Niñez desprotegida

David López Cárdenas

Esta semana se conmemoró el primer Día Mundial contra la Trata de Personas con la finalidad de crear conciencia entre la población sobre los nocivos efectos del tráfico humano.

En este contexto, el diagnóstico que la ONU realizó con relación a esta problemática presenta grandes desafíos para las naciones que la padecen, específicamente, en lo que concierne a la protección de los grupos más vulnerables ante este fenómeno.

Destaca que, una vez más, el sector infantil es uno de los principales afectados por una práctica ilegal que, desafortunadamente, involucra a un nutrido número de países en los cinco continentes.

De acuerdo con datos de la ONU, 27% de las víctimas de trata de personas a nivel mundial son niños, con una mayor vulnerabilidad para el género femenino pues 2 de 3 menores víctimas de trata, son niñas.

Entre los irracionales fines por los cuales estos niños son privados de la vida y de la libertad se encuentra la explotación sexual, el trabajo forzoso y la extracción de órganos, lo cual nos habla de los peligros a los que se enfrenta uno de los grupos más indefensos de la sociedad: la niñez.

Es incuestionable que ser niño se ha convertido en una condición difícil y la indiferencia ante esta situación ha permitido que hoy la niñez se enfrente a adversidades inimaginables para generaciones pasadas.

La migración forzada, el comercio sexual infantil, la explotación laboral, el agravamiento del acoso escolar, la privación de la libertad con fines de mendicidad y el tráfico de órganos son, sin duda, asuntos que requieren de la atención inmediata de gobiernos y sociedad, conjuntamente.

Las omisiones en las que incurra una nación en protección de su niñez, comprometen todo proyecto de continuidad a mediano y largo plazos, pues representan una renuncia expresa a la oportunidad de resarcir los vicios del pasado a través de las generaciones futuras.

Instituir un día en el calendario para conmemorar la lucha en contra de los grandes males de la humanidad es un acto meramente protocolario que es ineficaz si no viene acompañado por determinaciones multilaterales coordinadas para erradicar problemas que no conocen fronteras.

 Punto final... La crisis por la que atraviesa la monarquía española que generó la abdicación del Rey Juan Carlos en su hijo, el hoy Rey Felipe VI, ha tenido que tomar decisiones como permitir auditorías externas en las finanzas de la realeza o prohibir que sus padres e hijas puedan trabajar en el sector privado, entre otras medidas que buscan reivindicar a la monarquía frente a la opinión pública.

Ante el hartazgo expresado por la sociedad española, parece que estas acciones son insuficientes y sólo sirven para ganar tiempo ante la muy posible desaparición de la monarquía en España.

davidlopezcardenas@gmail.com

Twitter: @DavidLpzC