Foto Tomada de De la Epopeya un Gajo
La figura de Manuel del Refugio González Flores (1833-1893) ha sido debatida más de una vez. Militar y político, ocupó la Presidencia de país de 1880 a 1884. Tuvo participación en contra de la intervención estadounidense, en la Guerra de Reforma (bando del Partido Conservador) y en la intervención francesa (en las filas liberales, al servicio de Juárez). Cercano a Porfirio Díaz, alcanzó prestigio en el Ejército de Oriente hasta la investidura de General de División y Ministro de Guerra.
De la Epopeya un Gajo (Editorial Las Ánimas, 2015), del historiador Morelos Canseco González: apasionada crónica de los avatares bélicos y políticos de su bisabuelo materno. La Razón conversó con el autor sobre esta nueva edición (primera impresión, 1993): que es, indiscutiblemente, una rigurosa investigación sustentada en la memoria familiar de un ex presidente, que fue denigrado por la prensa porfiriana y redimido, más tarde, por el historiador Daniel Cosío Villegas.
¿Cómo fue el método para conformar esta biografía? Recreo las largas y repetidas conversaciones con mi madre, Esperanza González de Canseco, quien me transmitió la tradición familiar.
Porfirio Díaz, eje de una espiral en que González protagoniza momentos cruciales de la historia de México. ¿Predomina el dato histórico o la memoria? Más que la memoria, el cariño y la admiración; pero, Cosío Villegas confirma que al terminar su mandato el general Manuel González, era, precisamente, el hombre fuerte políticamente en el país; ésta es una de las razones por las que Porfirio jamás quiso dejar la silla grande. Me baso en la exploración de Cosió Villegas para su libro Historia moderna de México. Lo interesante es que coincide con la tradición familiar, que es la que sustento yo.
¿Porfirio fue una sombra nefasta en la gestión de González durante su presidencia? No podría decir que fue nefasta; pero, sí, le puso muchos obstáculos. Limantour y Riva Palacio se encargaron de boicotear el arreglo de la deuda inglesa que había logrado mi bisabuelo. En el periodo de Díaz (1884-1888) se llegó a un acuerdo más costoso que el concertado por mi bisabuelo.
El general González no fue un pelele de Porfirio; él fue, en su momento, el hombre más poderoso del país, quien no quiso reelegirse, no obstante, los numerosos grupos que lo apoyaban. Él dio su palabra a Díaz, y la cumplió; apunto que, de los 20 mil kilómetros de vías férreas que habían al inicio de la Revolución, más de 6 mil se construyeron durante su mandato. Inicio de la modernidad de México.
¿Cómo fue el proceso para lograr esta tonalidad entre verdad histórica y literatura? Me resultó muy fácil. Sólo puse en el papel (escribo a mano) lo que mi madre tantas veces me relató.
Se observa la mano de un narrador oficioso. ¿Cómo consiguió esta prosodia de matices íntimos y conmovedores? Al escribir la historia de Manuel González, fueron triunfando, inconscientemente para mí, las vidas de mis abuelos —Manuel González, hijo— y de mi abuela, Guadalupe Fernández de Arteaga.
¿Se propone usted redimir al controvertible presidente de la República Manuel González: acusado de corrupto y de desatino sexual? No cambio la historia. Ya Cosío Villegas se encargó de aclarar lo conducente. El general González Flores no fue corrupto. Tras servir en la Presidencia hizo algunos negocios con los ferrocarriles que se siguieron construyendo en el país. Su vida conyugal se vio perturbada por los celos y las extrañas (para la época) acciones de su primera esposa (mi bisabuela) Laura Mantecón. Tampoco intento redimir a nadie. Por desgracia, muy pocos mexicanos se interesan por lo que sucedió en México antes de la Revolución.
La intervención estadounidense, la Guerra de Reforma, la intervención francesa, la toma de Puebla... ¿Síntesis que dibuja nuevos paraderos de la historia de México? Sólo quise destacar las hazañas militares del general González y realzar lo que fue México desde el triunfo de la Revolución de Tuxtepec hasta, prácticamente, la caída de Porfirio Díaz.
