Diversa Cultural

Diversa Cultural
Diversa CulturalFuente: Reddit.com, Piixabay y fotogramas.es
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LA RISA DE KAFKA

Franz Kafka y yo nos reíamos juntos muchas veces y a carcajadas, si es que tratándose de Kafka es posible hablar siquiera de tal cosa. Yo al menos sólo he retenido en la memoria la postura con la que su cuerpo solía expresar el regocijo, pero no su sonido. Kafka inclinaba la cabeza hacia atrás con lentitud o rapidez en función de la intensidad de su risa, entreabría un poco la boca y cerraba los ojos hasta formar con ellos dos estrechas rendijas, como si estuviera mirando al sol. O bien apoyaba las manos sobre la mesa, se encogía de hombros, escondía el labio inferior, se agachaba y entrecerraba fuertemente los ojos, como si de pronto alguien le hubiera salpicado.

Influenciado por esa postura le conté un día un cuento chino que había leído poco antes, no recuerdo dónde.

–El corazón es una casa con dos alcobas. En una reside la pena y en la otra la alegría. Nunca se debe reír demasiado, ya que de lo contrario se puede despertar a la pena que vive en el cuarto de al lado.

–¿Y la alegría? ¿Puede despertarla una pena ruidosa?

–No. La alegría es dura de oído. No puede oír la pena del cuarto contiguo.

Kafka asintió.

–Es verdad. Por eso muchas veces uno sólo hace ver que se alegra y se tapa los oídos con la cera del regocijo. Como yo, por ejemplo. Simulo alegría para esconderme tras ella. Mi risa es un muro de hormigón.

Gustav Janouch, Conversaciones con Kafka. Notas y recuerdos, traducción de Rosa Sala, Ediciones Destino, 1999.

Franz Kafka
Franz KafkaFuente: Reddit.com

EL PAPEL DEL PAPEL

Es flexible, es sólido, es ligero. Fuerte como la memoria, existe en nuestra vida desde antes de que tengamos uso de razón. Sobre él se registran nuestros primeros hechos sobre el planeta. En uno similar se da cuenta del fin de nuestra aventura. Acompaña nuestro nacimiento y sin su existencia no somos para el mundo. Se parece a su nombre, limpio y breve, labial y líquido: papel. Transformando en plural, adquiere peso, prestigio, poder. Sus papeles, exige la autoridad desde sus múltiples rostros como justificación de nuestros actos rituales o de aquellos que, voluntariamente realizamos para la modificación de la realidad. Los papeles de un escritor son tan vitales como los papeles de un financiero. Cada uno defenderá hasta la muerte el valor y la vigencia de ambos. […]

El papel nos enfrenta, desde las primeras letras, a un diálogo callado y solitario con nosotros mismos. Cuadriculado para las operaciones matemáticas; pautado para que en él se posen las notas como aves; blanco, para enfrentarnos al horror y el placer del vacío. […] En defensa de la hoja, esa pureza silenciosa, esa invitación al viaje de la escritura, dejemos la palabra a José Emilio Pacheco, el poeta que entre nosotros mejor ha sabido profetizar los desastres y prodigios del siglo XX:

Página

Gracias, mil gracias, todo está muy bien.

Celebro lo que hacen y lo agradezco.

Me gustan mi laptop y mi laserprinter.

Pero soy como soy y no son para mí

poemas en pantalla ni a muchas voces

ni con animaciones electrónicas.

Me quedo (aunque sea lo último) con el

[papel.

La página no es, como se dice ahora, un

[soporte:

Es la casa y la carne del poema.

Allí sucede aquel íntimo encuentro

que hace de otras palabras tu mismo

[cuerpo

y te vuelve uno solo con lo que dicen tus

[letras.

Vicente Quirarte, Enseres para sobrevivir en la ciudad, 2012.

