Smile, el gran disco de Brian Wilson que le tomó 37 años terminar, es la historia de su vida profundamente triste con música muy alegre, creado desde la locura por el genio que convirtió el pop en arte. Su obra incluye los 40 discos con Los Beach Boys, 12 en solitario y más de 100 producciones para diversos artistas. Músico, compositor, arreglista, productor e innovador murió a los 82 años padeciendo un trastorno neurocognitivo, esquizofrenia paranoide y una demencia que se agudizó después del Covid y la muerte de su segunda esposa, Melinda Ledbetter, en 2024.
En 1962 Brian hizo un milagro con su primera grabadora de dos pistas: “Surfin’”. La novedad que detonó a Los Beach Boys con “Surfin’ USA”, basada en “Sweet Little Sixteen” de Chuck Berry. A partir de ahí, Wilson pidió un estudio propio para lanzar una serie de discos y canciones clásicas que lo encumbraron como el rey del surf: “California Girls”, “I Get Around”, “Surf City”, “Fun, Fun, Fun”, hasta que llegó la Invasión Británica encabezada por Los Beatles. Wilson era el único artista con la talla para entablar la famosa rivalidad entre ambos grupos que produjo las joyas del rock. En esta época empezó su odisea con las sustancias, surfeó en un océano de drogas y alcohol por más tres décadas. Lo bueno es que las psicodélicas como el LSD lo impulsaron a elevar su música al nivel espiritual y sus composiciones pasaron del plano juvenil, al existencial y al místico. Así surgió Pet Sounds en 1966, un disco revolucionario con su tema esencial, “Good Vibrations”. Algo nunca escuchado: instrumentación y sonidos inusuales, armonías vocales y capas interminables de overdubs con estructuras originales.
AL AÑO SIGUIENTE, INSPIRADO, comenzó a crear Smile, “la sinfonía adolescente a Dios”, pero sus problemas mentales interrumpieron el proceso y lo empujaron a recluirse durante décadas para comer, beber y drogarse entre clínicas y el estudio de grabación. Así creó el Sonido Wilson: melodías pegajosas + armonías fantásticas + arreglos sinfónicos + cambios de ritmo + técnicas experimentales de grabación. El estudio, el grupo y los músicos de sesión eran sus instrumentos, sólo se aparecía para supervisarlos con sus 150 kilos de ansiedad. Rehabilitado y demandado, al iniciar los dosmiles logró remontar su carrera solista y pudo terminarlo en 2004, su mejor disco y una de las más grandes obras en la historia del rock y el pop progresivo que encapsula su vida repleta de tristeza, genialidad y sensibilidad en 17 canciones.
Dio su último concierto en 2022, pero sus rayos musicales le dieron sonido a California, al surf, al rock, al pop, a la psicodelia, al punk, al indie y al folk. Infinidad de grupos y productores abrevaron en su música. Por ejemplo, Los Ramones le hicieron su versión de “Surf City”, el grupo Yo La Tengo grabó “Little Honda” y Brian Jonestown Massacre usó sus técnicas de estudio en temas como “The Devil May Care”. Lo más sorprendente es que Brian Wilson lo hizo todo al estilo Beethoven, con sordera total del oído derecho. Entre genios se habla el mismo idioma.
