Lo que nos está pasando

Lo que nos está pasando
Por:
  • larazon

Luciano Pascoe

Ayotzinapa nos ha enfrentado a nuestra incompetencia frente a la realidad. Como ningún evento reciente, la masacre (desaparición) de los estudiantes de la Normal rural nos ha cimbrado como país, y nadie, donde quiera que se ubique en el espectro político puede ignorar que estos hechos cambiaron muchas cosas. Como todos veo, leo, y escucho el debate, las consignas, los reclamos y creo —con honestidad— que como sociedad no entendemos lo que esta pasando. Más aún lo que nos está pasando.

Veo a “tirios” diciendo que fue el Estado y a “troyanos” asegurando que fueron los narcos y sus sicarios. Ambas posiciones se encierran y no dibujan grotesco vínculo que hay entre todos los involucrados.

Lo que nos está pasando es algo mucho más turbio y tal vez hasta más trágico que cuando el Estado usaba su violencia contra nosotros los opositores. Es mucho más dramático que la persecución política por

ideas o posturas.

Lo que está pasando hoy surge de una enorme porción de la población que se ha movido a la economía de la violencia, al sustento de la muerte, a la supervivencia con la ilegalidad y es esa inercia la que nos ha llevado a estar en una descomposición honda. Podemos ubicar a la pobreza como motor de ese movimiento y también a la inmovilidad social. Pero el movimiento está.

Ayotzinapa es una escuela en la que conviven un altísimo contenido ideológico y una dura violencia que emana del crimen organizado que opera ahí, o lo que es

más: gobierna ahí.

Lo que le ha pasado a este país con el crecimiento de los tentáculos violentos y económicos del crimen organizado es que la violencia ya no viene de dónde siempre hemos visto que emana, es más, los policías que participaron en Iguala son agentes que responden a sus jefes sicarios, narcos.

Lo que percibo es que culpar a Enrique Peña Nieto, gritar que fue el Estado y decir que esto se parece a los 70, nos fomenta un estado de engaño como sociedad. La izquierda está urgida de construir una reflexión que en su profundidad logre pararse frente a la realidad, y no darle la espalda.

El país tiene miles de chavos que son narcos y sicarios; y asimismo medios de supervivencia corruptos, de ellos algunos tienen contenido ideológico, la mayoría, no.  Es la violencia como negocio, no como agenda.

Ignorar desde el pensamiento crítico que esto existe, que ahí está y que no tiene que ver con nosotros y nuestras ideas, es doloroso pero indispensable.

La de Iguala no parece ser una masacre por ideas o posiciones políticas —no dudo que las haya en el país y que hay que estar atentos a ellas— pero esta fue violencia sorda esa que emana de la locura de esta descomposición.

Hoy la vida vale poco; la droga, mucho; y para que la política no estorbe a la droga y su dinero, los muertos se han hecho costumbre.

Lo que nos está pasando es que no vemos que esta ola de violencia y crimen nos hunde a todos, no tiene sentido ideológico, ni ruta política, ni se explica por derechas o izquierdas.

luciano.pascoe@gmail.com

Twitter: @lucianopascoe