Sólo en el pasado encontraremos algo nuevo; Tiempo curvo en Krems de Claudio Magris

El gran escritor triestino Claudio Magris (1939) cumplió 86 años el pasado mes de abril. Aunque ha seguido publicando libros de ensayos como el maravilloso Mascarones de proa (La nave di Teseo, 2019) y Narrativa (Treccani, 2023), amén del diminuto y entrañable libro para niños Storia di Gali Gali (Bompiani, ilustrado por Alessandro Sanna, 2020), su colección de ficciones más reciente no ha sido atendida como merece desde nuestra crítica. Los siguientes párrafos fueron concebidos como discreto desagravio.

Tiempo curvo en Krems │ Claudio Magris Foto: Imagen: Especial

El más reciente libro de narrativa de Claudio Magris traducido al español, titulado en italiano Tempo curvo a Krems (traducción de Pilar González Rodríguez, Anagrama, 2021) es un breve volumen de relatos aparecido en la colección La Biblioteca della Spiga de la editorial Garzanti. En su momento, fue un regalo por partida doble. Tanto para los miles de lectores malacostumbrados a una entrega anual o bianual con la firma del escritor triestino, como para el propio autor, quien cumplía 80 años el mes de su aparición original en 2019. Aquí nos referiremos a la versión editada en nuestra lengua por el sello Anagrama en septiembre de 2021.

En el repertorio de Magris, esta obra —cuyo título me hubiera gustado leer más como Krems, tiempo circular, pero que la versión de Pilar González para la editorial catalana antes citada dejó con el nombre original calcado—ocupa el decimotercer lugar en la lista de las obras narrativas. En el registro integral del opus magrisiano, estaría entre el lugar 39 y 45, dependiendo de cómo se haga el cálculo, sobre todo si se atienden los libros en coautoría y los publicados directamente en otra lengua, como Wer steht auf der anderen Seite?, (¿Quién está al otro lado?) aparecido bajo el sello de la Residenz Verlag en 1993, donde se recogió el discurso de apertura del Festival de Salzburgo del año previo, ofrecido directamente en alemán.

A lo largo de casi medio centenar de obras eruditas, ha construido muy diversos registros, puntos de vista y tratamientos en su escritura.

Tomando en cuenta la tesis doctoral y primer gran libro de Magris como inequívoco punto de partida, hablamos de más de sesenta años de trayectoria pública frente a diversos tipos de lectores: El mito habsbúrgico en la literatura austriaca moderna apareció por primera ocasión en 1963, en una hermosa edición ilustrada de Einaudi, otorgándole un lugar notable, casi por unanimidad entre sus pares, en la germanística internacional. Publicar esa monografía sobre la cultura literaria, la civilización, la mentalidad y el pulso estético de la monarquía dual fue para su autor, como se lo escribió su maestro Cesare Cases, como si hubiera esculpido un Golem y lo hubiera echado a andar sin saber, bien a bien, qué sucedería más tarde.

A LO LARGO DE CASI MEDIO CENTENAR de obras eruditas, innovadoras, de una curiosidad intelectual muy distinguida; de libros con diversa naturaleza, templados desde su columna periodística en Il Corriere della Sera, pasando por novelas que han continuado y aumentado la dimensión épica de Danubio, como El infinito viajar, para llegar a obras de teatro que son, en al menos dos casos, relatos escénicos, Magris ha construido muy diversos registros, puntos de vista y tratamientos en su escritura.

No es un asunto menor para la crítica, pues durante mucho tiempo se le consideró el gran experto en letras alemanas capaz de dar el salto desde la academia hacia un tipo de ensayo de crítica cultural con abiertas intenciones narrativas, para luego convertirse en un novelista de episodios oscuros, perdidos u olvidados, de la historia centroeuropea. No les resulta nada fácil, a quienes se han ocupado de examinar el desarrollo de su obra, ubicar en un sitio estable o definido a un creador tan camaleónico como Claudio Magris.

Claudio Magris recibió el Premio Thomas Mann en 1919. ı Foto: Fuente > Amrei Marie / Wikimedia Commons

Ernestina Pellegrini, una de las mejores conocedoras de su trayectoria, escribió un concienzudo prólogo al primer volumen de las Obras de nuestro autor, impreso en una edición exquisita en papel biblia por Arnoldo Mondadori, titulado “Claudio Magris o dell’identità plurale”. Allí, la estudiosa

hizo apuntes muy lúcidos, de los cuales parafraseo sólo dos para estas líneas:

Primero: el triestino fue, durante la época entre la canonización de su tesis doctoral y hasta la aparición de su excepcional biografía intelectual de Joseph Roth, Lejos de dónde, un novelista “reprimido”; de cierto modo, un narrador oculto en la semiclandestinidad. A partir de entonces, Magris pasó de practicar el ensayo —de suyo un antigénero, nutrido y contaminado con muchas formas literarias e incómodo para la industria editorial, las necesidades de catalogación de los libreros y las limitaciones de no pocos críticos ortodoxos— a desplegar estrategias narrativas más explícitas y ambiciosas.

Segundo: en cuanto Magris coloca una idea, una historia o un personaje bajo la lupa, comienza un trabajo de búsqueda y sondeo prolongable por años o decenios. El tema aparece y reaparece en artículos, ensayos, ponencias. Transita de libro en libro, con diferente apariencia. Puede acrecentarse o volverse más preciso. En ocasiones desaparece por largo tiempo y regresa elaborado de manera definitiva. Cada versión o tratamiento forma parte de un mosaico mayor.

