La muerte de Neruda

La muerte de Neruda
Por:
  • larazon

Renato Sales H.

Pablo Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe militar que dio un vuelco a la historia de Chile. Murió, señala la versión oficial, de un cáncer de próstata.

Pero no es lo mismo morir del cáncer que morir con cáncer, asesinado, y eso es lo que se pretende averiguar una vez que sus restos mortales sean exhumados en éste que viene, el primer domingo de abril.

Al momento de su muerte todo estaba listo para que el poeta se refugiara en nuestro país. Los buenos oficios del entonces embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá, hacían posible, e inminente, ese traslado.

La tumba del poeta se encuentra a un costado de esa casa maravillosa en la Isla Negra. Esa casa frente al mar, llena de caracolas, escarabajos, mariposas y mascarones de proa. Conchas de todas las playas del planeta.

Lo cuenta Isabel Allende en La Casa de los Espíritus: “La tropa allanó la casa, dieron vuelta a sus colecciones de caracoles, sus conchas, sus mariposas, sus botellas y sus mascarones de proa rescatados de tantos mares, sus libros, sus cuadros, sus versos inconclusos, buscando armas subversivas y comunistas escondidas, hasta que su viejo corazón de bardo empezó a trastabillar. Lo llevaron a la capital. Murió cuatro días después”.

Sus cercanos afirman que lo mataron, que un médico recién llegado a la clínica Santa María de Santiago le inyectó algo en el estómago. Eso es lo que tendrá que investigar el equipo de peritos, una vez que los restos se trasladen al laboratorio de antropología de la unidad especial de identificación forense en Santiago.

Según la minuta de trabajo médico legal, cuatro especialistas extranjeros y cuatro de la universidad de Chile trabajarán en la selección de muestras óseas para análisis toxicológico, con el fin de indagar si las sustancias halladas son de origen químico o biológico. Entre los peritos se encuentra el español Francisco Etxeberría, quien en 2011 analizara los restos de Salvador Allende para determinar la veracidad de la versión del suicidio del ex presidente en “La Moneda”.

El material de la investigación permite advertir que el periódico El Mercurio, del día 24 de septiembre de 1973, informó que el poeta murió “a consecuencia de un shock sufrido luego de habérsele puesto una inyección”. Entre otros, es el propio Martínez Corbalá quien asegura que Neruda estaba muy lejos de encontrarse agonizante.

En mayo del 2011 el periodista Francisco Marín publicó en la revista Proceso una entrevista concedida por Manuel Araya Osorio, chofer y mensajero de Neruda. Ahí dice el periodista: “Todo estaba dispuesto para que el poeta y Premio Nobel de literatura, Pablo Neruda, se exiliara en México.

Había viajado de su casa en Isla Negra a Santiago de Chile y un avión enviado por el gobierno mexicano estaba listo para recogerlo. Sin embargo, tuvo que ser internado en la clínica Santa María. Avisó por teléfono a su mujer, Matilde Urrutia, y a su asistente, Manuel Araya, que un médico le había puesto una inyección en el estómago. Unas horas después murió. Araya —quien estuvo al lado del poeta en sus últimos días— cuenta a Proceso un secreto que lo ahoga: El poeta “fue asesinado”.

Relata Araya que junto con Matilde habían ido a Isla Negra a buscar algunas pertenencias del Poeta, entre otras sus memorias. Neruda les llamó y les dijo: “Vénganse rápido, porque estando durmiendo entró un doctor y me colocó una inyección”.

Y así decía Neruda: “Dejo a los sindicatos/del cobre, del carbón y del salitre/mi casa junto al mar de Isla Negra/ Quiero que allí reposen los maltratados hijos/de mi patria, saqueada por hachas y traidores/desbaratada en su sagrada sangre/ consumida en volcánicos harapos”.

El funeral de Neruda se convirtió en la primera manifestación contra la dictadura: Lo narra Isabel Allende: “La gente iba en silencio. De pronto alguien gritó roncamente el nombre del poeta y una sola voz de todas las gargantas respondió: “Presente”.

rensal63@hotmail.com