La travesía inicial

La travesía inicial
Por:
  • marcoantonioa-columnista

Es obligado admitir, y lo hago con gusto, que mis aprehensiones acerca de las posibilidades de un manejo doloso del proceso electoral fueron fútiles.

La amplitud del triunfo de Andrés Manuel López Obrador no deja dudas acerca de la decisión mayoritaria de la ciudadanía de propiciar el renuevo de la vida política de México. Al lado de la euforia del triunfo fue tranquilizante la civilidad democrática mostrada por los candidatos derrotados, allanando el camino. También es digno de mención el gran aplauso que arrancó López Obrador en su alocución triunfal al hacer mención a la actitud del Presidente Peña.

Para las dos grandes fuerzas que dominaron el escenario gubernamental hasta hace dos días, viene un arduo y complejo período de recomposición, por no decir de supervivencia. Además, como dije en una colaboración anterior, hemos de vivir cinco meses de administración sin objetivos, a la vista del resultado electoral.

Pero en el quehacer del Presidente electo no todo será coser y cantar, pues a partir de ayer tiene frente a sí las siguientes tareas:

Dar respuesta a las presiones de quienes se sumaron a su movimiento durante la etapa de la campaña electoral, bajo los criterios tradicionales de apoyar en espera de una recompensa política.

Elaborar en detalle, como lo anunció en el estadio Azteca, el programa de gobierno que ya está esbozado en el Proyecto de Nación 2018 – 2024.

Sentar las bases para las relaciones institucionales con los gobiernos estatales, tanto con los resultantes del reciente proceso electoral, como con los que ya se encuentran en funciones.

Enfrentar la tarea de enorme complejidad técnica y política que es el armado del presupuesto federal, en el cual cabrá la posibilidad de considerar la

desaparición de dependencias y entidades, así como la creación de otras nuevas, lo que implicará reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal en vigor. Desde mi perspectiva y la de muchos que se han ocupado del asunto con una visión experta, uno de los cambios más urgentes es la erradicación de la responsabilidad en materia de seguridad nacional de la Secretaría de Gobernación. Esta decisión debería ser el punto de partida para aspirar al éxito de la reedición de aquella Legión Mexicana de Madrugadores que era motivo de envidia en mis años mozos.

Armonizar la construcción presupuestal federal, con el armado de los presupuestos estatales, en particular en los 9 estados en los que habrá cambio de gobierno. Definir los criterios para el manejo de las relaciones exteriores, de manera relevante con el gobierno de los Estados Unidos de América, pero sin dejar a un lado el trato con China, lo que quede de la Unión Europea y con la compleja variedad de regímenes latinoamericanos.

Confirmar, finalmente, la composición de su equipo de gobierno, pues en la travesía inicial algunos mostrarán eficacia y otros que no tienen tamaños para lidiar con sus responsabilidades.