Pensamiento y lenguaje

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Pensamiento y lenguaje
Pensamiento y lenguajeIlustración: Igor Kisselev / shutterstock.com
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¿Hay alguna forma de pensamiento más allá de las palabras? En torno a esta pregunta rectora se ha desarrollado una discusión intensa, con puntos de vista que provienen de los campos de la filosofía, la antropología, la mitología, la historia de las religiones, la literatura, el budismo Zen, la psiquiatría, el psicoanálisis, la psicología del desarrollo y, en fin, las neurociencias.

El abordaje del pensamiento como tema científico ha suscitado debates y desconciertos. En su libro Neuropsychiatry, Neuropsychology and Clinical Neuroscience, el científico Rhawn Joseph revisa el desarrollo del cerebro para explicar la evolución del pensamiento durante la más temprana infancia, hasta llegar a la interiorización del discurso, que significaría un momento crucial en la génesis de ese monólogo interior que James Joyce exploró en la narrativa.

En síntesis, la exposición del Dr. Joseph afirma que, al pensar, un individuo puede utilizar imágenes visuales, musicales, olfatorias, táctiles, y también emociones. Pero el pensamiento generalmente es un discurso privado, que puede escuchar sólo uno mismo. Al pensar, el sujeto organiza información, con el objetivo de entenderse mejor a sí mismo. Pero actúa a la vez como audiencia y orador. ¿Quién le explica a quién? El sujeto tiene la necesidad de explicarse cosas, recordar y decirse ideas a sí mismo, en voz alta o en silencio. ¿Por qué necesitamos explicarnos las cosas a nosotros mismos?

LA HIPÓTESIS DE JOSEPH nos dice que el pensamiento suele funcionar como un medio para interpretar señales neurobiológicas generadas en estructuras cerebrales no-linguísticas, a fin de que el organismo en su conjunto —la persona— pueda ganar entendimiento en virtud de la actividad de las regiones lingüísticas del cerebro, que lo enlazan con el mundo de la cultura y las relaciones humanas.

¿Cómo es la maduración del sistema nervioso durante los primeros años de vida? ¿Qué implicaciones tiene esto para el desarrollo del pensamiento? En el recién nacido, los estudios de metabolismo cerebral han mostrado niveles elevados de actividad en el tallo encefálico, con bajos niveles de actividad en la corteza cerebral, la cual comienza a activarse en mayor grado hasta el primer año de edad. ¿Cómo es el lenguaje del lactante a los tres o cuatro meses? Sólo emite vocalizaciones de naturaleza emocional y melódica. El tono de los balbuceos transmite malestar o bienestar, y comunica a la madre estados que protegen o amenazan al lactante.

El deseo de expresarse a través del llanto, la canción o el habla, requiere al parecer de la corteza del cíngulo anterior, y los impulsos nerviosos del cíngulo son procesados por el hemisferio derecho, ulteriormente, para generar la variación melódica de los balbuceos. El balbuceo del lactante es un recurso fascinante para el oído adulto, tan simple y enigmático como el canto de los animales. A la cualidad melódica del discurso que se corresponde con los estados emocionales se le conoce como prosodia. Cuando un paciente adulto tiene una lesión en el hemisferio derecho puede manifestar un estado de disprosodia, o sea que puede perder la melodía de la voz y quedar condenado a la comunicación monótona. A veces la lesión provoca amusia, es decir, una incapacidad para expresar o interpretar sonidos musicales. La musicalidad de la voz humana tiene una estrecha relación con la actividad del hemisferio derecho. El doctor Enrique De Font-Reaulx ha narrado el caso de una paciente que no podía hablar al salir de su cirugía cerebral por una lesión del hemisferio izquierdo, pero podía cantar.

El pensamiento verbal –Según VIgotski y Piaget–, corresponde a la aparición del discurso egocéntrico, alrededor de los tres años

Las vocalizaciones se transforman mediante procesos de imitación y asumen gradualmente características secuenciales, es decir, se fragmentan en unidades ordena-das dentro de la dimensión temporal. Durante la formación de sílabas, el balbuceo musical y emocional del lactante adquiere puntuación, segmentación, secuenciación; aparecen las vocales y las consonantes. Estos cambios del desarrollo coinciden con el desarrollo plástico de las estructuras del lenguaje ubicadas en el hemisferio izquierdo, es decir, de las áreas de Broca y Wernicke, y sus interconexiones. El lenguaje adquiere las características que impone el hemisferio izquierdo: es gramatical, temporal y secuencial.

DE ACUERDO CON LAS TESIS de Lev Vigotski y Jean Piaget, el pensamiento verbal suele presentarse durante una tercera etapa en el desarrollo del lenguaje: corresponde a la aparición del discurso egocéntrico, alrededor de los tres años de vida. Se trata de una forma de discurso verbal dirigido a uno mismo, un monólogo en el cual los niños hablan consigo mismos, comentan y explican su juego, generalmente después de realizarlo.

Para realizar esto, el niño ha tenido que integrar su experiencia del mundo mediante esquemas sensoriales y motores, que unifican acciones diversas y pueden considerarse conceptos prácticos. Después, con la aparición del lenguaje, ha tenido que traducir todo lo que sabía en esquemas, para acomodarlo en el mundo de los conceptos. El hecho sorprendente es que comenzará a explicar también sus propios actos. Así aparece el discurso egocéntrico, este curioso monólogo que un sujeto establece consigo mismo cuando aprende a pensar en palabras.

El discurso egocéntrico primero está exteriorizado y ocurre solamente tras la acción. Esto puede deberse a que la parte del cerebro que trabaja con palabras (el hemisferio izquierdo) no tiene, en principio, acceso directo al plan conductual o a la motivación subyacente, que podría ser generada, a su vez, por estructuras prelingüísticas o no-lingüísticas, como el hemisferio derecho o el giro del cíngulo. La comunicación entre los hemisferios derecho e izquierdo es pobre a los tres años y limitada a los cinco, debido a que la maduración de la estructura que conecta los hemisferios (el cuerpo calloso) es muy lenta.

Al inicio, el niño dibuja una imagen y después la explica. Cuando crece, pinta y explica la imagen de manera simultánea. Al final, anunciará primero lo que va a pintar y luego realizará la imagen. Conforme el cuerpo calloso madura, el hemisferio izquierdo recibe señales biológicas más rápidamente; el niño que las recibe de manera interna es capaz de decir lo que va a hacer, sin tener que hacerlo primero para poder decirlo.

Tras su aparición y elaboración iniciales, el discurso egocéntrico empieza a internalizarse, y se hace cada vez más encubierto conforme el niño crece. La internalización puede estar influida por la presión social constan-te durante la infancia, que nos demanda callar o esperar nuestro turno si decimos algo inapropiado mientras los adultos hacen uso de la palabra. Una vez que asimila el discurso egocéntrico, el niño ha aprendido a pensar en los términos de una organización temporal y secuencial: ha generado el pensamiento verbal. Y este discurso privado mantiene su función original: la comunicación con uno mismo.