El cochambre

El cochambre
Por:
  • carlos_velazquez

Es sabido, la película nunca será mejor que el libro. Pero no por eso el fan que llevas dentro va a dejar de emocionarse cuando te anuncian la película sobre Mötley Crüe, basada en la biografía del grupo, The Dirt, que en español titularon Los trapos sucios, pero cuya traducción literal más cercana posible es el cochambre.

A pesar de que la expectativa no era alta, con Netflix ya nada lo es, la película resultó bastante chafita. Mal dirigida, pésimamente actuada y con un formato barato de video home. Una lástima porque el libro es un documento jugoso de la que todavía ostenta el título de la banda más desmadrosa del rock. Lo cual no es poco decir. Que te sitúen por encima de Los Rolling Stones y Los Who no es nada sencillo.

Antes de su estreno corrieron rumores de que The Dirt sería una serie. Quizá los productores no le vieron potencial para cuatro temporadas, pero una miniserie de cuatro capítulos habría sido ideal. El problema de las casi dos horas que dura el video home es que se desperdicia una historia jugosa en anécdotas dignas de ser filmadas. Y como ocurre siempre en estos casos, se le pasa revista a los acontecimientos demasiado rápido, lo que convierte la narrativa en un fast forward. Entonces no te dejan digerir un acontecimiento cuando ya te están echando el otro encima.

El casting es también errático. Los actores parecen metidos con calzador en el papel. Y les falta énfasis en los momentos dramáticos. La historia de Mötley Crüe es la novela rusa del rock. Pura tragedia. Pero por el formato que le dieron parece más una versión bastante mala de Porkys o La venganza de los nerds. Más que una banda de rock amenazante parecen los miembros de una fraternidad universitaria.

"Lo mejor, bendito rock, es la música. Qué buena selección hicieron para el soundtrack de la película".

La historia, como ocurre en el libro, es contada a cuatro voces. Aquí no está presente la intrusión del negro literario, Neil Strauss. El guionista no logra captar la esencia del material que tiene en las manos y la película se narra de manera atropellada. Al principio hay un recurso que pretende ser novedoso, en una escena Mick Mars dice que en realidad así no sucedieron las cosas con el manager, pero este tipo de giros no vuelve a producirse. Es comprensible que se le haya querido dar el toque ochentero, pero la estética es como Magnum con bajo presupuesto.

Lo que sí está de agradecerse es que no hayan querido adecuarla a todo público, como ocurrió con la historia de Queen. Aquí se ven escenas de la salvaje vida de la banda. Hay sexo, drogas (muchas, era el sello de la casa) y rock & roll. Pero los highlights se pierden de lo apresurado que se cuentan. El accidente de coche en el que murió Dazzle Ringley, baterista de Hanoi Rock, y por el que Vince Neil fue a la cárcel y la muerte de su hija Skyler de seis años debido al cáncer fueron hechos dolorosísimos, que en el libro le estrujan el corazón al lector, pero que en la pantalla no cumplen su cometido.

Como ocurre en la cinta sobre Queen, hay mucha recreación. Un gran desperdicio, porque si hay un grupo que encabezó la era MTV fue Mötley. Existen cientos de horas de grabación que pudieron ser intercaladas en la cinta. No sé si esto no ocurra por una cuestión de derechos, pero eso le daría a la cinta fuerza. Quizá no se inserten escenas de la vida real para restarle aires de documental y hacer la narrativa fluida, pero como está parece mal hecho. El uso de ese material habría sido mejor que las escenografías artificiosas queaparecen.

Hay cosas que no sucedieron tal como se cuentan, como el encuentro con Ozzy. Sí esnifó hormigas y lamió sus orines, pero fue a campo abierto, en un festival. Y Nikki Sixx sí volvió de la muerte. Pero ya estaba declarado clínicamente cadáver y abandonado en una plancha, entonces despertó y escapó del hospital por una ventana. Sin camisa y con su pantalón de cuero le pidió raite a unas grupis que ponían unas veladoras en su honor a espaldas del hospital. Se montó en el convertible y se fue a volver a inyectarse heroína.

La historia se interrumpe, no se narra el episodio de Nikki Sixx en Japón con las 90 prostitutas, ni el video porno de Tommy Lee y Pamela Anderson ni la caída al bote de Tommy Lee. Mientras mordía barrote Pamela se cogía a quien quería y él seguía enamorado de ella.

Lo mejor, bendito rock, es la música. Qué buena selección hicieron para el soundtrack de la película. Una antología completísima de la banda con dos canciones inéditas y un cóver de Madonna. Esta es la banda que tocó la puerta al diablo y éste le abrió la puerta. Merecía una mejor versión, lástima que cayó en manos de Netflix.