¿Izquierda esclerótica o audaz y competitiva?

¿Izquierda esclerótica o audaz y competitiva?
Por:
  • larazon

Emilio Sánchez Santiago

Quince millones de mexicanos votaron por la “Izquierda” en las elecciones de julio de este año. Sin duda un número muy considerable, que se tradujo en una fuerte bancada en el Congreso, un carro completo en el Distrito Federal, y tres gubernaturas estatales.

Casi una tercera parte del espectro electoral mexicano simpatiza con los líderes y candidatos de los partidos políticos de “Izquierda”, y los apoya electoralmente. Por esto, es razonable aceptar la existencia de un mandato político a estos partidos, lo que a su vez conlleva una responsabilidad.

Más allá del momento electoral, sigue el ejercicio responsable del mandato obtenido, y la representación estricta de los deseos e intereses de sus seguidores y adherentes.

La primera prueba para la “Izquierda” vino muy pronto, en la forma de la iniciativa de reforma de la anquilosada y disfuncional Ley Federal del Trabajo. El Presidente Felipe Calderón no quiso terminar su presidencia sin intentar modificar y modernizar esa reliquia judicial del siglo XX.

La situación que presenta el país en materia laboral dista mucho de ser satisfactoria. México no ha creado el número de empleos que es necesario para dar ocupación digna y formal al pueblo mexicano. Tal como lo demuestra la tabla adjunta, la creación de empleo ha sido raquítica durante el sexenio de Felipe Calderón.

Las causas de este raquitismo laboral son múltiples, y varias de las más importantes son ajenas al gobierno federal. Por ejemplo, la crisis financiera y económica sufrida por Estados Unidos desde 2008, ha afectado severamente a nuestra economía y a la generación de empleo.

Lo anterior no debe impedirnos reconocer que la Ley Federal del Trabajo es hoy en día una rémora del crecimiento económico, y una fuente de corrupción profunda del mercado laboral. Las modalidades que han surgido de esa corrupción van desde el llamado “charrismo sindical” hasta los “contratos de protección”, pasando por las limitaciones de las Juntas Locales de Conciliación y Arbitraje.

 Nuestra economía exige un mercado laboral flexible, moderno, adaptable, permeable, competitivo y sostenible a mediano plazo. “Lo que resiste se quiebra”, dijo un político de antaño, con una buena dosis de sabiduría. México no necesita la rigidez esclerótica del mercado laboral que imagina la Ley Federal del Trabajo, sino la flexibilidad que impone la competitividad internacional.

Decepciona constatar que la bancada izquierdista prefiere defender el “status quo”, y preservar un mercado laboral ineficaz, insatisfactorio, insuficiente, y corrompido.

México necesita de una “Izquierda” audaz, moderna, orientada al futuro, competitiva y a la altura de los tiempos. De poco sirve a México, una “Izquierda” que se nutra en las ideas, hoy obsoletas, de un puñado de políticos de mediados del siglo XX.

La verdadera defensa del sector trabajador se debe centrar en la creación de empleos sostenibles, en la mayor competitividad que necesita nuestra economía, en la flexibilidad que reconozca las modalidades del trabajo de los jóvenes y las mujeres, en el teletrabajo, en la tercerización, en los periodos de prueba y capacitación, y en la transparencia sindical. Estas son las verdaderas “conquistas” de los trabajadores, y no la preservación de la corrupción en el mercado laboral.

emsanchez@prodigy.net.mx