Traza mapa de la historia del jazz en la CDMX

El reconocido pianista y promotor del jazz Alberto Zuckermann (Ciudad de México, 1946) publica El jazz en la Ciudad de México, 1960-1969 (Colección Breviarios, FCE, 2022): inventario (memoria) de episodios trascendentes y axiomáticos del género sincopado en los escenarios (teatros, clubes, foros, salas de concierto...) de la capital mexicana en los años 60 del siglo pasado. Suerte de atlas que reseña las presentaciones más significativas de instrumentistas y compositores (nacionales y extranjeros), quienes incitaron y promovieron el surgimiento y desarrollo de la comunidad jazzística en el país.

Volumen estructurado en siete apartados: “Antecedentes”, “Mis recuerdos”, “Efemérides”, “Principales intérpretes nacionales”, “Principales intérpretes extranjeros”, “Lugares”, y “Promotores”, complementados con una selección discográfica y la relación de las fuentes consultadas (libros, revistas y periódicos). Zuckermann entrega una útil guía para músicos, melómanos, investigadores, periodistas, musicólogos, promotores y, asimismo, para los interesados en la crónica del jazz mexicano.

“Este libro no es un texto de análisis teórico del jazz ni tampoco un manual de musicología. Quise establecer un mapa en torno al género en la Ciudad de México en los determinantes años 60: el jazz en México iniciaba a consolidarse con figuras como Tino Contreras, Chilo Morán, Juan José Calatayud, Leo Carrillo y Mario Patrón, entre otros en el ámbito nacional; pero, sin olvidar la presencia de los intérpretes de otros países como Clare Fischer, Chico O’Farril, Leny Andrade o Ralph Peña”, expresó en entrevista con La Razón, Alberto Zuckermann, coautor —colaboración con Susana Ostolaza— de El jazz en el Palacio de Bellas Artes.

¿Por qué los años 60? Fue la década en que descubrí el jazz e inicia mi pasión. Yo era muy joven cuando en 1963 comencé a escucharlo con atención e intenté ejecutarlo. Asistía a las presentaciones de los músicos locales y extranjeros. Me volví un adicto de centros nocturnos y teatros donde se tocaba jazz. Conformé una discoteca personal, leía las reseñas de revistas y diarios. Esos años fueron la época dorada del jazz en México.

¿Cómo entra usted al universo de las armonías disonantes, las síncopas y las improvisaciones? Recuerdo que todo empezó escuchando el disco Jazz en Riguz, de Tino Contreras. Así descubrí el jazz, cuando estudiaba piano clásico, y por supuesto cambió mi perspectiva de la música.

¿Memoria personal entretejida con una rigurosa investigación? Así es, cada rememoración personal está documentada. Es un libro personal en mi afán de dar testimonio de una década clave en los espacios musicales de la ciudad con el jazz como protagonista.

¿Inicio de los festivales y ciclos de jazz en el país? Aparecen en nuestros escenarios grandes figuras internacionales y Bellas Artes abre sus puertas a los instrumentistas: el jazz se consolida.

Libro documental aderezado con fotografías de músicos, índices de programas y carteles. ¿Cómo consiguió todo ese material gráfico? De las publicaciones que revisé y de músicos que me los proporcionaron. Estuve trabajando durante un año revisando hemerotecas y acopiando datos.

¿Homenaje a músicos y, asimismo, una representación de la ‘vida musical’ de la Ciudad de México? Estoy agradecido por el apoyo que recibí del baterista y compositor mexicano Tino Contreras y de la facilidad que me dieron para acceder a los archivos y hemerotecas del Auditorio Nacional, Excélsior, Novedades y Cine Mundial. Entrar a las páginas del libro para tener una visión de la vida nocturna musical de esos años.