Estrena en México Gnawa

Nacho Duato: Como buen español, soy muy dramático y trágico

El reconocido artista afirma a La Razón que busca que sus obras sean como “un martillo en la cabeza del espectador”; en la pieza resalta la riqueza cultural marroquí, frente a la xenofobia

Nacho Duato, en una foto de archivo. Fotos›Especial

Nacho Duato, leyenda de la danza en España, señaló en entrevista con La Razón que con el tiempo sus coreografías han pasado de ser una ventana que mostraba la belleza de la música y el movimiento a ser una especie de puerta que se abrió hacia su interior y mediante la cual busca remover conciencias o provocar una reflexión en los espectadores ante los sucesos que atañen a la sociedad.

“En un principio mis ballets eran más una ventana abierta al mundo; les decía: ‘Mira qué bonito es bailar, la música, el cuerpo joven, cuánto puedo saltar y volar’; luego eso se convirtió en una puerta bastante pesada que se abrió hacia adentro de mí. Los afectados de Atocha en España (víctimas de los atentados terroristas de 2004), me dieron una revelación: pensar que la danza no sólo es entretenimiento, sino que puede ser como un martillo en la cabeza del espectador para hacerle pensar las cosas que atañen a la sociedad. He abordado la oscuridad de las drogas, la tortura, pero también hice La Bella Durmiente, Raymonda, El Cascanueces; de pronto no está mal meterse al mundo de las hadas”, comentó Nacho Duato.

  • El Dato: el programa Coreógrafos internacionales se presenta hoy a las 20:00 horas, mañana a las 18:00 y el domingo a las 17:00 horas en el Palacio de Bellas Artes.

El ganador del Benois de la Danse por la coreografía Multiplicidad, formas de silencio y vacío también busca provocar e ir a contracorriente con aquellos discursos extremistas, como ahora ocurre en España y el resto de Europa, donde existe una xenofobia contra los migrantes. Como respuesta, trae de vuelta su obra Gnawa (1992), que evoca a los Gnawa de Marruecos, descendientes de esclavos negros deportados de los países de África occidental subsahariana.

“En mi trabajo hay algo muy oscuro, que quizá no está en el escenario, sino rondando entre bambalinas, por detrás de la cabeza del espectador. Como buen español, soy muy dramático y muy trágico. Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, como dice Machado, pero quizá no haya un manantial sereno, porque soy un poco contestatario. Me gusta un poco remover las cosas, porque cuando hoy en día en España quieren que los inmigrantes se vuelvan a su país, que dicen que hay muchos marroquíes, que los que vienen llegan a robar, yo me planto en Gnawa, una oda y admiración por la música y la gente que vive en Marruecos; es una manera muy sutil de decirlo”, comentó Nacho Duato, quien estrena hoy esta pieza en México como parte del programa Coreógrafos internacionales que la Compañía Nacional de Danza presenta en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.

El coreógrafo, durante un ensayo de una pieza. Fotos›Especial

En la pieza, quien fue director artístico del Ballet Mikhailovsky busca que los espectadores sientan, vivan y perciban los rituales de los Gnawa. “Soy de Valencia, que fue habitada durante siglos por los musulmanes, los moros y los árabes. Llevo esa misma sangre, me gusta el desierto, los tambores, los atardeceres, el Sahara, Beirut. Lo que quiero hacer es mostrar a través del movimiento lo que siento cuando escucho esta música. Cuento una forma de ver la música; espero que puedan sentir la noche, el desierto, la brisa, la hoguera, el té caliente con hojas de menta y azúcar”, expresó.

Como en cada una de sus coreografías, la música es esencial, pues Na-

cho Duato se considera un “músico frustrado”, ya que si no hubiera sido tan inquieto cuando aprendió a tocar el piano, habría optado por esa profesión. Sin embargo, después encontró la danza.

“La música es lo más importante, es la fuente de inspiración. Si no estoy completamente convencido de que necesito desmenuzar la música y convertirla en movimiento, no lo hago. La música es lo más bello que existe en el mundo; lo comparo con la fotosíntesis: no entiendo cómo una energía lumínica se puede convertir en algo vivo, y creo que la música puede convertir el alma del ser humano en algo luminoso y casi inmortal. Me creo inmortal, por ejemplo, cuando escucho algunas arias de Haydn, de Beethoven o de Bach”.

NECESITAMOS MÁS ALMA. Nacho Duato, quien se ha convertido en un referente a nivel internacional, considera que los retos de los coreógrafos y bailarines en la actualidad son apostar por la emoción y no sólo concentrarse en la técnica de danza o ballet.

“El reto es cómo hacemos para que la juventud no se vuelva apegada a la técnica y cada vez más alejada del corazón. En las últimas coreografías que he visto de gente joven, puedo ver que no conocen de música; lo más que escuchan es un aria de cuatro minutos. Yo les digo a los bailarines: ‘Ponte en tu casa a escuchar las cinco sinfonías de Brahms, son dos horas y media’. Los coreógrafos jóvenes no tienen paciencia y no están educados en la música. Un coreógrafo debe saber de música, composición, historia, muchísimas cosas”, comentó.

A los bailarines, Nacho Duato les trata de enseñar “no sólo cómo se baila, sino el respeto por nuestra profesión, la técnica dentro de la danza, el respeto por la verdad, la búsqueda de la belleza, que cuando estamos en el escenario nos demos cuenta de la suerte que tenemos de formar parte de un arte tan bello como lo es la danza”.

Gnawa se presenta junto a otras cuatro coreografías de diversos artistas, desde hoy y hasta el 31 de agosto.