La TV y las buenas palabras

La TV y las buenas palabras
Por:
  • larazon

Salvador del Río

La democracia es la necesidad de

doblegarse, de vez en cuando, a las

opiniones de los demás

Winston Churchil

Con el arribo de dos nuevas cadenas de televisión abierta, la opinión pública ganará en el avance de la pluralidad en la comunicación, que es una de las condiciones de la diversidad de opiniones en la democracia.

Conocí a Jacobo Zabludovsky aquél día de noviembre de 1947. Un grupo de niños acompañados al piano por Luis Fernández de Castro, participábamos en la jornada inaugural de la estación XEX, con la que Alonso Sordo Noriega intentaba ampliar las opciones en el cuadrante radiofónico de aquella época.

Después de muchos ensayos, Guillermo de Toscano, el productor, nos había llevado a la casona de Córdoba 48, formando un grupo en el que participaba, entre otros menores, la ya para entonces estrellita Alicia Rodríguez, La Pipa, figura principal en el elenco.

El joven Jacobo, casi imberbe —vistoso saco a cuadros, corbata de moño— conducía desde el micrófono las presentaciones y los espacios noticiosos de aquella primera emisión.

2015: setenta y un años después de aquella jornada memorable, en el universo de los medios electrónicos se abre la puerta a la pluralidad imaginada por el idealista Sordo Noriega, con la inminente aparición de dos nuevas cadenas de televisión abierta que ensancharán la gama de posibilidades al espectador, gracias a la magia de la tecnología moderna.

Jacobo Zabludovsky ha recorrido el largo camino de la comunicación, desde la prensa escrita en sus primeros años como reportero, pasando por las épocas de oro de la radiodifusión y los avances tecnológicos, que sin embargo de su prodigio, no impidieron la concentración empresarial, contraria a la diversidad democrática, hasta la apertura a la competencia que hoy permite alcanzar nuevas metas en el mundo de la comunicación.

En todos esos años hubo voces, como la de Zabludovsky, persuadidas de la ética que implica la dignidad profesional y el respeto a las audiencias, que han esperado el advenimiento de la nueva época que se avecina en la industria de la radiodifusión y la televisión. Decir la verdad y decirla bien, es obligación del comunicador.

En una entrevista radiofónica, Jacobo Zabludovsky obtuvo una amplia explicación, cargada de ideas, del responsable de una de las dos empresas a las que fueron asignadas las concesiones de las nuevas redes de televisión, que estarán en el aire en los próximos meses. Francisco Aguirre, radiodifusor por dinastía, es uno de ellos. La licitación para la concesión de las nuevas cadenas es el resultado de la reforma en telecomunicaciones aprobada por el congreso de la Unión y por las legislaturas de los estados, a iniciativa del Presidente Enrique Peña Nieto, recordó Aguirre. Es, dijo, una oportunidad para los empresarios del ramo de las telecomunicaciones, de participar lealmente en una competencia en el universo de más de cien millones de mexicanos. Pero hay algo más: en esa competencia, comparable a las lizas electorales, cada una de las empresas se someten cada día, cada mañana, a un proceso en el que el público

—como el ciudadano en las urnas— emite su voto al decidir su preferencia por la opción a la que mejor considera, en el espectro que tiene ante sí. Para lograr ese propósito, las nuevas cadenas disponen

—y así lo expresa Francisco Aguirre— del enorme acervo del talento creativo del mexicano, capaz de aprovechar y enriquecer el horizonte de las telecomunicaciones.

Hacer más amplio ese panorama de perspectivas, para dar al ciudadano un material que responda a sus expectativas, es uno de los resultados tangibles, incontrovertibles, de una reforma que contribuye al avance de la democracia.

 Gazapos. Expliquemos hoy el origen y significado de la palabra que encabeza esta sección. ¿Qué es un gazapo? Es una equivocación, aplicada casi siempre al idioma, cometida por distracción o por ignorancia. Si bien gazapo, derivado del latín, significa conejo joven y en sentido figurado agazaparse es ocultarse, gazapo también procede del latín, pero de la palabra gazafatón, que es una cosa malsonante o indecente. Es un yerro cometido en el lenguaje, un disparate. Cuidado con ser objeto de una corrección mordaz cuando escribimos o cuando hablamos y, por inadvertencia o desconocimiento, incurrimos en un gazapo.

srio28@prodigy.net.mx