La larga travesía

La larga travesía
Por:
  • marcoantonioa-columnista

Atentos a la solución de las necesidades y de los retos de día a día, no resulta fácil hacernos a la idea de encontrarnos en el inicio de una travesía cuyo puerto de llegada está ubicado a un año de distancia.

Es casi innecesario señalar que las aguas están sumamente agitadas por factores internos y externos. Entre los internos siguen destacando las desigualdades, a las cuales se han venido sumando, de manera notoria, los cotidianos y justificados señalamientos de corrupción y un clima de violencia e inseguridad crecientes, para no enumerar un extenso listado de otros asuntos que dañan nuestra convivencia. Entre los externos sobresale la complejidad creciente de nuestra relación económica y política más importante, acelerada el último año como resultado de la actitud inamistosa del actual presidente de Estados Unidos.

Por lo pronto, lo único claro son los términos y, sobre todo, los tiempos establecidos en los ordenamientos jurídicos del proceso para la renovación de los poderes ejecutivo y legislativo federales, los cuales, si se comparan con los de otras naciones, se antojan algo más que excesivos.

Ya se ha señalado reiteradamente por muchos observadores y analistas, se trata de un proceso muy costoso en términos monetarios, sobrerreglamentado en lo operativo y no exento de riesgos en el terreno político, precisamente por la conjunción de factores antes aludidos, los cuales difícilmente podrán ser atendidos en el curso del proceso electoral y poselectoral e incluso podrían verse agravados.

Mucho se ha dicho acerca de una democracia que no llega todavía a los 20 años de edad y, si hemos de creer los resultados de mediciones realizadas por instancias con solidez, es motivo de amplia insatisfacción en la sociedad, tanto por su costo como por sus resultados. Por si eso fuera poco, tengo la percepción de que en esta ocasión el complicado entramado democrático enfrenta un reto mayúsculo, es decir de dimensiones equivalentes a las fundadas preocupaciones del conjunto social.

En este panorama surgirán propuestas de diverso calado para arribar a una nueva etapa en la vida de la sociedad mexicana, las cuales irán, como es normal en estos casos, desde el análisis concienzudo de los problemas y la propuesta de soluciones viables, hasta el canto de las sirenas, sin que ninguna de la fuerzas políticas en la contienda tenga la exclusividad de unas u otras.

Después de siete meses de navegación política tendrá lugar la obligada escala en las urnas y es deseable que su manejo se realice con claridad para no abrir el paso a mayores turbulencias. Y todavía habrá que vivir cinco meses de administración sin objetivos, sea cual fuere el resultado electoral.

Nada de lo dicho es novedoso, pero hay que repetirlo cada vez, con la esperanza de que entre las ofertas de gobierno podamos escuchar la de hacer menos prolongada, costosa y riesgosa esta travesía que México vive cada seis años.