La Generación Beat, inspiración del México de los 60

La Generación Beat, inspiración del México de los 60
Por:
  • larazon

En Estados Unidos nació la Generación Beat, en México surgió la Literatura de la Onda. En la nación norteamericana se promovió el movimiento hippie presente en el Festival Woodstock, aquí se celebraba Avándaro. Sí, la cultura americana influenció fuertemente en la mexicana, pero una

década después.

Y es que fue en los años 50 cuando un grupo de escritores estadounidenses decidió romper las reglas de la literatura y hablar de temas que horrorizaban a la sociedad: drogas y libertad sexual.

El romper los esquemas con obras literarias como Aullido, de Allen Ginsberg (1956); En el camino, de Jack Kerouac (1957); y El almuerzo desnudo, de William S. Burroughs (1959) marcó el inicio de la contracultura.

Aquellos aires de irreverencia inspiraron a un grupo de narradores mexicanos a transformar la literatura local: José Agustín, Gustavo Sáinz y Parménides García Saldaña se lanzaban como los rebeldes de la letras.

“Agustín, Sáinz y García Saldaña habían atendido a escritores como Kerouac, Ferlinghetti y Salinger, —incluso Sáinz confesó que su libro guía fue El cazador oculto, de Salinger— a músicos como Elvis Presley, Bob Dylan, los Beatles y los Rolling Stones, cuyas simpatías se perciben en los libro de los mexicanos”, indica Ignacio Trejo Fuentes, Miembro del Área de Literatura en la UAM-Azcapotzalco, en su ensayo La literatura de la onda y sus repercusiones.

En su estudio, el ensayista y narrador recuerda que “García Saldaña pone a manera de epígrafe una canción de los Rolling Stones en cada uno de los cuentos de El rey criollo, y en su libro En la ruta de la onda, 1972, hace un análisis de esos fenómenos)”.

En aquel ensayo, el académico asegura que aquellos arranques de libertad que impulsaron la llamada contracultura no quedarón en el recuerdo de los

años 60, sino que se prolongaron de manera indirecta, hasta las más nuevas generaciones.

Aquella nueva cultura sin tapujos dio paso a la manifestaciones artísticas de distinta naturaleza que México imitó: los movimientos Hippie que daban pie a

festivales como Avándaro, fiesta en los que el rock, las drogas, gente desnuda y la libertad de expresión eran fundamentales.

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