Rodrigo Morlesin aborda el éxodo en Luna ranchera

Cuando el escritor Rodrigo Morlesin viajó a Colombia para presentar su primera novela —Elvis nunca se equivoca—, donde se hospedaba había dos perritas con las que jugaba imaginando que eran artistas. Al conocer la historia de estas mascotas, que habían sido rescatadas de un humilde poblado de aquel país, donde pasaron hambre y tenían que robar comida para sobrevivir, pensó que podía llevar este hecho a un libro, así surgió Luna ranchera (Macmillan Castillo, 2023), en el que de una manera divertida y lúdica cuenta la vida de una perrita y su hija, quienes luego de pasar diversas carencias se convierten en unas estrellas de country.

“El primer acercamiento para convertir la historia en libro fue con la editorial AAS, con su sello de Minerva, buscamos ilustradora, admiro el trabajo de Mariana Ruiz Johnson desde hace muchos años, la propuse y terminamos haciendo el libro para Estados Unidos, lo presenté en Nueva York y regresando Castillo me dijo ‘te lo publico’, nos convencieron porque era lanzarlo en Colombia, en México y en Estados Unidos en español, va directamente para los niños migrantes, para los niños latinos; por los temas que toca nos parecía que es el público al que debe llegar”, contó el autor.

Si bien una primera lectura del libro son las divertidas vivencias que pasan estas dos perritas que gracias a su talento se vuelven cantantes de country en un desierto lleno de vaqueros; también están temas como la pobreza y el éxodo que viven estos personajes.

“El contacto con estos niños migrantes es muy importante, necesario, sobrecogedor, contar historias para ellos ha resultado para mí una revelación. Este libro es una aventura, pero sí es leído por un adulto encuentras otra capa de lectura, es una madre soltera, hay pobreza, hay hambre, hay migración; también notas cómo las economías creativas transforman a las comunidades, porque de no tener nada se convierten en estrellas de la música”, compartió Morlesin.

El autor confesó que le ha impresionado la respuesta que han tenido los infantes donde ha presentado la historia, porque no importa la diferencia geográfica, siempre logra cautivarlos.

“Las presentaciones fueron sorprendentes, porque la historia conectaba. Estuve en un colegio en Brooklyn, donde la migración, la pobreza y el hambre no son temas cotidianos, y los niños entendían perfecto; empezaban a aullar como las perritas; lo mismo me pasó en un colegio de NY, en Los Ángeles, en la Filij y en la FIL Guadalajara”, recordó.

En la portada del libro, Morlesin quiso rendir homenaje a Argentina, país natal de la ilustradora Mariana Ruiz Johnson, y a México, por lo que hay elementos de ambas naciones.

“El título de la portada se lo propuse a Mariana como un fileteado porteño, que es el arte de los letreros en los restaurantes argentinos, con este tipo de letra y decorado, quería darle un tributo a ella que desde Argentina lo estaba ilustrando; yo estaba desde México y por eso toda la indumentaria es mexicana, al mismo tiempo tiene detalles de la parte fronteriza con EU. Para mí los libros son pretextos para crear complicidades y colaboraciones; son amigos, son reuniones, inventar cosas juntos”, concluyó Morlesin.