todo meditar. ¿Porqué meditar? Porque cada que respiras profundamente tus células se oxigenan. Lo cual te rejuvenece, te tranquiliza, y aumenta tu capacidad de concentración entre otros múltiples beneficios.

Si lo vemos a detalle hacer ejercicios respiratorios está íntimamente ligado a la costumbre de fumar. Al principio la gente se engancha al cigarro por cuestiones psicológicas, después se genera adicción a la nicotina. La dependencia aparece por que el consumidor le da a este hábito un gran poder. La mayoría opina que relaja, que ayuda a pensar, a dormir, a bajar el enojo, a relacionarse, etc. Es como tener a la mano un amuleto milagroso. Ahí se guardan de manera inconsciente, sensaciones, asociaciones, recuerdos, valores que lo identifica como algo placentero y poderoso. Una vez que ya nos casamos con esa idea, dejarlo está en chino. Lo curioso es que pocos relacionan el patrón respiratorio (meditativo) de un fumador con la tranquilidad que sienten después de haber fumado. Una persona tarda entre 5 y 15 minutos en terminarse un cigarro y le da de 12 a 15 golpes. Una especie de mini meditación.

Según Georgina León Portilla psicoterapeuta e instructora de yoga, cuando una persona está nerviosa, estresada, ansiosa, su respiración se vuelve superficial, llenando sólo una parte de los pulmones, el hacer una pausa y respirar profundamente ayuda a bajar el estado de tensión. Eso es lo que provoca el cigarro, una inhalación y exhalación profunda que relaja. Por eso los ejercicios de respiración (sin humo) suelen ayudar a conseguir casi el mismo efecto que fumar pero sin las secuelas negativas.

Has una prueba. Saca tu cigarro y sin encenderlo dale las mismas 15 bocanadas de siempre. Observa qué sensación tienes… Lo peor que podría suceder es que algún acomedido te ofrezca su encendedor…o que descubras que lo tuyo es respirar oxígeno puro y no humo.

Aviso parroquial: Todos los lunes estaré en el programa Hola México con la sección “Estilo de Vida” por Azteca 7 entre las 11.30 y 12.30 del día. Nos vemos aquí y allá la próxima semana.

camescua7@hotmail.com

Twitter: @Carmen_Amescua