PARANOIA

Paranoia
ParanoiaFoto: Especial
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-¡Claro que no es una conspiración! ¡Es un virus! Pudo pasar en cualquier momento, deja de inventarte que el nuevo orden mundial y la élite soltó un virus para matarnos, es más, esos millonarios también caen cual moscas famélicas.-

-Toda buena conspiración es indistinguible de la realidad, cuando mucho y muy forzado, parecerá improbable pero no impensable.-

-Sí claro, entonces cualquier cosa puede meterse dentro de la categoría ecléctica de “conspiración”... algo así como un virus ¿no?-

Si le contestaba solo terminaría en un discusión en la que no escucharía ningún argumento, hasta cierto punto lo entendía, hacía poco había fallecido de covid el tío que suplió la figura paterna ante el abandono, doloroso pues nadie lo esperaba, el tío, así le decíamos todos en el grupo, era el viejo más divertido que había conocido, maestro del dominó y podía distinguir la marca de la cerveza aunque estuviera vendado. El tío, el roble que había vencido al cáncer; el tío maratonista que no ganó, a pesar de haber entrenado por dos años y tener el mejor tiempo de clasificación pues prefirió marchar a un ritmo menor para quedarse platicando con una corredora rumana; ese tío que siempre estuvo para sacarlos de aprietos a todos y una que otra del torito; el tío, el anciano joven que sin tener hijos fue más papá que muchos otros. El tío... fallecido por “neumonía atípica”.

-Tu tío me hubiera dado la razón.-

Vio como la sangre le subía al rostro, si de por sí la muerte le había afectado, el que todos supiéramos que era covid y que ninguna autoridad médica lo aceptara, lo enojaba pero, pensar que había sido intencional le resultaba imposible de asimilar.

Antes de que le gritaran, cambió el tema. -Sabes que el tío me hubiera dado la razón, aunque fuera para que cerrara el hocico y lo dejara beber su cerveza en paz.-

Como por arte de magia, el enojo se tornó carcajada y esta termino en sollozo entrecortado. -Sí, te hubiera dado la razón y te hubiera mandado al rancho en unas “hermosas zapatillas de ballet”.-

Lo dejé con su dolor, con mi dolor, no sé porque diablos le saqué lo de la conspiración, quizá porque siempre fue mi caja de resonancia y cada vez me parecía más lógico, no el virus, ese si podía haber surgido natural y aleatoriamente, pero el hecho de que fuera de alto contagio, de baja mortalidad y que pareciera herramienta de selección natural era lo que me tenía dando vueltas en la cama cada noche.

No, no es que crea que hay una enorme mano que mece la cuna, o un Gran Hermano vigilante, aunque, la historia me dice que la conspiración surge en el momento en que se abre una oportunidad, la prohibición de las drogas por salud, terminan siendo una gran entrada de dinero para los cárteles y una excelente oportunidad de monopolizar el negocio para las grandes farmacéuticas, las guerras terminan siendo más económicas que ideológicas y en este caso, el virus desnudó a varios gobiernos y la conspiración surgirá en esta recesión mundial, aunque, lo extraordinario es, lo cómodo del virus, cierto, satura ahora los hospitales pero, los que están en riesgo son los que tenían problemas previos, casi parece un “borrón y cuenta nueva”, como dije antes, una herramienta de selección natural... la selección de los fuertes. Y es la fuerza lo que se necesitará en los tiempos que vienen. Crisis y poco empleo, hambre y apenas unas migas de pan, no importará que seamos intelectuales, profesionistas, liberales o conservadores, no importara color de piel y la clase social se simplificará a los que mandan y al resto de nosotros.

Este país ha vivido durante muchos sexenios bajo la plataforma de extrema necesidad, es decir, nos dejan jodidos hasta que nos necesitan y luego nos vuelven a joder, nos han querido pobres para que nos conformemos con un plato de comida, nos han querido ignorantes para que solo pensemos en el hoy, olvidemos el ayer y no nos preocupe el mañana, nos hunden con una mano para que luego la extiendan y digan que nos salvaron. En este país donde las grandes mentes huyen apenas pueden y callar parece ser siempre la mejor opción, la crisis que viene solo exacerbará lo que ya tenemos y la conspiración que viene solo actualizará las que ya están corriendo... carajo, parezco paranoico. Bueno, estoy paranoico y, quizá, hipocondriaco.

Empecé a escribir las teorías de conspiración y me acordé del tío, la mayoría de las que puse las habíamos platicado en el bar de su casa, él con una Zubr gold y yo con una light que siempre me servía diciendo que si no la tomara fría me serviría el orín de firulais y yo no notaría la diferencia y que solo porque me quería no guardaba rencor por el insulto de la bazofia que tenía que comprar por mi culpa. Sonreí al acordarme del tío y el siempre pleito por nuestra falta de civilidad cervecera.

