Murió el 16 de enero

Recuerdan el legado escénico de Luisa Josefina Hernández

Familia y amigos se reunieron en el Palacio de Bellas Artes para homenajear a la escritora; “la dramaturgia del siglo XX mexicano no se puede entender sin su obra”, expresó la titular del INBAL

Familiares de la dramaturga montan una guardia de honor, ayer en el homenaje.
Familiares de la dramaturga montan una guardia de honor, ayer en el homenaje.Foto: Cuartoscuro
Por:

Ayer viernes, en el Palacio de Bellas Artes, se le rindió un emotivo homenaje póstumo a la dramaturga, ensayista, traductora, docente y novelista Luisa Josefina Hernández, quien falleció el pasado 16 de enero a los 94 años de edad. Acto presidido por Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), que contó con la presencia de la familia, encabezada por el actor David Gaitán, nieto de la autora de El lugar donde crece la hierba, y una representación de la comunidad teatral de México, guiada por el dramaturgo y director, Miguel Sabido.

A las 12:00 horas ingresó David Gaitán al vestíbulo del Palacio de Mármol, custodiado por los miembros de su familia bajo los acordes de Aves Verum Corpus, de Mozart, interpretado por un cuarteto de cuerdas de instrumentistas de la Orquesta Sinfónica Nacional. “La dramaturgia y la vida teatral mexicana del siglo XX no se puede entender sin la obra de Luisa Josefina Hernández”, expresó Lucina Jiménez, primera oradora del evento.

Por su parte, el dramaturgo José Caballero expresó su “sentimiento de extrañeza ante la ausencia de mi maestra y formadora, quien me inculcó la pasión indeleble que tengo por el teatro. Ella es nuestra Ibsen, nuestra Brecht, nuestra Shakespeare. Su creatividad e inteligencia pura como el agua nos mojó a todos los que nos dedicamos al teatro en México”.

El destacado director de teatro, comunicador y teórico Miguel Sabido manifestó arropado por la emoción: “Si algo bueno hice durante mi carrera en el teatro se lo debo a ella. Su honradez intelectual era asombrosa, siempre compartió toda su sabiduría que estimulaba el amor por la escena y la actuación como un ritual sagrado”.

David Gaitán cerró las participaciones sumergido en la emoción y el llanto: “Pido un aplauso para mi abuela”, los participantes secundaron la solicitud con una ovación de pie durante varios minutos. “Te quiero desde que te recuerdo. Los afectos hay que procurarlos, eso me enseñaste: sentí desde niño tu ternura. Cuando escribí mi primera obra fuiste condescendiente y crítica conmigo. Eres el símbolo perfecto del arte y la ética, del amor y la docencia, de la literatura y la libertad”, concluyo Gaitán.

El cuarteto de cuerdas inició un despliegue de fragmentos de piezas de Mozart, Manuel M. Ponce, Juventino Rosas, Pietro Mascagni, Antonio Santoyo y Macedonio Alcalá, mientras la familia y los miembros de la comunidad teatral hacían guardia en torno a la fotografía de la autora de Tres perros y un gato para dar cierre al emocionante homenaje.