La suspensión de Venezuela del Mercosur

La suspensión de Venezuela del Mercosur
Por:
  • rafaelr-columnista

Uno de los primeros efectos de la recomposición política que se vive en América Latina y que, por pereza intelectual, ciertos medios definen como “giro a la derecha”, es la crisis de Venezuela en Mercosur. Habría que recordar que la incorporación de Caracas a esa alianza comercial creada por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay en 1991, es muy reciente. Y que la pertenencia de Venezuela al bloque ha sido siempre controversial e inestable.

Fue en 2012 que se logró la incorporación de Venezuela a un foro regional al que no pertenece plenamente. La decisión fue obra de la alianza coyuntural entre Hugo Chávez, Dilma Rousseff, Cristina Fernández y José Mujica, más que de la integración orgánica de la economía venezolana al sistema comercial del Cono Sur atlántico. Una de las últimas ideas de Chávez, consciente de que su enfermedad coincidía con la caída del precio del petróleo y el debilitamiento de su red geopolítica con Rusia e Irán, fue hegemonizar Mercosur y Unasur desde el bloque del ALBA.

La entrada de Venezuela al Mercosur y el inicio del proceso de admisión de Bolivia fueron obras de la voluntad política de Chávez, en sus dos últimos años de gobierno. La posición de Caracas dentro del organismo fue frágil desde entonces y, sobre todo, después de la muerte de Chávez. Entre 2013 y 2014, antes de que llegaran Mauricio Macri a la presidencia de Argentina o Michel Temer a la de Brasil, hubo quejas de incumplimiento de resoluciones del organismo por parte de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

El primer capítulo de la actual crisis estalla en julio de este año, cuando Uruguay traspasó a Venezuela la presidencia pro tempore del organismo, generando objeciones de otros miembros por los incumplimientos acumulados por Caracas desde 2012. Esa crisis tuvo lugar antes de que Dilma Rousseff fuera destituida. A partir de septiembre, cuando la alianza comercial se negó a que Caracas ejerciera por su cuenta una presidencia no consensuada, el conflicto escaló.

Si bien las causas profundas del diferendo son estructurales —la falta de pertenencia de la economía venezolana a ese marco de integración comercial y financiera— el choque político entre gobiernos con distintas agendas diplomáticas atiza el desencuentro. La reacción del gobierno de Nicolás Maduro al rechazo de su presidencia pro tempore llevó el conflicto al plano de las declaraciones mediáticas, toda vez que Caracas demandaba ejercer el liderazgo de la alianza a la vez que acusaba de “golpista” al gobierno de Temer y de “reaccionario” al gobierno de Macri.

La suspensión no equivale a una exclusión de Venezuela de Mercosur, como sostienen tantos medios leales a Caracas. Venezuela sigue siendo un estado miembro, pero su representación carecerá de voto hasta que cumpla con las resoluciones violadas. En todo caso, es difícil imaginar cómo logrará remontar esta crisis un gobierno cuyos funcionarios llaman “cobardes” e “hipócritas” a los mandatarios de los otros países miembros.

rafael.rojas@3.80.3.65