San Josh Homme y las reinonas empedradas de sex apil

San Josh Homme y las reinonas empedradas de Sex Apil Foto: Cortesía del autor

Perdóname jefa, por mi vida gonzo.

Queens of the Stone Age cerraba su gira en el Corona Capital, así que decidí convocar a todo el cru. Pinche llamada del desierto es cabrona. Seré honesto, de no ser por mi hija, la navidad me daría lo mismo. Para los amantes de la música esta era nuestra navidad sonora. Y qué mejores fiestas si Satan Clos nos trajo de regalo nada menos que a Josh Homme. Con el Corona Capital se cerraba mi año musical. Y si por azar aparece otro concierto eso ya pertenece al siguiente año. Así se mide la vida del nómada de festival.

Casi conseguí reunir a toda la pandilla. Sólo me faltaron la Nariz Atómica y Michelle. Avorazado, según el diccionario de español del COLMEX, significa, persona que busca apoderarse de alguna cosa, comida, riqueza u oportunidad, sin consideraciones ni cortesía hacia los demás. Ese era nuestro cometido, avorazarnos para situarnos lo más adelante posible. No llegamos a la valla, pero casi. Es un trabajo artesanal, que conlleva mucha paciencia. Te vas incrustando más y más conforme avanza la tarde, aunque para ello tengas que fumarte a bandas que ni te importan.

AVORAZADO, SEGÚN EL DICCIONARIO DE ESPAÑOL DEL COLMEX, SIGNIFICA, PERSONA QUE BUSCA APODERARSE DE ALGUNA COSA, COMIDA, RIQUEZA U OPORTUNIDAD.

Por no dejar, me comí un pedacito de aceite. Le mordí a una gomita para que amarrara. Y alguien me regaló una esquinita de tusi. Entonces, para cuando QOTSA salió al escenario me sentía bendecido por los antiguos dioses de la ciudad de Tenochtitlán. Estaba listo para el viaje. Cada tanto, por las croniquitas que publico en este espacio en llamas, hay banda que me dice quisiera ir contigo a un concierto. La neta, no se los recomiendo. Por algo que me pasó a mí, y a la persona que tenía a un lado, que ya relataré más adelante.

Pero antes, un Fast backward. Previo a QOTSA, Garbage calentó motores. Y vaya que dejó el escenario en llamas. El tiempo lo vuelve a uno despistado. No esperaba nada de estos veteranazos, sin embargo me sorprendieron. En el 95 estuve prendado de Shirley Manson. Cómo me chupe pilas dobles en mi discman Sony a dándole repeat infnito a “Milk”. Pero con su segundo disco me perdieron, aunque incluye una rola que sí me obsesiona hasta lo indecible. Nunca los había visto. Bueno, no estuvo mal perder la virginidad a los 47. Pero lo significativo de estar allí en ese momento fue que sentado aporreando la bataca estaba Butch Vig, el productor de Nevermind. Y esa misma noche en el GNP, en otro escenario, se presentaba el 50% de Nirvana, Dave Grohl y Pat Smear. Sólo faltó Novoselic, para que el espíritu de Kurt Cobain descendiera sobre nosotros.

FAST FORWARD. Todavía estaba gimoteando porque Garbage no tocó “Special” cuando la vi. A la Maton BB1200 JH, más propia de un blusero negro de antaño que de una estrella de rock en ebullición. Pero que es en parte la responsable del sonido característico de QOTSA. Entonces la velocidad del sonido se apoderó de la realidad. Cuando escuché los primeros acordes de “No One Knows” supe que Dave Grohl no se sumaría a la banda. Una oportunideath perdida de ver al Foo Fighter con Josh Homme en el mismo escenario en México. Algo que habría sido un recuerdo invaluable para todos los fans. Ni hablar. Pero por otro lado, la despacharon más o menos temprano. Para no crear expectativa. Palomear ese must y a lo que sigue.

Pinche güero de rancho el Josh Homme. Con su “My God is the Sun”. Una rola que, los que nacimos en desierto, entendemos hasta el sufrimientogozo.

Y cuando empezó la cachondísima “I Sat By The Ocean”, me ocurrió el incidente.

¿Conocen el arte perdido de conocer un secreto? Pues no guarden éste. Estaba yo sumido en la sensualidad de la banda, la voz de Homme y ese toque en ocasiones español que me extravié un poco. Bueno, no me perdí propiamente, hice caso, me fui con el flow. Pero creo que me excedí. Me estaba meando. Y no me iba a salir de entre la multitud para ir hasta los baños. No estaba dispuesto a perderme ni un segundo. Me tomé el resto de mi cerveza y oriné en el vaso. Los minutos transcurrieron. Las rolas pasaron. Estaba yo tan absorto en la música que me olvidé del contenido del vaso y le pegué un trago. Al instante escupí. Pero vaya que le di el golpe. Me estrené en la orinoterapia. Gracias QOTSA por ser mis padrinos.

ME DISPONÍA A TIRAR LOS MEADOS al piso cuando empezó “Make It With Chu”. Así que lo olvidé. Sostenía mi vaso despreocupadamente. Una de las personas que me acompañaba, no diré nombres para no quemar, me arrebató el vaso y le pegó un tragó. Guácala, está caliente, me gritó. Luego el sabor en su boca le hizo saber que no era cerveza. Casi se vomita. No mames, cabrón, son miados. Ahora fui yo el que le arrebató el vaso y lo arrojé al piso. Perdóname, carnal, por esa lluvia dorada incidental. ¿Ven lo que les digo? ¿En serio quieren ir a un concierto conmigo? Mejor no se expongan. Piénsenlo dos, tres, mil veces.

La ceremonia terminó con “A Song For The Death” (Mark Lanegan siempre en mi mente) y nos fuimos todos de esa iglesia sonora. Pero no en paz.

Al contrario. Con sed de sangre. Como los vampiros del tiempo y la memoria en que la edad nos ha convertido. Nos asomamos a Foo Fighters. Pero la Netflix, después del sacudidón de QOTSA me resultaron un tanto desabridos. A pesar de, quería refinarme el show completo, sin embargo, mi compa el Fer (no es él quien le tomó al vaso) me arrastró a la salida hasta un pesero que nos depositó en la colonia Roma.

Nos refundimos en ese after hours sensacional antes conocido como el Jacalito. Nadie lo creerá. Pero en ocasiones me sorprende mi ingenuidad. En el antro conocimos a unos extranjeros. Por el acento debía de ser de Cosa Rica. Y como bien aprendí en Killing Zoe, hay que amenizarse con drogas. Así que, según yo, saqué el periflais a la sorda y comencé a empolvarme las chatas. Los costarriquenses me vieron y me pidieron. Por culpa del tusi andaba en el buenondismo mágico. Los formé a los cuatro cinco y con la llave les pinté su naricita de blanco. En mi mente era un acto subrepticio, algo prohibido. Algo secreto. Pero cuál fue mi sorpresa al levantar el rostro: había cámaras.

Y todo el bar me veía en las pantallas repartiendo el periflais. Y era del caro. A dos mil el grammy.

Salí de ahí con una amiga que me iba a dar un raite pero me bajó en un lugar que no reconocí. Y ese fue el final de la noche. Y ahí me quedé. Sin saber en dónde estaba. Y desde ahí comencé a escribir estas palabras.