La favorita del tío era como todas las teorías de conspiración se unían, por ejemplo, la compra de las patentes de energías limpias y la desaparición de los revolucionarios creadores hasta que las petroleras pudieron competir; las farmacéuticas y su férreo control del precio del dolor. El tío hablaba del club Bilderberg y reía pues decía que efectivamente, se reunían cada año para echarse los “drinks” pero que no decidían el destino del mundo sino sus áreas de influencia y fuera de esa área de influencia el mundo podía irse por un caño y es más, ellos lo mandarían si el caño fuera suyo.

Al inicio del covid, hablaba de como cada 100 años había una pandemia pero que, a diferencia de la peste, el cólera y la gripa española, esta era leve hasta cierto punto aunque, sumado a la era de la información se buscaba la disminución de la población pero, a través del terror y del caos y hablaba principalmente de cómo estábamos cediendo nuestra libertad a extraños, que parecía un juego macabro de “Simón dice” Simón dice “entra” y todos entramos, Simón dice “quédate en casa” y todos obedecemos, calla, cierra, aléjate, ten miedo de propios y extraños. El tío siempre hablaba de conspiraciones y siempre nos reímos, hasta que murió, lo extraño fue que él no salía, él compraba en línea, cerveza principalmente pero, también su jamón serrano, sus aceitunas negras, su blue cheese, y todos sus pagos estaban domiciliados pues decía que ir al banco era para locos y gente que no tenía nada que hacer con su tiempo.

No sabemos que pasó, nos hablaron cuando ya había fallecido, un vecino fue a quejarse por los recibos en la puerta y el hedor que resultó no ser otra cosa que el mismo tío. Nos dolió y lo hizo más porque todos estuvimos rumiando egoístamente nuestro encierro y nadie estuvo pendiente de él.

Ninguna conspiración, ningún orden mundial, ninguna gran corporación, simplemente murió como uno más de los miles, siendo solo un número oculto, una pérdida más, ya no el amigo de un amigo sino el padre/tío de un amigo y por ende de todos nosotros pero, hay algo que aún me da vueltas en la cabeza, el tío nunca hubiera bebido una cerveza light, las tenía ahí por mí nada más y no obstante, el bote del bar estaba lleno de latas aplastadas, otra cosa rara pues jamás las tiraba al bote, el vidrio en un lado, el aluminio en otro, el bote permanecía prístino, era su maña y era su bar así que seguíamos sus reglas.

El tío hablaba de como personas que se acercaban a verdades incómodas tenían accidentes absurdos como la mezcla de cloro y agua oxigenada, como si estuvieran uno a lado del otro o como en su caso estar enfermo de “neumonía atípica” y beber cerveza helada que jamás tomarías ni estando sano...

Ahora bien, si algo así había pasado, los papeles que me había dado el tío para que publicara en el blog podían tener algo que ver, sobre todo porque los había publicado bajo su nombre, según yo, dandole crédito pero, era para restregarle su “fama” cosa que sabía odiaría... Paranoico.

Abrí el blog “error 404” -¡Carajo!-

-Así es.-

Volteé asustado y fui rociado por un aspersor antes de sentir un golpe que nubló todo.

Cuando abrí los ojos estaba inmóvil, envuelto en un edredón, con una soga de ropa alrededor, era imposible zafarme y no entendí las molestias hasta que vi que mi esfuerzo no me causaba dolor, es decir, no dejaría marcas, sentía un calor espantoso, la calefacción prendida al máximo, el edredón de plumas y todas las ventanas cerradas.

El tipo entró, en sus manos llevaba una de mis cervezas light, se sentó y me observó mientras daba un largo sorbo.

Supliqué, rogué, amenacé, maldije...

Han pasado tres días, la consciencia va y viene, tengo fiebre y estoy totalmente deshidratado, mi captor podría desatarme y no podría moverme, la falta de alimento y agua me tienen completamente debilitado, sé que estoy enfermo, eso debe haber sido el aspersor, virus concentrado, la herida de la cabeza es lo único que me ha curado, seguro en la autopsia aparecerá el golpe pero tratado, asumirán que estaba enfermo, que me caí y me golpeé, que me curé pero la enfermedad terminó conmigo, eso si hay autopsia, ahora con la saturación de los hospitales seguro solo firman mi acta de defunción, al estar con el virus me pondrían en un contenedor comunitario y al no haber marcas nadie sabría que fui atado y dejado hasta morir... nadie vendrá... estamos aislados y aterrados... malditas conspiraciones... paranoico e hipocondríaco... ajá...