Llega a México novela gay sobre la búsqueda de “pertenecer” mediante el erotismo

Igor Ramírez García-Peralta nació en Cuba, pero creció entre México y Alemania. Ha colaborado con distintos medios impresos y digitales en Europa, Estados Unidos y México. Da a conocer su primera novela Ese horrible deseo de pertenecer (Editorial Planeta, Emecé, 2021) en que León Rodríguez, el protagonista, se encuentra atrapado en los resortes de una historia familiar de relegaciones, olvidos y rechazos.

Subjetivo tratamiento del erotismo desde una prosa columpiada por las improntas de la memoria: León corre la cortina de episodios infantiles marcados por la absoluta incomunicación y derivaciones de ensueños no compartidos; juventud suscrita por encuentros homosexuales furtivos e impetuosos romances que nunca llegan a indemnizar el desamparo que lo rodea.

El lector tiene en sus manos un relato directo, espiritual y desgarrador: presencia de una nueva voz de la narrativa erótica gay en un despliegue de incidentes que concurren en la tradición del Bildungsroman: ‘novela de formación’, crónica de la transición de la niñez a la vida adulta.

“El protagonista de la novela, León Rodríguez, se sitúa en los límites entre lo sutil y la rudeza de fogosidades descarriadas, entre el obstinado deseo de sentirse extraño y el perpetuo signo de rechazo, lo cual forma parte de sus ánimos desde la infancia. Tendrá que enfrentarse a la dura tarea de aprender de cada experiencia y de los valores con los que creció para comprender que a su corta edad se ha dedicado a satisfacer deseos que lo llenan de culpa por vivir en el desenfreno sexual”, comentó en entrevista telefónica con La Razón, Igor Ramírez García-Peralta.

Primera novela recibida muy bien por los lectores y la crítica. ¿Cómo se siente? Es muy reconfortante saberlo; trabajé muy duro en la escritura de este libro que yo defino como un manual de anhelos, muestrario de lo que somos capaces de hacer ante incidentes y circunstancias que nos marcan para toda la vida.

¿De dónde sale León Rodríguez? Sale de mí: de mis experiencias, de mis fracasos, de la memoria que irrumpe, de la embriaguez de los placeres, de los vacíos emocionales.

¿Referencias autobiográficas? Informes autobiográficos que he llevado al terreno de la ficción, a ese espacio múltiple que es el territorio de la novela. León quizás busca ‘pertenecer’ a través del erotismo.

¿El universo gay desde una perspectiva en que la soledad juega un rol significativo? Yo mejor diría que León es un personaje imbuido por paradojas, por contrastes, por gestos consumados en ecos. Por supuesto, su soledad es clave en la trama de la novela. He pretendido poner al descubierto la intimidad desnuda de la homosexualidad.

¿Escenas sexuales entre varones suscritas en una prosa que confluye con la poesía? Cuidé mucho ese detalle: lo carnal siempre dialogando con la compasión. Me prometí ser honesto desde un discurso en que la belleza dialogara con ese cosmos oscuro de la sexualidad.

¿Presencia de Luisgé Martín y también de Reinaldo Arenas? Dos autores fundamentales. Martín, El amor del revés; Arenas, El color del verano, libro que me impulsó a ‘salir del clóset’.

AG