La acedia santa

PSICOGRAFÍA

El bostezo de Pieter Brueghel el Joven Foto: Cortesía del autor

La carretera otra vez. Es semana santa y tomamos camino a Morelia. Ana me pregunta cuál es el día de la procesión del silencio. Hace un par de años nos cruzamos de forma incidental con ella. En distintas ciudades del país lo hacen: Una banda de encapuchados caminan por el centro de la ciudad a oscuras, cargando velas, cadenas y cruces. En un ambiente lúgubre la gente se amontona para observar calladamente. Da un poco de miedo. No recuerdo si ocurre el jueves o el viernes. Eso le respondo.

—Me gustaría ir de nuevo.

—¿No te había causado angustia?, le pregunto.

BENEDETTO CROCE, filósofo italiano y ateo, escribió en 1942 un artículo titulado “Por qué no podemos no llamarnos cristianos”. Croce aseguraba entonces que el cristianismo es la mayor revolución de la historia. Su argumento era que el surgimiento y desarrollo de esta religión dotaron a la humanidad de una cualidad espiritual que hasta entonces le había faltado. Leo esto en el libro recién publicado de Javier Cercas: El loco de dios en el fin del mundo. Cercas es un experto en examinar farsantes. Según nos cuenta él mismo, esa fue la razón del Dicasterio de comunicación del Vaticano para invitarlo a hacer un libro sobre el viaje que el Papa Francisco realizó a Mongolia en septiembre del 2023. He llegado apenas a la página 50 y así he agotado la versión de muestra que ofrece la plataforma de Apple Books. El libro de papel no ha llegado a México y la verdad es que no quiero continuarlo en digital.

ESTAMOS POR LLEGAR A MORELIA. Justo en el último tramo de la carretera hay una vuelta de 360 grados, lo que la gente suele llamar “un trébol”. A la mitad de esa vuelta hay un pequeño monte y sobre el mismo una cruz del Sagrado Corazón. Al pasarla me suelo sentir tranquilo, no por obra de la cruz, sino porque ya estamos muy cerca de terminar el trayecto. Doy vueltas a las páginas de Cercas. En el inicio del capítulo 5 asegura que se convirtió en escritor porque perdió la fe durante la adolescencia, durante un verano y por un amor malogrado. La mala fortuna lo llevó a las letras de Miguel de Unamuno y su novela San Manuel Bueno, mártir, la historia de un cura que pierde la fe pero no deja de predicarla por compasión a los feligreses que le necesitan.

La salida de Cercas es dramática. Se parece mucho a la adolescencia, o al menos a la mía. En mi librero guardo una copia de Las buenas conciencias de Carlos Fuentes y muchas veces pienso que en todos los libros que leo estoy buscando ese libro.

Preparo mis cosas para bajar del camión. Comienzan un par de días de descanso. Mi afición por la lectura comenzó en un periodo vacacional, como una lucha contra el ocio motivada por mi padre. La acedia, desde la Edad Media cristiana, dice Rüdiger Safranski en su libro Tiempo, se contaba entre los peores pecados; era la pereza del corazón, la obstinación, y una cerrazón definitiva a Dios. De la acedia, según Blaise Pascal, vienen los estados morbosos crónicos y con ello los ciclos infinitos de la desdicha humana.

Al bajar le digo a Ana que no tengo ganas de ir a la procesión del silencio, que mejor nos quedemos en casa a no hacer nada con mis padres.

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