No mires arriba y la obra de Adam McKay

La trayectoria del guionista, director, comediante y actor Adam McKay ofrece otra cinta
hilarante y crítica. Se preguntó qué pasaría si un día recibimos la noticia
de que la vida en la Tierra se extinguirá en cuestión de meses. Idealmente cobraríamos
conciencia, dejaríamos de lado la ambición, el egoísmo, la estupidez flagrante.
Pero No mires arriba plantea una respuesta mucho más realista para el mundo contemporáneo.

No mires arriba
No mires arribaFuente: kuster.ru
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Quiero morir tranquilamente mientras duermo, como mi abuelo, no gritando de terror como sus pasajeros.

JACK HANDEY

La cinta exhibida ahora en Netflix, que trata sobre un meteorito a punto de estrellarse contra la Tierra, sirve de pretexto para escribir sobre su creador, el maestro de la comedia, Adam McKay, quien ha realizado tanto comedias frívolas como críticas frontales al capitalismo.

ESPEJISMO Y “HUMOR INTELIGENTE”

En el 2018, HBO lanzó su exitosa serie Succession, creada por Jesse Armstrong y producida por el genial binomio cómico formado por Will Ferrell, actor, productor y guionista, y Adam McKay, director, productor y guionista —juntos son copropietarios del sitio web Funny or Die. La vi creyendo que se trataba de una serie cómica, pero me decepcioné al descubrir que estaba frente a un melodrama sobre las clases altas estadunidenses. La serie es genial, pero la ironía es tan sutil que pasa casi desapercibida; se necesita una buena predisposición para cacharla.

Para mí, los mejores realizadores de comedia en la actualidad son Peter Farrelly, Todd Phillips y Adam McKay. Los tres han sido ganadores del Oscar, lo cual —gran paradoja— implica una pérdida de comicidad, pues su comedia se volvió profunda y elitista, en especial si comparamos sus obras premiadas con las que los hicieron míticos: Green Book (Farrelly) contra Una pareja de idiotas, La mujer de mis pesadillas y Loco por Mary; El Guasón (Phillips) contra la saga de ¿Qué pasó ayer?; Vice (McKay) contra Guerra de papás, Policías de repuesto, Loco por la velocidad y Al diablo con las noticias.

McKay quiso demostrar que también puede realizar cine de compromiso social (lo había sugerido en Policías de repuesto, metiendo en los créditos finales innecesarias gráficas sobre fraudes). Además está su documental Esta bestia gigante que es la economía global (puede verse en Amazon Prime), La gran apuesta, sobre la crisis financiera del 2007 y Vice, basada en la biografía del exvicepresidente Dick Cheney.

Al hacer crítica social y reducir la ironía a una imitación casi fiel de la realidad, los chistes se esconden. Corre el riesgo de parecerse a Woody Allen, Pedro Almodóvar y Peter Jackson, que al volverse artísticos perdieron gracia.

CINCO AÑOS EN SEIS MESES

Advertencia: vienen spoilers. Para no frustrar sorpresas recomiendo leer este capítulo después de ver la película (aunque no revelo lo esencial).

La legendaria canción “Five Years”, de David Bowie, describe las reacciones de la humanidad al saber que la Tierra se destruirá en cinco años; en No mires arriba (Don’t Look Up, 2021) el plazo se reduce a seis meses. En la canción, los humanos entran en una catarsis trágica; en la cinta, todos siguen encapsulados en internet, las redes sociales y la televisión. Más que resignación se trata de una genuina inconsciencia, que al espectador le parece natural. Aquí, la sutil ironía de McKay encuentra su reflejo en la realidad, pues el absurdo coincide con el encapsulamiento individualista actual.

Dos astrónomos universitarios (Jennifer Lawrence y Leonardo DiCaprio) tratan de convencer a la presidenta de Estados Unidos (Meryl Streep) de hacer algo para impedir el choque del meteorito contra la Tierra. Ella y su hijo (Jonah Hill) están más preocupados por repuntar en las elecciones, antes de asociarse con el multimillonario Peter Isherwell, mezcla de Jeff Bezos con Elon Musk (Mark Rylance), propietario de Bash, una empresa que quiere obtener metales preciosos del meteorito.

No es la primera película que exhibe la supremacía del poder político y económico sobre científicos preocupados por la supervivencia humana (El pico de Dante, de Roger Donaldson, resulta ejemplar). Lo que hace especial ésta, es que el tema no es la destrucción apocalíptica sino el ego, exhibido en la manera como diversos personajes enfrentan la muerte masiva —Ariana Grande hace una excelente caricatura de sí misma.

La cinta señala la falta de solidaridad, empatía y compromiso, pero no hay personajes agradables —hasta los más positivos caen mal por falsos— y el espectador no encuentra con quién identificarse. También abundan los clichés y en mi opinión pudo ser más breve. Tiene a su favor que es divertida, con buenos chistes, lo principal en una comedia.

¿DÓNDE ESTÁ WILL FERRELL?

Ahora que McKay atrajo los reflectores aprovecho para recomendar lo mejor de su obra (accesible en Netflix y Amazon Prime). En mancuerna con Ferrell hizo una excelente comedia de humor negro disparatado, que arriesgadamente cruza el pantano del mal gusto, sin manchar su plumaje. En primer lugar destaco la serie del periodista ficticio de un noticiero de los setenta, Ron Burgundy, y sus reporteros freak: Anchorman y Anchorman 2. Por su parte, Policías de repuesto tiene el mérito de tratar de forma ligera, con tintes de comedia de acción, el fraude y el robo de pensiones. Ferrell y Mark Whalberg son policías de escritorio que salen a las calles. La misma pareja protagoniza Guerra de papás, sobre un padre adoptivo que compite contra el biológico por el cariño de su hijo.

Casa de mi padre es una sátira gringa del cine mexicano y está hablada totalmente en español. Es quizá la mejor cinta de la mancuerna Diego Luna y Gael García (luego de Y tu mamá también). Se nota que realmente se divirtieron interpretando sus personajes.

En fin, que con Don’t Look Up, McKay encontró el equilibrio entre el chiste burdo y la crítica corrosiva, apoyado en un acertado reparto y magníficas actuaciones. Ojalá continúe por esa senda.