La vida subterránea

La vida subterránea
Por:
  • claudia_guillen

Los personajes que pueblan nuestra memoria han sido muchos y éstos –ya sea a través de folletines, relatos literarios o cinematográficos, o bien, de programas radiofónicos y de televisión–, se han convertido, quizá, en una fuente externa que alimenta los mitos; los miedos, las alegrías y las estéticas, que parecieran pernoctar en la personalidad de cada individuo.

Sabemos que los relatos de ficción siempre tendrán su sustento en el imaginario de sus autores y que éste se nutre del entorno donde han vivido y han nacido, salvo algunas que otras excepciones. Los personajes saltan, pues, como si fueran conejos del sombrero de un mago para que después de construidos nos seduzcan de tal forma hasta que llegamos a buscar en ellos algo de la esencia nosotros mismos. Si bien es cierto, que un escritor se hace a partir de su contexto también es cierto que muchas veces se mueve de ese espacio para transitar otras realidades diametralmente opuestas a las suyas, como lo hizo el escritor español Arturo Pérez Reverte a principios de este siglo XXI.

Entiendo que la relación de este autor ibérico con nuestro país se fue robusteciendo gracias a sus múltiples visitas a nuestra tierra y, con el paso del tiempo, se consolidó su gran admiración por nuestra geografía y las diferentes culturas que se agrupan en ella. Así fue como contactó al gran periodista y escritor César Güemes para que él a su vez lo contactara con gente de su tierra. Pues, Pérez Reverte, tenía pensado hacer una novela alrededor de las figuras del narcotráfico. Güemes y Pérez Reverte gozaban de una amistad de tiempo atrás y el primero no dudó en presentarle a Élmer Mendoza para llevar a cabo ese trabajo de campo que resultó en la novela La reina del sur (2002), dedicada a ambos autores mexicanos, ellos lo introdujeron en el cosmos de la ciudad, en su lenguaje verbal, en su gastronomía, en su cultura en general, pues.

Esta novela tiene como eje temático relatar el mundo del narcotráfico a través de las acciones de su protagonista, Teresa Mendoza, oriunda de Sinaloa,

quien llega a ser una de las líderes del crimen organizado en los más altos niveles de tráfico de drogas a nivel internacional.

En el momento de la promoción de su libro Pérez Reverte dijo que una de las motivaciones de escribirla fue llevar a cabo un narcocorrido de gran aliento. Y, por supuesto, que no se alejó de esa premisa pues se trata de un relato de más de 500 páginas en donde Teresa Mendoza se erige como una mujer fuerte y decidida que deja atrás ese destino trágico: su pareja sentimental es asesinada y ella sale de su natal Sinaloa para huir rumbo sur de España. En el viejo continente establece diversas relaciones, pero quizá la que más la marca es la vida futura de ese personaje es la que tiene con otro narcotraficante que también es asesinado. Después de estar un tiempo en la cárcel, Mendoza, sale de ahí y logra toda una industria alrededor del tráfico de droga convirtiéndose, así, en la más importante proveedora de droga en varios países de Europa y África.

El perfil emocional de Teresa Mendoza se revela como una suerte de cripta cerrada pues sus emociones apenas se muestran como si al no hacerlo se fortaleciera su carácter. Ella se desenvuelve como una eficiente y fría ejecutiva para constituir “imperio”. La novela está diseñada a partir de las acciones de su protagonista y mientras la novela avanza se van intercalando los puntos de vista de quienes la acompañan, para de esa forma consolidar la figura de la mujer por la que profesan una gran admiración, más allá de que sean sus subordinados, amigos o rivales.

La vida subterránea de Culiacán fue retomada por Pérez Reverte para llevar a cabo este relato que no se detiene a reflexionar sobre los personajes, sino que éstos parecen ser avasallados por los acontecimientos de todas las aventuras que se generan en las persecuciones y cómo logran no ser atrapados.

Han pasado catorce años de la publicación de este relato que logró un éxito en ventas. De ahí se genera la serie televisiva La reina del Sur en la que Kate del Castillo encarna a la protagonista. Su actuación fue muy convincente y la serie, al igual que el libro, fue muy bien recibida. Tal vez esta experiencia marcó tanto a la actriz que sintió que algunas de las características de la heroína creada por Pérez

Reverte le pertenecía también a ella. Y que ese mundo creado desde la ficción narrativa podría ser idéntico al mundo que habitan los narcotraficantes. Tal vez por ello decidió conocer a El Chapo de primera mano para así palpar qué tanto la realidad superaba a la ficción. Creo que es claro que en este caso la primera superó a la segunda, dejando atrás a Teresa Mendoza y a su romántica y exitosa vida de narcotraficante para dar paso al relato de una realidad que de tan contundente podría parecer inverosímil.

Nos vemos el otro sábado, si ustedes gustan.

elcajondelacostureralarazon@gmail.com

Twitter: @ccvvgg