El legado de Cristina Pacheco

ESGRIMA

Cristina Pacheco durante su video de despedida
Cristina Pacheco durante su video de despedidaFoto: Canal Once
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El viernes primero de diciembre, durante el programa televisivo Conversando con Cristina Pacheco —que se transmitió por Canal Once, de manera ininterrumpida, durante 26 años—, la periodista mexicana Cristina Romo Hernández informó de su retiro de las cámaras. Fue una despedida imprevista, nadie en la audiencia la esperaba: sin la elocuencia que es su sello, dijo que el programa sería suspendido —"al menos momentáneamente"—, debido a "graves razones" de salud. La conductora hizo el anuncio con voz entrecortada y el dolor que implica hacer una pausa a casi 50 años de trabajo continuo.

SE IMPONE HABLAR sobre el legado que Cristina Pacheco deja en la cultura nacional, como escritora y cronista. Originaria de Guanajuato (1941), comenzó trabajando muy joven en publicaciones diversas, porque siempre tuvo claro que quería dedicarse al oficio de la palabra. Cuando laboraba en Difusión Cultural de la UNAM conoció a varios escritores, entre ellos a José Emilio Pacheco; Carlos Monsiváis los presentó. Luego los autores se casaron y ella hizo suyo el apellido desde entonces. Como escritora y cronista participó en El Sol de México, El Universal, Excélsior, Novedades, Siempre!, entre otros medios.

Con la interrupción de su programa se pierde un pilar del periodismo cultural en el país. No sólo es la suspensión del espacio en el que recibía a invitados sobresalientes de las bellas artes, el pensamiento, la ciencia, la cultura en todas sus manifestaciones y el deporte; también sale del aire su otra emisión en Canal Once, Aquí nos tocó vivir, que se estrenó en 1978, es decir, llevaba 45 años al aire. Fue lo más cercano a la crónica de calle en formato de video, durante décadas. Se dice fácil. En su momento rompió con el esquema de la conductora que salía a cuadro maquillada, en un set televisivo. Con una cámara, su olfato periodístico y preguntas que se caracterizaban por un interés genuino en la experiencia humana, quiso retratar al México de la calle, el que está a ras de suelo. En entrevista con etcétera señaló, por ejemplo, sobre su experiencia en Tepito: "Es evidente que hay inseguridad, pero yo no la he sufrido; también es un barrio con personajes encantadores". Durante casi medio siglo se dedicó a entrevistar y dar realce en su contexto cotidiano a gente de todos los estratos, pero en particular a personas comunes y a practicantes de oficios varios, entre ellos afiladores, fruteras, encuadernadores, canteras, además de otros que hoy son ya casi inexistentes, como paragüeros, lecheras o lauderos. Aquí nos tocó vivir es uno de los programas más antiguos de la televisión del país, que marcó un precedente para cronistas como Armando Ramírez o Ángeles González Gamio.

Durante casi medio siglo se dedicó a entrevistar y dar realce en su contexto cotidiano a gente de todos estratos

Por su parte, Conversando con Cristina Pacheco dio a conocer un formato innovador en la pantalla chica: la entrevista por excelencia que parte de la conversación sabrosa y de la plática orgánica, entrañable. Así, esto implica una despedida, quizá definitiva, de dos de las producciones televisivas más audaces y enriquecedoras de México.

POR OTRO LADO, los domingos eran días de "Mar de historias", su columna en La Jornada. En lo personal me desperté con la tremenda noticia de que ese espacio también dejará de existir. Reproduzco su última colaboración en el diario:

A mis lectores y amigos les quiero agradecer su apoyo y su constancia a lo largo de 34 años que me han brindado su atención. Por otra parte, quiero informar que debido a mi precario estado de salud tendré que suspender mis colaboraciones temporalmente en La Jornada, con mi sección dominical Mar de historias. Gracias de verdad por su apoyo, ha sido maravilloso. Para la directora de La Jornada, para mis compañeros, todo mi agradecimiento por su soporte y generosidad. A todos les deseo la mejor de las suertes. Cristina Pacheco.

Hablemos de su columnismo, ¿o será más apropiado referirnos a cuentos? Su trayectoria como colaboradora de diario impreso resulta excepcional. Básicamente el fin —o la pausa— de "Mar de historias" significa también el fin de los cuentos vinculados al periodismo. Cristina Pacheco es la única columnista que ha publicado, todos los domingos desde hace 34 años, un relato por semana. Su trabajo constituía un puente conector entre periodismo y literatura. Muchas de esas narraciones han sido recopiladas en Sopita de fideo (1984), El corazón de la noche (1989), Limpios de todo amor (2002), Humo en tus ojos (2010), Mar de historias: relatos del México de hoy (2011), El eterno viajero (2016), entre otros libros.

El periodismo de excepción de la escritora ha opacado su narrativa, pero Pacheco es una de las cuentistas más creativas del siglo XX: acude al realismo, al costumbrismo citadino, a personajes del trabajo urbano, obrero. Recuerda Héctor de Mauleón en su columna de El Universal (4 de diciembre, 2023), que Luis Buñuel se interesó por un cuento de la revista Sucesos para llevarlo a la pantalla, pero canceló el proyecto al enterarse de que el autor ­—Juan Ángel Real— era, en realidad, el pseudónimo de Cristina Pacheco. Entonces la narradora tomó la decisión de firmar todo con su nombre.

PARA DAR CONTEXTO a la magnitud del cese de estos espacios retrocedo a la historia periodística de finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, donde poetas y cuentistas tenían un papel fundamental.

A finales del XIX, la lectora y el lector mexicano disfrutaban continuamente las plumas de Bernardo Couto Castillo, Laura Méndez de Cuenca, Manuel Gutiérrez Nájera, Vicente Riva Palacio, Amado Nervo, Francisco M. de Olaguíbel o María Enriqueta Camarillo, quienes publicaron un sinfín de cuentos y poemas en diarios de circulación nacional. Por otra parte, a mediados del siglo XX, el periodismo cultural tenía un peso preponderante. Escritoras y escritores como Elena Poniatowska, Fernando del Paso, Carlos Monsiváis, María Luisa La China Mendoza, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco, Margarita Michelena, Braulio Peralta, Guadalupe Loaeza y, por supuesto, Cristina Pacheco, por mencionar algunos nombres, se contaron entre los narradores y cronistas más conocidos, quienes dieron identidad a la expresión cultural de ese entonces.

Con la pausa del trabajo de Cristina Pacheco se cierra de momento una era del periodismo cultural en México. Su quehacer en varios frentes ha marcado a infinidad de generaciones de escritores y periodistas, pero también de televidentes y lectores, que la tienen como un referente. A título personal, ha sido una influencia insustituible en mi escritura. Ojalá muy pronto la podamos tener de vuelta.