Clic, un viaje mágico sobre la complicidad de padre e hija

Circula en librerías un sugerente álbum: Clic (FCE, Colección Los Especiales/ A la Orilla del Viento, 2021), del ilustrador y músico ecuatoriano Roger Ycaza. Fábula gráfica que narra el viaje mágico de un padre con su hija y el gato de la familia por espacios en que las coloraciones develan un cosmos de asombrosas configuraciones: arribo a un zoológico habitado por animales alegres, travesía por un jardín de flores efusivas, navegación por un piélago de mimosas marejadas y viaje espacial por los contornos de los anillos de Saturno.

Cuaderno de tonalidades armoniosas: azules, rojos, amarillos, verdes, rosados y blancos se balancean bajo la mirada de la Luna y en presencia de un pulpo ebrio de brazos tornasolados. Ausencia de registros verbales: las imágenes dialogan con los jóvenes lectores a través de una cadenciosa filigrana: lo onírico y la fruición abrazan y custodian los gestos de padre, hija y felino.

“La música y la ilustración son muy parecidas. Las dos tienen ritmo, armonía y secuencia. Cuando trabajo siempre estoy escuchando música. En el entorno de algún proyecto musical, siempre trato de meter un poco de imagen”, cuenta en entrevista telefónica desde Quito con La Razón, Roger Ycaza, también vocalista y guitarrista de la banda ecuatoriana Mamá Vudú.

¿Razones por las cuales Clic carece de registros verbales? Pretendo que los lectores ‘lean’, pero, desde el ámbito visual. La imagen gráfica trae en su alma el ‘verbo’ que le corresponde. Me interesa la conformación de espacios que ‘hablen’ a través de grafías que proyectan verbalidades propias.

¿Música ‘interior’ en ilustraciones muy particulares? Dibujar para mí es como tocar la guitarra; y viceversa: tocar la guitarra es como dibujar. Trato en cada trazo de configurar una música que se defina en la sugerencia del empalme de los colores.

¿Melodía visual en secuencias rítmicas y coloraciones armónicas? En Clic hay un poco de todo eso: la historia que se cuenta de ese viaje de los personajes acompañados por el gato a través del zoológico, el jardín, el mar y el espacio astral la concebí pensando quizás en una canción que describe un sueño.

¿Ilación de las imágenes en deuda con el montaje cinematográfico? Soy un cinéfilo incurable. Éste es un proyecto que entra en la categoría de ‘libro-álbum’: los lectores van articulando las imágenes para conformar secuencias muy propias del cine.

¿Uso de planos generales y de espacios en blanco? Sí. Quise que los personajes siempre estuvieran relacionados en cada plano. Está la niña sola en la canoa cuando contempla la Luna, por ejemplo; pero, le sigue un plano donde otra vez aparecen los tres.

¿Azules desbordados que hacen referencia a Van Gogh? Quizás esos azules rítmicos y melancólicos rodeados de gozosas gradaciones tengan que ver con el pintor holandés. Pero, mi referencia se ubica en Rufino Tamayo, en su prodigiosa luminosidad y sobre todo, en la obra del pintor y muralista ecuatoriano Eduardo Kingman.

¿Y el expresionismo de Oswaldo Guayasamín? Soy ecuatoriano: mis ojos ‘aprendieron a ver’ desde la perceptiva de él. Fue un pintor ineludible. Pero, quizás la ‘rabia’ de sus pinturas no está en mi visión gráfica. Repito, me interesa el mundo de Tamayo y un poco la de los muralistas mexicanos.

¿Clic como un desafío para los niños y adolescentes para que ‘aprendan a ver’ el mundo más allá del mero ejercicio de ‘mirar’? Las escuelas no tienen un programa eficiente de educación visual. Debería existir desde los primeros grados escolares, una asignatura de apreciación visual. Si mi libro contribuye a eso, me satisface.