La narradora y gestora cultural Socorro Venegas presenta La memoria donde ardía (Editorial Páginas de Espuma, 2019): colección de 19 cuentos desgarradores donde abandono, pesadumbre, tribulaciones, quebrantos, ramalazos, mudanzas, huidas y acosos se desbordan en la estampa de un pasado que se cuela por las rendijas del presente. Un libro de evocaciones en las aristas de salpicadas cicatrices: el tiempo se detiene en la voltereta cadenciosa de un vals de
tonalidades sombrías.
La autora de La noche será negra y blanca (Premio Nacional de Novela Ópera Prima Carlos Fuentes, 2009) entrega un viaje sumergido en los vaivenes de la memoria rumorosa: aquello que una vez fue lo más ambicionado, hoy quebranta un presente habitado por criaturas que pretenden huir de todas las tentaciones. La soledad explaya su música y las sombras de los acasos escoltan los
presentimientos.
“Me debato entre la herida y la cicatriz. Prefiero examinar la cicatriz, la secuela: no me detengo en la herida. Hurgo en el pasado desde la configuración de una escritura humedecida por la nostalgia. Amaso los recuerdos, los despojo del nudo de la remembranza, para que cobren vida en el presente. Voltear, accede a ver aquello que ya no es una lesión, pero que sigue lastimando. Mis personajes encarnan un dolor desnudo y son reflexivos, lo aceptan. Estos cuentos huyen de impostaciones: las criaturas que los habitan desdeñan los disfraces”, precisó en entrevista con La Razón,
Socorro Venegas.
¿Personajes marcados por actitudes estoicas frente al dolor? Hay, más que todo, una actitud temeraria en ellos. La vida es una posibilidad desde la secuela que los acecha. La cicatriz, insisto, es testimonio del horror. Construyo los personajes desde ese postulado.
"Hay una disección para volver a mirar lo que ya no es una herida, aunque se sabe que siempre va a doler. Y es fundamental, en mis cuentos, esta aceptación del cuerpo del dolor que mis personajes encarnan. No es un disfraz. No hay impostación”
¿En sus cuentos los niños tienen capacidad para soportar el dolor y evocarlo? Las heridas de la infancia presagian todo lo que sucederá después. La capacidad de los niños para soportar el dolor es infinita.
Se aprecia una suerte de compasión y coraje en los menores que habitan sus relatos... Los niños de estos relatos son sentimentales, animosos, obstinados y aman neciamente. Gracias a sus gestos el mundo es todavía habitable.
“Escribo mejor examinando cicatrices que hurgando en la herida. Prefiero desentrañar el pasado, en ese sentido; mi escritura es nostálgica. Mirar atrás permite la perspectiva, desanudar los recuerdos, amasarlos, darles nueva forma”
¿Se puede reconstruir un pasado teñido por el sobresalto? A través de una configuración memorativa del tiempo se puede reconstruir el pasado, a pesar del dolor. La memoria resguarda lo más terrible. Estos cuentos tributan a los sobrevivientes de la desventura de la pérdida. La mirada narrativa está trazada desde la perspectiva de aquellos que han sobrevivido tras el quebranto. ¿Qué nos hace: el olvido o el recuerdo?
¿Prosa enmarcada en una ‘sombría belleza’? Anda por ahí el espíritu de las pinturas de Goya en algunos de los cuentos. He intentado trasmitir en cada historia una visión del dolor, las ausencias, las ruinas y el desconcierto desde una recordación ardorosa. De ahí el título: un verso de Quevedo.
El Dato: Algunos títulos de los cuentos son Pertenencias, El nadador infinito, Los aposentos del aire, La gestación y Como flores.
Socorro Venegas
Nació:
21 de agosto de 1972
Profesión:
Narradora
Trayectoria: Premio Nacional de Poesía y Cuento Benemérito de América por la Universidad Autónoma de Oaxaca, por Todas las islas; Premio Nacional Ópera Prima Carlos Fuentes,
por La noche será negra o blanca
[caption id="attachment_951593" align="aligncenter" width="598"] La memoria donde ardía Autor: Socorro Venegas Género: Cuento Editorial: Páginas de Espuma, 2019[/caption]
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