Después del retiro de Ozzy Osbourne en 2023, la reunión de Black Sabbath era un milagro porque el Príncipe de la Pinche Oscuridad será un misterio vivo de la medicina a los 77 años, pero tiene el cuerpo lleno de tornillos y el Parkinson ahora le impide caminar. Tom Morello, guitarrista de Rage Against the Machine, logró armar el concierto Back to the Beginning el 5 de julio en Birmingham –cuna de Sabbath–, con la presencia del grupo original (Osbourne, Iommi, Butler, Ward) y un cartel digno de los dioses para despedirlos. La plata será destinada al Hospital Infantil de la ciudad, al Hospicio Acorn y a la organización Cure Parkinson’s, mal que se ha vuelto el tic-tac regresivo de Ozzy.
Black Sabbath es la madre de todas las bandas de heavy metal. Su legado es un género musical y una legión de grupos que han creado incontables derivados y combinaciones a través de las décadas para el gozo de multitudes bíblicas. Un género que atrae a las orquestas sinfónicas y a los grupos de jazz por igual. Es lamentable que su origen obrero haya sido tergiversado y ahora se paguen sumas estratosféricas por las entradas a los conciertos. Sin embargo, la herencia del heavy metal es más larga que la cola del diablo. Incluye, por ejemplo, los efectos terapéuticos que se le han encontrado al rock acerero. Parece meme, pero un estudio de la Universidad de Queensland, Australia, reveló que pese a la fama que tiene de maligno y violento, el heavy metal puede ayudar a reducir la ansiedad y a controlar la ira. El sonido y las letras son agresivas, pero resultaron benéficas para que el cerebro pueda relajarse y procesar las emociones. El estudio fue respaldado por otro estudio de la Universidad de Warwick, Reino Unido, donde concluyeron que la música metálica sirve como catarsis para descargar sentimientos negativos. Y aún hay más, diría el clásico.
Ahora se puede estudiar la carrera universitaria para titularse como Licenciado en Heavy Metal. Ya en 2013 el New College de Nottingham, Inglaterra, empezó a impartir un pregrado universitario, con dos años de duración, en el que enseñaban composición y ejecución, industria musical, su historia y relación con el cine y los videojuegos (un panorama entonces novedoso para el metal). En 2022, el Summa College de Eindhoven, Países Bajos, creó la facultad The Metal Factory. Allá la cosa es seria: los estudiantes aprenden a componer, producir, grabar, cantar y tocar (guitarra, bajo, batería, teclados) para formarse como artistas independientes y, además, adquieren los conocimientos necesarios para ser empresarios de la industria musical. El programa de estudios incluye administración, gestión de derechos de autor y musicoterapia, entre otras materias. Aseguran que las clases son impartidas por músicos, productores y ejecutivos profesionales que se encuentran activos.
Quién lo iba a decir, la única tarjeta de presentación que Ozzy se mandó a hacer cuando trabajaba probando cláxones de coches decía: “Técnico en Audio”. Hoy diría: “Licenciado en Heavy Metal”.