El papel del papel
El papel del papelFoto: Pixabay

ABUSO

Un día, un columnista alemán especializado en chismorreos me invitó a salir con él y dos chicas que deseaba presentarme. Ambas eran jóvenes y, cada una a su modo, sorprendentemente hermosas. Una de ellas iba vestida con cierto desaliño. Le pregunté cómo se llamaba.

–Mis amigos me llaman Nasty –contestó. […]

Un día, sin embargo, sentado frente a ella en una cervecería de Múnich, mientras estudiaba su rostro comprendí una cosa: Nastassja Kinski tenía un físico muy singular. Si existía eso que se llama cualidad de actriz, ella la poseía.

Nastassja me presentó a su madre, la cual discutió su carrera conmigo. […] Le aconsejé que se matriculara en una academia de arte dramático, aunque lo primero que tenía que resolver era el problema del inglés. Puesto que yo vivía en París, le dije que podía utilizar mi casa de Londres. La respuesta de su madre me dejó desconcertado:

–No puedo permitir que vaya sola –dijo–, es demasiado joven.

Fue entonces cuando averigüé la edad de Nastassja. Tenía apenas quince años.

Hicimos el amor más de una vez durante mis tres meses de estancia en Münich. Nastassja era una persona extraña. Prefería que los hombres se mostraran más bien fríos, no podía soportar que la cortejaran y corrieran tras ella. Era reposada y estaba muy segura de sí misma. Tenía un irónico sentido del humor y era muy observadora.

Descubría de inmediato las debilidades de los demás y era extraordinariamente madura para su edad. […]

Las Seychelles marcaron el punto culminante de mi idilio con Nastassja. Empezamos en Mahé y después nos trasladamos a una isla más pequeña llamada Praslin, donde vivíamos alimentándonos como salvajes. […]

Aunque Nastassja y yo no hacíamos alarde de nuestras relaciones, tampoco las podíamos ocultar. En Praslin compartíamos un colchón en una cabaña de la playa con solo un par de sábanas para protegernos de la brisa nocturna. Creo que nuestra breve estancia en Praslin fue un periodo memorable en su vida; por lo menos en la mía sí lo fue.

Roman Polanski, Memorias, traducción de Antonia Menini, Malpaso, 2017.

Abuso
AbusoFuente: fotogramas.es

PÁJARO

Tomar un pajarito en el cuenco medio cerrado de la mano es terrible. Despavorido, agita desordenada y velozmente las alas, de repente se tiene en la mano semicerrada millares de alas finas debatiéndose en su crispación, y de repente se vuelve intolerable y se abre de prisa la mano liberándolo, o se lo entrega de prisa al dueño para que le dé la mayor libertad relativa de una jaula. A los pájaros los quiero en los árboles o volando, pero lejos de mis manos.

Clarice Lispector, Revelación de un mundo, traducción Amalia Sato, Adriana Hidalgo editora, 2005.

Pájaro
PájaroFoto: Pixabay

DUELO

5 de noviembre

Tarde triste. Breve salida de compras. Con el pastelero (futilidad) compro un pan de chocolate. Al servir a un cliente, la muchacha de servicio dice: Ahí está. Eran las palabras que yo decía al llevar algo a mamá cuando la estaba cuidando. Una vez, hacia el final, semiinconsciente, repitió en eco: Ahí esta (Aquí estoy, palabras que nos dijimos uno al otro toda la vida).

Estas palabras de la muchacha me traen las lágrimas a los ojos. Lloro largo tiempo (de vuelta en el departamento insonoro).

Así puedo cernir mi duelo.

No está directamente en la soledad, en lo empírico, etcétera; tengo ahí una especie de soltura, de dominio que debe hacer creer a la gente que tengo menos dolor del que habrían pensado. Está ahí donde se vuelve a desgarrar la relación de amor; el “nos amábamos”. El punto que quema más en el punto más abstracto…

Roland Barthes, Diario de duelo. 26 de octubre de 1977-15 de septiembre de 1979, traducción de Adolfo Castañón, texto establecido y anotado por Nathalie Léger, Siglo XXI Editores, 2009.