Atropéllame

Ojos de perra azul

Atropéllame
AtropéllameCortesía de la autora
Por:

siempre había estado segura de que no iba a morir aplastada por un coche, un camión, una motocicleta, a pesar de vivir en esta caótica ciudad. Era inmortal, indestructible. Pero una madrugada fui arrollada por ti, locomotora sin freno.

El amor es igual de peligroso que cruzar la calle. Se sufren accidentes del corazón más graves que los de tránsito. Los daños son irreparables, los causantes escapan sin pagar las consecuencias.

Nunca aprendí ni me enseñaron el reglamento peatonal, tampoco el manual de las pasiones. A caminar por la acera, no sobre el pavimento; a moverme en relaciones estables y formales. Alto total en los cruces, poner bien los pies en el suelo. Evitar jugar cerca del borde, saber que hay riesgo de caída con resultados fatales. Obedecer los semáforos. Mirar hacia ambos sentidos, derecha, izquierda. No confiar, prestar atención al ambiente y analizar las circunstancias. No correr, moverse a un ritmo controlado, avanzar poco a poco, detenerme sólo al llegar a un extremo seguro. Tener mucho cuidado, está en juego la vida. No hice caso, me arriesgué sin pensar.

No frené, tú tampoco, te enfilaste hacia mí, no pudiste esquivarme... Explotamos .

PASÓ ESTE JUEVES al oriente de la ciudad. Un hombre me atropelló inesperada y brutalmente. Fue de imprevisto, ni cuenta me di. Iba andando sin rumbo, distraída e imprudente, queriendo llegar a no sé dónde, deprisa, quizás buscando encontrarte. Te vi del otro lado, en la banqueta. Yo, temeraria e irresponsable, atravesé la calzada sin atender a las rojas señales de peligro. No tomé una desviación, no di vuelta ni me fui por la vía segura y directa. Sabía que iba a estrellarme contigo y aún así aceleré el paso. No frené, tú tampoco, te enfilaste hacia mí, no pudiste esquivarme. Nuestros cuerpos chocaron, colisión, incendio. Explotamos. Ante el violento impacto, tuve traumatismos, fracturas y severas contusiones. Lesiones permanentes. Sobreviví de milagro. Te diste a la fuga y quedé sola, vulnerada, herida. No sé tu paradero, delincuente, desconozco tu identidad.

Me encuentro en recuperación. El alma vendada, el ego amoratado, el yo trastornado. La carne quemada, los huesos quebrados. Sangro. Quiero empezar a transitar otra vez por las avenidas de la existencia. Ahora voy a atropellarte yo a ti sin piedad, fugitivo asesino, maldito causante del desamor que me mata.

Se busca en los puentes y en los callejones del mundo. Hay recompensa, informes en La Razón.

*** Eres mi peor es todo.