En ese orden de cosas, las colaboraciones del autor de Danubio, publicadas a partir de 1959 en revistas italianas como Lettere Moderne, Lettere Italiane, Rivista di Estetica, Il Veltro o Umana, y luego sus esporádicas colaboraciones desde 1961 en el Il Piccolo di Trieste y en la Gazzetta del Popolo, anunciaban que se convertiría, también, en un escritor que “ensaya” con la profundidad de un docto, pero con la garra de quien sabe estar escribiendo para seducir y ganar al lector de un periódico. Aun en el espacio corto, Magris era capaz, desde sus remotos pininos, de generar una tensión inevitable entre su prosa y sus lectores.

TIEMPO CURVO EN KREMS comprueba esta hipótesis. Compila cinco relatos (“El guardián”, “Lecciones de música”, “El premio”, “Exterior día—Val Rosandra” y el del título principal) que comparten como materia central a la vejez, uno de los grandes temas de la literatura triestina. Pero aquí no se trata, como en los grandes clásicos de Italo Svevo, Senilidad, o la obra teatral La regeneración (o, mejor dicho, El rejuvenecimiento), de una incursión en las sinuosidades anímicas de personajes y situaciones, su análisis, parodia o traducción a comedia.

Los personajes de Magris también se mueven entre épocas. Desplazados de un periodo histórico que pareciera haberse desvanecido hace muy poco, son la nostalgia de su nostalgia.

Estamos otra vez más ante un Magris distinto pero reconocible en sus fuentes, más próximo a la literatura fantástica de tradición praguense, la de los Perutz y Hrabal, por supuesto, sobre quienes ha ensayado varias veces, pero también muy cerca del austriaco Alexander Lernet-Holenia, a quien le dedicó un segmento del Mito habsbúrgico. Vale decir: estamos ante relatos donde las identidades, los escenarios y los tiempos son borrosos, imprecisos, indefinibles.

Estos relatos transcurren en periodos no necesariamente sincronizados con fechas fijas, aunque las épocas sean reconocibles e incluso identificables con periodos biográficos del autor. Tenemos a un viejo industrial; a un profesor de música; a un intelectual triestino que acaba de dar una conferencia sobre Kafka en Krems, diminuta población de Austria, la clásica “pequeña ciudad donde el tiempo se detuvo”, y quien después de una caminata nocturna por calles cubiertas de nieve se encuentra con una vieja, entrañable amiga… que jamás ha conocido.

El puerto de Trieste, Italia, visto desde el Monte San Giusto. ı Foto: Fuente > Airin / Wikivoyage / Wikimedia Commons

Los personajes de Magris también se mueven entre épocas. Desplazados de un periodo histórico que pareciera haberse desvanecido hace muy poco, son la nostalgia de su nostalgia. Uno es sobreviviente de la Primera Guerra Mundial y de la época de esplendor del imperio austrohúngaro, y presencia el rodaje de una película dedicada a una historia donde aparecen él y sus amigos. Es muy curioso este juego de espejos, pues cuatro meses antes de la aparición del libro en italiano, en enero de 2019, se había estrenado el largometraje I nomi del Signor Sulčič, de la cineasta Elisabetta Sgarbi, donde actuaron Claudio Magris y su primo y amigo Giorgio Pressburger, ya fallecido, otro de los grandes escritores triestinos de nuestro cambio de siglo. Escribí intencionalmente “actuaron”, porque no se representaron a sí mismos en un cameo o intervinieron de manera incidental, a manera de extras, pues interpretan a curiosos personajes de una especie de road movie de la memoria. Para no variar, un viaje en búsqueda de las propias raíces identitarias, a través de recuerdos personales y colectivos, entre espías nacionalsocialistas, fascistas, milicianos a las órdenes de Tito y caracteres con identidades verdaderas y falsas. Padres e hijos presuntos o verdaderos. Una cinta que el ya mencionado Lernet-Holenia habría celebrado, sin duda alguna.

Tiempo curvo en Krems │ Claudio Magris ı Foto: Imagen: Especial

EL TIEMPO DE LOS RELATOS DE MAGRIS es curvo, convexo, torcido, sinuoso, redondo… nunca lineal o predictivo. El pasado no es un país remoto donde se habla distinto, como lo vislumbró el narrador británico Leslie Poles Hartley. Es el único lugar donde aún nos aguardan cosas por descubrir. Para los ancianos protagonistas, trasuntos del autor, en buena medida, no se trata únicamente de la “única patria recuperable” sino de un terreno incógnito. Esperanzador. Recuperar lo vivido y no vivido es la mejor manera de reinventarse. De perpetuarse. La memoria es la ficción más depurada, fina y legítima, piensa uno al leer estas páginas.

Krems es una ciudad de Baja Austria, muy cercana a Viena, a una hora en coche o hasta menos; carece de la fama internacional de Salzburgo, Linz, Klagenfurt o Graz. En su parcial anonimato, sus discretas dimensiones y sus secretos encantos, ha quedado asociada, a partir de este libro, a la comarca de lo fantástico. Celebremos un aniversario más de Claudio Magris con la lectura de una de sus más sutiles e íntimas contribuciones a la exploración de ese territorio.