Raúl Castro en México: reencuentro y futuro

Raúl Castro en México: reencuentro y futuro
Por:
  • larazon

Alejandro Armengol

El mandatario cubano Raúl Castro viaja a la tierra desde donde zarpó a conquistar el poder en su país en 1956, bajo la dirección de su hermano Fidel y con un grupo de expedicionarios, entre los que se encontraba Ernesto Che Guevara. Para él será un reencuentro con la historia —y seguramente se encargará de enfatizarlo en los discursos—, pero también de cara al futuro.

El encuentro en Mérida de Castro con el presidente mexicano, Enrique Peña, durante la visita que se realizará entre el 5 y el 7 de noviembre, responde al objetivo visible de reafirmar el relanzamiento que iniciaron los dos gobiernos en noviembre de 2013.

No hay que olvidar la histórica relación que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha mantenido siempre con La Habana, en una convivencia mutuamente provechosa donde la ideología —e incluso la política desde una óptica doctrinaria— fueron siempre colocadas a un lado.

Como se ha anunciado, ambos jefes de Estado revisarán “los principales temas de la agenda bilateral y regional en los ámbitos político, económico y de cooperación”, así como se prevé la firma de nuevos mecanismos de cooperación en materia de comercio y turismo, y de un nuevo memorándum de entendimiento sobre inmigración. Pero hay mucho más en juego.

Para México la ocasión necesaria, en lo político, de darle un vuelco a la situación de desventaja —incluso embarazosa— que significó verse marginado como mediador entre Washington y La Habana, en las negociaciones que culminaron en los que, con cierta premura y simpleza, se ha dado en llamar “deshielo”. A ello se une el siempre necesario “bautizo” de un baluarte de la izquierda tradicional latinoamericana, en momentos de cuestionamiento y crisis de imagen por razones que van del narcotráfico a la corrupción. Mientras que en lo económico, un momento privilegiado con el fin de profundizar —y explorar— el interés mexicano de invertir en la isla.

En lo que respecta a Cuba, dos importantes escenarios enmarcan esta visita: uno nacional y otro latinoamericano.

Raúl Castro viaja a México en medio de un plan sostenido —con avances y retrocesos—, no sólo para atraer la inversión extranjera sino para desmarcarse, al menos en apariencia, de una categorización ideológica y política rígida.

Esta atracción de capital extranjero, y de facilidades de crédito, comienzan a concretarse. Aunque en muchos casos todavía están más cerca de la ilusión y la búsqueda que dé resultados concretos. Al mismo tiempo, se ha señalado que Cuba atraviesa por una nueva crisis de liquidez y ha solicitado una prórroga en algunos de sus pagos.

Como suele ocurrir en lo que respecta al caso cubano, las noticias son siempre una mezcla de realidad y espejismo, dos elementos con los que siempre han jugado muy bien los hermanos Castro. El viaje a México de Raúl cuenta también con esa combinación, compleja y muchas veces enigmática, donde se sobrevaloran logros y se esconden fracasos; algo por otra parte que nunca ha sido ajeno a un sistema totalitario.

Viajes a la isla de directivos de compañías estadounidenses —como American Airlines, Heinz Kraft, Carterpillar y Home Depot— que no pasan de un tanteo del terreno, acompañado de los ocasionales mojitos. Pero también acuerdos concretos, como el de Madrid y La Habana, para refinanciar la deuda a corto plazo que Cuba tiene con España, y que asciende a 201.5 millones de euros (222 millones de dólares). Un necesario alivio para una economía carente de dinero para pagar sus deudas.

Donde el escenario no es muy promisorio para Cuba, desde el punto de vista político, es en Latinoamérica.

Una victoria en la Argentina del candidato de la oposición derechista, Mauricio Macri, en las elecciones presidenciales del 22 de noviembre, debilitaría fuertemente la tradicional alianza latinoamericana, formada —y financiada— por el difunto presidente venezolano Hugo Chávez, ya que a ello se une la crisis por la que atraviesa el gobierno brasileño de Dilma Rousseff y la incierta situación existente en Venezuela, donde se anticipa una derrota también del chavismo en las elecciones parlamentarias de este año.

Por todo ello, el viaje de Raúl Castro a México es más que la continuación del camino emprendido en noviembre de 2013, con el relanzamiento de las relaciones, y un acto de reciprocidad a la visita de Peña Nieto a la isla, a principios de 2014. Resulta una avanzada en que el gobierno de La Habana busca mantener su presencia en la región con nuevos —o no tan nuevos— aliados que le brinden el necesario soporte.

*Director

editorial de

Cubaencuentro