La cantante española Rosalía ha dado un salto al vacío para un experimento orquestal y místico en su nuevo disco LUX, que presenta como un viaje sensorial en el que demuestra lo universal de la música, ya sea desde poner en diálogo aspectos de la música clásica y ópera con otras modalidades musicales, como el pop o el flamenco, o cantando en español, catalán, portugués o alemán, entre otros más.
Ayer se lanzó su nuevo álbum, que generó un sinfín de expectativas a partir del estreno del sencillo “Berghain”, en el que no sólo colaboró con Björk e Yves Tumor, sino que hizo lucir en todo su esplendor a la Orquesta Sinfónica de Londres y al coro, al tiempo que ella ofreció una voz que emulaba a las cantantes de ópera.
- El Dato: En el disco también participan el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana y la Escolania de Montserrat, uno de los coros infantiles más antiguos y prestigiosos de Europa.
El álbum, de principio a fin, es una experiencia que te pide parar cualquier actividad para sentir cada uno de los temas, de esta manera, Rosalía nos saca del caótico y abrumador mundo actual.

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Comienza con “Sexo, violencia y llantas”, que en un inicio presenta sonidos del piano y chelos, a los que luego se agrega música electrónica. Después continúa con “Reliquia”, en el que resaltan los violines para luego dar paso al piano y a un sonido experimental. En este último tema, Rosalía habla de sus múltiples pérdidas, de las “reliquias” que ha dejado en cada ciudad: un mal amor en Madrid, por ejemplo.
El material sigue con “Divinize”, en el que canta en catalán y resaltan las guitarras, ofreciendo desde sonidos experimentales hasta guiños a los palos del flamenco. En “Porcelana”, aunque nunca deja a la orquesta, se escuchan unas palmas flamencas. También recuerda a los recursos que usó en el disco Motomami.
Mientras que en “Mio Cristo Piange Diamanti”, que canta casi a capela en italiano, uno puede imaginar a Rosalía interpretando el tema en la Capilla Sixtina. Casi al final, un piano hace el enlace con la música clásica.
Otra colaboración que hace es con la agrupación de origen mexicano radicada en Estados Unidos, Yahritza y su Esencia, en la canción “La perla”. En este tema de desamor, la vocalista complementa perfectamente a Rosalía. “Tienes el podio de la gran desilusión”, “te harán un monumento a la deshonestidad” y “la fidelidad es un idioma que no tendrá” es parte de la letra en la que también la intérprete mete una voz en off suya.
En LUX, Rosalía también habla de su desesperanza hasta el punto de desear un “Mundo nuevo”, como titula a esta canción en la que deja que la orquesta se luzca.
En contraste, en “De Madrugá” suena más festiva y vuelve a las palmas del flamenco, pero también canta en español y ucraniano. En “Dios es un Stalker” sigue honrando a la música tradicional española, pero casi al final cambia a un interesante sonido que se desprende del piano. Aquí nos dice que es “dueña del mundo y de las ideas”.
Por su parte, en “La Yugular” inicia con una guitarra melancólica y luego introduce una voz en off en inglés.
Y ya para “Sauvignon Blanc”, Rosalía nos dice que ya no tiene “miedo al pasado”, mientras destacan las sonoridades de los violines.
Mientras que en “La rumba del perdón”, deja los guiños a las raíces de la tradición española y regala toda una oda a esta música, acompañada de Estrella Morente (heredera de un importante linaje flamenco) y Silvia Pérez Cruz (una de las voces de la música contemporánea española).
En dicho tema, la intérprete también deja varias reflexiones: “La que se muerde los puños de rabia y la rabia la muerde a ella… cuando el poder pesa más que el amor…”.
En “Memória” se deja acompañar por Car-minho, una de las voces más profundas del fado portugués, con quien regala uno de los temas más emotivos del disco. “Si la falta de pasado es el olvido, cuando muera sólo pido no olvidar lo que he vivido”, canta Rosalía en español, pero también la letra es en portugués.
LUX cierra con un tema en el que Rosalía habla de la muerte, al tiempo que introduce un coro como en una misa de réquiem. “Aunque otro navajazo me he llevado de la vida, ella a mí me desarmó y yo le estoy agradecida; lanzará azúcar morena sobre mi ataúd”, reza la letra de esta canción. Con este disco demuestra que vale la pena dar saltos al vacío y lanzarse a lo desconocido.

