Avándarrock

La canción #6

Avándarrock
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Préstame tu máquina del tiempo, diría Rockdrigo al presenciar el retorno del Armándaro Valle de Bravo y la Encuerada de Avándaro para celebrar los cincuenta años del remoto festival. Han corrido ríos de tinta sobre la congregación que marcó al personal y hundió al rock en el oscurantismo y la ilegalidad de los hoyos fonky durante más de una década. El miedo persecutor y represor de jipitecas y rock continuó en los años ochenta con las bandas urbanas y el punk. El festival es como un tatuaje que la Historia Nacional se hizo en los setenta, pero tuvo que mantenerlo oculto hasta que medio siglo después la Secretaría de Cultura tiró paro para exhibirlo con orgullo antropológico. Durante septiembre fue objeto de homenajes e incluso tuvimos un conato del Día del Rock Mexicano.

El Festival Avándaro 50 Aniversario se realizó los días 11 y 12 con una serie de conversatorios entre leyendas, músicos y personajes de todos los calibres, sexos y rodadas para desglosar el impacto musical del enclave jipioso. Se armaron los conciertos en streaming y las transmisiones en línea de Señal Avándaro con una veintena de grupos como Tijuana No, los Dug Dug’s, Riesgo de Contagio, Jessy Bulbo y el combo Sonido Tijuana. También se presentó una decena de documentales y un ciclo de pláticas y lecturas desde la academia sobre la dimensión social, antropológica y cultural, la herencia musical y la participación de las mujeres en el rock hasta hoy.

El miedo de jipitecas y rock continuó en los ochenta con las bandas urbanas y el punk

Por su parte, la productora Hipnosis, la Enciclopedia del Rock Mexicano y See Records organizaron el encontronazo Avándaro 50 Años en el foro Indie Rocks. Tocaron algunos músicos originales de nuestro Woodstock como los Avándaro All Stars: miembros de Tequila, Epílogo, El Amor y Los Ovnis. Armaron un bazar de discos con ediciones de colección y una exposición de pintura. Presentaron el libro Yo estuve en Avándaro de Federico Rubli, con fotos de Graciela Iturbide, quizá uno de los documentos más completos que existen, publicado por Trilce. El prólogo es de Luis de Llano, productor del festival, y la introducción es de Justino Compeán, el director de cuenta que obtuvo el patrocinio de Coca-Cola para el festival. El director de mercadotecnia que aprobó ese patrocinio fue nada menos que Vicente Fox, hoy propietario de Paradise, la primera tienda de productos de marihuana en Guanajuato. Pero sin duda el despropósito de la fecha fue la iniciativa de unos niños héroes que propusieron “institucionalizar el 11 de septiembre como el Día del Rock Mexicano”. Campeón con Oscar de premio a la insensatez, diría Rockdrigo.