Es lo que hay

La canción #6

Autoconcierto
AutoconciertoFuente: autodevot.com
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La pandemia aceleró el cambio de era musical. Lo peor no serán las plataformas de streaming, el reguetón y los contenidos tipo "Por qué Bad Bunny es el nuevo Bob Dylan". Lo más jodido será perder la experiencia de la música en vivo. ¿Cuánto tiempo pasará antes de que podamos ir a un concierto como solíamos hacerlo? Aunque en las giras se hagan rutinas, cada concierto es un ritual único que comparten los asistentes en torno al artista y su música. No volverá a suceder. Es un misterio musical, sólo quienes estuvieron ahí pueden hablar de ello. Me sentí peor tan sólo de pensar que la crónica de conciertos también peligraba.

Contra todo, la música y el periodismo se abrieron paso. Tan pronto se cancelaron giras, conciertos, foros y antros para escucharla en vivo, las plataformas y redes sociales se convirtieron en el escenario de todo tipo de presentaciones. Aunada a la crisis de los músicos, la industria de la producción de espectáculos también se hundió. Desde que inició la pandemia no han dejado de proponer soluciones como los autoconciertos, el público a cuatro metros de distancia, los andamios individuales frente al escenario como corrales para asistentes y la más ingeniosa, propuesta por Wayne Coyne de los Flaming Lips: los globos gigantes que permiten meterse y caminar-rodar. Cuando empezaron a suceder estos conciertos, también se publicaron las primeras crónicas y reseñas desde la sala de una casa o el asiento trasero de un coche.

¿Cuánto pasará antes de que podamos ir a un concierto como solíamos hacerlo?

El 10 de mayo, el ABC de España publicó la "Crónica del primer concierto online a puerta cerrada y de pago", de Nacho Serrano, sobre la actuación de Strad, el Violinista Rebelde. Acá Bizarro.fm publicó "Mi nueva primera vez con Perfume Genius", de Lecce, sobre un livestream del grupo de Michael Alden Hadreas: “Nada diferente a un concierto grabado en Netflix, emotividad relativa que sólo podía ser interpretada a través de comments de Instagram”. En openrevista.com, Ismael Frausto publicó "¿Cómo es un autoconcierto? Vivimos la experiencia con DLD", sobre el primer show en esta modalidad en la Ciudad de México: “En cada automóvil, cada uno tiene su fiesta particular. Grupos de cuatro o cinco personas bailan, cantan, gritan, se emocionan, alzan los brazos y, por lo menos durante un par de horas, se olvidan que han estado encerrados prácticamente todo este año”. No me parecen testimonios motivadores. Y los conciertos en línea me provocan la emoción de un video en YouTube, puedo estar haciendo cualquier cosa mientras los escucho. Pero es lo que hay.