FILO LUMINOSO

Superman de James Gunn

El actor David Corenswet es el Superman del 2025.
El actor David Corenswet es el Superman del 2025. Foto: Cortesía del autor

El regreso cíclico a los superhéroes icónicos es tan sintomático como necesario. La psicología pop lleva décadas explicando que los mitos de dioses, semidioses y engendros sobrenaturales fueron sustituidos desde inicios del siglo XX por personajes con capas, uniformes de spandex, identidades ocultas y buenas intenciones al margen de la ley. La consolación, fascinación y diversión que puede aportar la ilusión de que un ser prodigioso resuelva las más brutales injusticias hacen a estos seres indispensables. La masacre de la población palestina que está llevando a cabo el ejército israelí actualmente así como la guerra de Rusia contra Ucrania, ambas accesibles en streaming como si se tratara de un sórdido entretenimiento, han dado lugar por un lado a un estado masivo de angustia y desesperación, y por el otro a un conformismo y normalización de la atrocidad. Estas corrientes emocionales han creado una esquizofrenia ambiental en la que viene a insertarse la película Superman, escrita, producida y dirigida por James Gunn (codirector de los estudios DC), una expresión comercial de la cultura popular que trata de explotar al personaje iniciático de DC Comics y a la vez capturar la desmoralización y la indignación que inflaman este momento en la historia.

Gunn no pierde tiempo en repetir la historia del bebé kriptoniano que es enviado a la Tierra por sus padres para salvarlo de la destrucción planetaria, es adoptado por una pareja rural, que lo bautiza como Clark Kent y que eventualmente se vuelve periodista de The Daily Planet, de Metropolis. El director se aleja de la autoindulgencia pesimista realista que caracterizó a las últimas películas de este héroe, así como abandona su propia actitud cínica e ironía autorreflexiva que caracterizó la exitosa saga Guardianes de la galaxia. Aquí Gunn elige un humor sencillo con el gusto retro de las historietas previas a los años 70. También opta por ahorrarse el drama y sorpresas de la relación amorosa de Clark con su colega Lois Lane (Rachel Brosnahan).

Para incendiar los temperamentos trumpianos MAGA, se enfatiza la naturaleza de Superman como un inmigrante, optimista, generoso y justo que desea el bien de todos. Más que ser el símbolo del idealismo del american way, representa los valores humanos universales, a pesar de ser un metahumano. La cinta trata del escepticismo y los cuestionamientos que generan la bondad y la justicia, que afectan desde a Lois hasta los medios de comunicación y el gobierno. El propio Clark duda de la naturaleza de la misión para la que fue enviado a la Tierra. En un tiempo en que la crueldad y la venganza son el mensaje, hacer el bien es un acto de resistencia poética. Y en una era en que los superhéroes pueden ser manufacturados y programados lo que sorprende ya no son los poderes extraordinarios sino la virtud de la honestidad.

Podemos pensar que un vehículo de entretenimiento derivativo no puede tener credibilidad para reflejar los espantosos conflictos de nuestra época, sin embargo esta cinta toca puntualmente una serie de temas de actualidad contundente. Está la evocación doble e inequívoca a la guerra en Ucrania y la masacre masiva y limpieza étnica en Gaza, que en cierta forma fusiona: el agresor es Boravia, un país eslavo con armamento de punta suministrado por una corporación a través de Estados Unidos a un precio simbólico; el agredido es Jarhanpur, una franja de arena frente al mar, sin armas ni ejército, rodeada de una cerca, donde los civiles tratan de defenderse con palos y piedras.

Un archimillonario, Lex Luthor (Nicholas Hoult en el papel de un narcisista que a diferencia de Elon Musk sí es un genio), que tiene acceso y conexiones en los más altos niveles del poder en Washington, manipula a los políticos y a la opinión pública y se beneficia de las acciones militares. En la década de los ochenta, Lex fue modelado a partir de Donald Trump, como declaró John Byrne en 2016. La realidad ha hecho redundante al cómic. El simbolismo de la cinta, que Gunn escribió cerca del tiempo en que tuvo lugar el ataque de Hamás, el 7 de octubre de 2023, aparte de la destrucción militar también muestra el arresto de Superman (al estilo de los que lleva a cabo ICE) por ser inmigrante y su traslado a un “black site” fuera de la jurisdicción del Estado (algo menos terrorífico que la cárcel de Bukele), un “black hole” u hoyo negro cósmico, un “universo de bolsillo”, para encerrar indeseables (desde una novia resentida hasta prisioneros políticos pasando por “inmigrantes ilegales planetarios”).

Lois Lane entrevista a Superman, la conversación gira en torno a la ética periodística y las consecuencias del intervencionismo humanitario. Pero ella hace eco del argumento israelí que postula que una población bajo sitio y amenazada de extermino puede convertirse en un peligro para Boravia y no lo opuesto. La ironía queda expuesta así como Vasil Glarkos (Zlatko Buric), el líder de Boravia, es presentado como un Netanyahu despeinado y ligeramente más caricaturesco. Boravia desea anexarse el territorio de Jarhanpur, expulsar o exterminar a los habitantes y dar fenomenales concesiones extractivistas a Luthor. Genocidio, xenofobia y exterminio son las condiciones en que Superman fue creado como un defensor de los débiles y justiciero antifascista, por sus autores judíos, Jerry Siegel y Joe Shuster, en 1938, en los albores de la Depresión, poco antes de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto.

Entre los elementos novedosos del filme está la inclusión de superhéroes corporativos: Linterna Verde (Nathan Fillion), Mister Terrific (Edi Gathegi) y Hawkgirl (Isabela Merced): “La pandilla de la justicia”, con una agenda de trabajo gig que evoca a Uber, Airbnb y Amazon. En el bando de los villanos destaca la Ingeniero (María Gabriela de Faría), que además de maldecir como mexicana puede transformarse, hackear computadoras y cuerpos con nanobots. También tenemos al caótico superperro Kripto, como chiste recurrente y pretexto para presentar a la Superniña en plan de adolescente rebelde. Estos vienen a resaltar nuevamente que el talento de Gunn es trabajar con conjuntos de personajes más que con un héroe solo y son los cimientos de las próximas secuelas de la franquicia. La cinta comienza con la primera derrota de Superman, quien a pesar de sus poderes a lo largo de toda la película requiere de ayuda para derrotar a sus enemigos.

TAMBIÉN TENEMOS AL CAÓTICO SUPERPERRO KRIPTO, COMO CHISTE RECURRENTE Y PRETEXTO PARA PRESENTAR A LA SUPERNIÑA EN PLAN DE ADOLESCENTE REBELDE

El destello de humor más afortunado es el ejército de monos que postean desinformación, propaganda y suponemos hará en línea para atacar a Superman y a todo lo que antagoniza a Lex y sus intereses. El mundo de este nuevo viejo Superman es simple e ingenuo aunque está infestado de monstruos, metahumanos, alienígenas y oligarcas ambiciosos. En gran medida es un fiel reflejo de una era digital de nihilismo, distracciones y gratificación instantánea. Sin embargo, carga consigo una novedad: el retorno de la decencia como algo valioso.