La importancia del cero en las finanzas públicas

La importancia del cero en las finanzas públicas
Por:
  • larazon

Emilio Sánchez Santiago

Dedicado a mi amigo y amigo de los números, Julio Ricaud

El número cero fue introducido en Italia en el año 1200 aproximadamente, por Fibonacci (Leonardo Pisano) quien publicó su famoso libro Liber Abaci, en el que presentó además del número cero, la muy conocida serie matemática que tomó su nombre.

Fibonacci no inventó el número cero, sino que lo recogió del sistema numeral Hindú-Arábigo desarrollado en el siglo V de nuestra era, el cual integraba al número cero no solamente como un espacio para mantener un lugar, sino como un verdadero número. Desde entonces, el cero tiene un asiento propio en la república de los números.

En nuestro tiempo, el número cero ha adquirido una nueva e inesperada connotación, derivada de la crisis financiera que ha asolado al mundo. Hoy en día, el cero significa orden, equilibrio, templanza, sensatez, prudencia, y ante todo sanas finanzas públicas.

¿De dónde surge esta interpretación del cero? Del terrible desequilibrio financiero en el que han caído casi todas las economías altamente desarrolladas. En efecto, las finanzas públicas de estas economías han registrado déficits significativos durante el último lustro, causados por la incapacidad, incompetencia y renuencia de sus gobernantes a elevar impuestos o a reducir gastos. Gran parte de la tormenta financiera que aun se siente en Europa está relacionada con los déficits presupuestales.

La tabla adjunta presenta el balance estructural presupuestario del gobierno de cada una de las siete economías más desarrolladas, excepto China, durante el periodo 2008-2012. Como se puede observar, en ningún caso se alcanza el déficit presupuestal cero.

Este es el verdadero contexto en el que se debe entender la intención clara y rotunda del gobierno de Enrique Peña Nieto. Al proponer un presupuesto nacional que alcance el equilibrio exacto entre ingresos y egresos, y por ende un déficit cero, Peña Nieto está manifestando su decisión política de administrar al país con rigor macroeconómico y prudencia financiera.

En momentos en los que nuestro vecino del norte se enfrenta al mayor déficit presupuestal desde la Segunda Guerra Mundial, México se compromete a manejar sus finanzas públicas con pulcritud calvinista, forzándose a igualar ingresos y egresos, y a alcanzar un déficit presupuestal de cero. En momentos en que España tipifica los estragos que causa el manejo populista y manirroto de las finanzas públicas, México se presenta a los mercados de capitales como un administrador estricto y conservador.

Más aun, Enrique Peña Nieto recoge, consciente o inconscientemente, la mayor preocupación de muchos mexicanos ante el “retorno del PRI a Los Pinos”, es decir, el temor al caos y desorden financiero que legaron al país anteriores presidentes priistas y la ataca de raíz: déficit presupuestal cero. En este sentido, Peña Nieto actúa como estratega y estadista; no da lugar a que ese temor ante la “restauración” prospere. La primera gran decisión del Presidente Peña Nieto ha sido contundente, oportuna y atinada.

emsanchez@prodigy.net.mx