Dennis Rodman

EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO

Dennis Rodman
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En Star+ se encuentra disponible el documental sobre uno de los defensivos más aguerridos en la historia del basquetbol: Dennis Rodman.

For Better or Worse es un clavado a la psique de una de las figuras más controversiales de los últimos cuarenta años. Además de su desempeño en la cancha, el jugador ha tenido una segunda vida después de su retiro.

Es como Maradona, que después de abandonar el deporte continuó siendo tan o más mediático que cuando estaba en activo.

Aunque el documental es esclarecedor en muchos sentidos, Rodman se desnuda ante la cámara. Lo cierto es que su personalidad sigue siendo un misterio. Para entender un poco su carácter hay que remontarse a su infancia en Dallas, Texas. Vivió parte de su niñez en un barrio no muy popular, Oak Cliff, de donde salió también otro prodigio, un guitarrista eléctrico que revolucionó el blues: Stevie Ray Vaughan. Rodman fue un niño problema. Y parecía no tener madera para nada. Ni para el basquetbol. Durante su pubertad era más bien bajo para los estándares de un jugador colegial. Pero un día ocurrió un milagro:w dio el estirón y comenzó a ver el basquetbol como una vía de escape para luchar contra la frustración y los problemas familiares.

LO QUE RODMAN HIZO por la NBA y por la libertad de expresión no lo ha hecho nadie. Él y Allen Iverson llevaron la calle a la cancha. Introdujeron la moda del tatuaje y los peinados estrafalarios en una liga que estaba demasiado limpia para los malandros noventas. Rodman lo mismo aparecía con el pelo pintado de verde que de rubio platino. Y fuera de la cancha comenzó a erigirse como ícono de la moda gay con su manera de vestir. Alguna vez apareció con un vestido de novia.

Pero su relevancia y el lujo de comportarse de manera estrafalaria se deben a que era un jugador fuera de serie. Primero miembro de aquellos salvajes Pistones de Detroit, luego como parte de los Spurs de San Antonio y más tarde como pieza clave para que los Toros de Chicago de Michael Jordan ganaran tres campeonatos. Líder histórico de rebotes durante muchas temporadas, tenía una técnica particular. Observaba por horas el balón y sus involuciones. Hacia dónde podría salir disparado si votaba en qué parte del aro y bajo qué efectos. Un sistema que raya en la genialidad. Su estudio lo llevó lejos.

Sus méritos deportivos le dijeron al mundo que nadie es dueño de la verdad

PERO TAMBIÉN ERA UN DESMADRE. Cuando comenzó a ser una celebridad salió con Madonna. Y se negó a tener un hijo con ella. Cometía locuras de todo tipo. Como casarse con Carmen Electra en Las Vegas y divorciarse pocos días después. Literalmente se convirtió en el alma de la fiesta. Y siempre llegaba tarde a los entrenamientos o de plano no aparecía. Pero cuando ponía el pie en la cancha nadie le podía echar en cara su falta de compromiso porque jugaba como un demonio. Era un especialista en sacar de quicio a sus rivales con un juego duro que muchas veces se volvió sucio y llegó a los golpes.

Lo que sus detractores no podían soportar —ni muchos de sus compañeros—, es ser un hombre de color, todo tatuado, que se la pasaba cuarenta y ocho horas de fiesta y era uno de los mejores jugadores de la liga. Lo que hacía Rodman con su bravuconería y su look era echarle en la jeta a todo mundo su intolerancia. Y sí, tenían que chingarse, ese cabrón con aspecto de malviviente era quien les decía cómo se reboteaba con maestría. Era un triunfo de su condición de outsider. Que fuera precisamente la figura más incómoda la que se llevara cinco campeonatos. En una liga tan blanda como lo es ahora la NBA, Rodman habría parado a LeBron James sin problemas.

For Better or Worse explora esa parte del monstruo que estaba incapacitado para las relaciones interpersonales con todos, incluidos jugadores y familia. En este tiempo de exigencias a los artistas de un comportamiento ejemplar, Rodman puede ser juzgado con facilidad. Sin embargo, sus méritos deportivos le dijeron al mundo algo muy profundo: nadie es dueño de la verdad. Y que no importa de qué tan abajo provengas, puedes pintarle el dedo a todos aquellos que no creen en ti y convertirte en un hito.

Polémico hasta lo insano, Rodman tuvo algunas reuniones con Kim Jong-un durante la administración de Trump. Son ese tipo de cosas en que la fama te hace cagarla durísimo. Pero como Maradona, supo capitalizar su mito más allá de su labor como jugador. Larga vida al Gusano.